Capítulo 8

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Taeyong ayudó a Jeno con sus bloques, sonriendo cuando Jeno fue capaz de reconocer y nombrar casi todas las letras.

―¡Buen trabajo!

―Buen trabajo ―Repitió Jeno ―¿Galleta?

―¿Qué tal un paquete de pasas? ―Fue a la cocina y cogió un paquete de pasas, dándosela a Jeno en la mesa de la cocina ―Cuéntalas y dime cuántas tienes ―Sugirió.

Se recostó contra la encimera, mirando como Jeno contaba lentamente las pasas, lo suficientemente atento como para corregir y ayudar a Jeno, una vez que se estancó en seis.

Una parte de su mente iba a mil por hora. Le había dado una mamada a Jaehyun. Había chupado la polla de su jefe. Y quería hacerlo de nuevo. Había estado esperando toda la mañana a que Jaehyun bajara. Finalmente, escuchó sus pasos en la escalera, oyó el silbido de Jaehyun y su polla se removió con impaciencia en sus pantalones vaqueros.

―¡Nadie fue a despertarme!

―¡Papi Jae! ―Jeno fue corriendo hacia Jaehyun antes de que Taeyong dijese algo estúpido como: 'me ofrezco como voluntario para ese puesto.'

Jaehyun levantó al niño, lo besó en la nariz ―Buenos días, hijo. Tae. ¿Cómo está la señorita Seulgi?

Le dio una cálida sonrisa a Jaehyun, regañándose por actuar como un adolescente histérico ―Está bien ―Ella se balanceaba, medio dormida.

―Y tú ¿cómo estás? ―Los ojos de Jaehyun eran muy cálidos.

―Estoy bien ―Enamorándome poco a poco, sin importar lo tonto, estúpido o peligroso que era.

―Excelente ―Jaehyun lo miraba como si fuera el centro del universo.

Wow.

Se encontró sonriéndole adorablemente a Jaehyun.

―¿Quieren algo increíble para el almuerzo o... ―Esos lindos ojos revoloteaban―...iremos a comer hamburguesas y a jugar en los castillos inflables?

―¡Castillo inflable! ―Taeyong y Jeno gritaron juntos.

―Bueno, ¿Qué estamos esperando?

―¿Necesitas comer algo antes de irnos? ―También era necesario preparar la bolsa de Seulgi, asegurarse que contenía un biberón, varios pañales, de los que esperaba no tener que ocuparse, un par de botes de zumo y algunos aperitivos para Jeno, un cambio de ropa para ambos niños por si acaso...

―Voy a tomar una taza de café. Tengo la pañalera y la mochila de Jeno listas.

―Oh, wow, ¿de verdad? ―Era impresionante, no tenía que preocuparse por eso. No es que le importara, en realidad, pero era genial tener otro par de manos y otro adulto pensando en esetipo de cosas ―Genial. Estamos listos para irnos, entonces.

―Perfecto. Pensé que podríamos caminar, comer hamburguesas en Dave y luego, la diversión está sólo una manzanamás abajo.

Jaehyun bajó a Jeno ―Ponte los zapatos y déjame tomar una taza de café.

―Suena perfecto ―Taeyong fue en busca de sus zapatos, sintiéndose tan feliz, como sí realmente fuera un miembro de la familia y no sólo el niñero. Y Jaehyun lo había incluido antes de que... se liaran. ¿Esto significaba que habría algo más, después de lo que pasó?

Entró en la cocina, deteniéndose al ver a Jaehyun bailando con Seulgi en una mano y el café en la otra. ¡Oh Dios! Al verlos su interior se calentó y su corazón latió un poco más rápido. Definitivamente estaba enamorado de Jaehyun, y verlo así, hacía que fuese más fácil dejarse llevar.

Ella se reía, el sonido puro de la felicidad, y Jaehyun sonrió ―Eso es, bebé. Vamos a salir a jugar.

―Es un encanto, ¿No? ―Sonreía con tanta fuerza que casi le dolía.

―Es increíble ―Jaehyun bailó hacia él, depositando un suave beso en su boca ―Buenos días, Tae.

Nadie lo había llamado Tae antes, salvo Jaehyun.

Se lamió los labios, dándole a Jaehyun una cálida sonrisa ―Buenos días ―Y lo eran. Era una mañana muy buena

―Si.

Seulgi se giró y lo sujetó de la camisa con su pequeña mano, no dejó de agarrarlo ―Oye, niña bonita ―Se quedó allí, cerca de Jaehyun, haciendo muecas al hermoso bebé. Ella balbuceaba y se movía, coqueteando con locura. Iba a ser una rompecorazones.

―¿Estás tratando de robarme a Tae, pequeña?

―No hay robo, ella ya tiene mi corazón. ―Sonrió ―La única chica que lo ha logrado ―Bueno, también amaba a sus hermanas, pero eso era diferente, Seulgi no era un pariente.

―¿Ves? Eres mágica ―Jaehyun hizo una suave pedorreta en el pequeño cuello, que la hizo chillar. Ese sonido atrajo a Jeno en un instante.

―¡Yo también, papi Jae!

Taeyong se echó a reír. A Jeno le encantaba que le hicieran pedorretas. Jaehyun le entregó a Seulgi y comenzó a acechar a Jeno, concentrándose en el juego. Taeyong continuó riéndose mientras los seguía lentamente. Era tan bueno, ver a Jaehyun relajarse y jugar con los niños. Era increíble la forma en la que ellos se estaban convirtiendo en una familia. Era mucho más de lo que alguna vez había esperado cuando decidió convertirse en niñero.

Tomó el suéter de Seulgi y la mochila, colocándolo dentro. Ella se reía y se balanceaba, la dulce niña, casi siempre de buen humor, si no tenía hambre, cansancio o necesitaba un cambio de pañal.

―Está bien, vamos, chicos. Me muero de hambre ―Jaehyun cogió a Jeno.

―¡Creo que deberían comer hamburguesas de rana!

―¿Crees que comiendo hamburguesas de rana empezaríamos a saltar por todas partes? ―Taeyong preguntó. Saltar era una de las actividades al aire libre que Jeno amaba.

―¡Saltar! ―Eso era lo que estaba haciendo. Rebote. Rebote. Rebote. Saltaba en los brazos de Jaehyun, sus pies por encima de las bolas de Jaehyun. Taeyong hizo una mueca, esperaba que no sufrieran ningún daño, quería encargarse de ellas. Dios, estaba perdido. Desde el principio le había parecido guapo, pero la forma en la que se sentía ahora lo sorprendía bastante.

Jaehyun acomodó a Jeno más arriba mientras luchaba para sacar el cochecito del garaje ―Es un día hermoso.

―Lo es. El mejor día de mi vida. ―Taeyong estaba prácticamente saltando, por el amor de Dios.

―Lo sé, Tae. Lo de anoche fue fabuloso.

Oh. Sí. Sonrió aún más, asintiendo ―Sí, sí, lo fue.

Jaehyun lo miró, le dedicó una ardiente sonrisa. Taeyong le sonrió en respuesta.

Estaba en muchos y jodidos problemas.

Dad | JaeYongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora