―El último pedido ―Joder, estaba cansado.
Las dos últimas semanas habían sido brutales, entrenando al nuevo chef, intentando pensar, lidiando con el inspector de incendios y la policía.
Sabía que JungWoo había provocado el incendio. Lo sabía, pero no había ninguna evidencia sólida y JungWoo estaba jodidamente desaparecido. Desaparecido. Como si se hubiese esfumado. La policía estaba hablando sobre búsquedas y esas mierdas, pero Jaehyun conocía a JungWoo. Había dado su opinión. Y sería la última que diera sobre esto.
Jaehyun ayudó a Wendy a sacar el último salmón y luego suspiró.
Agotado. Estaba agotado.
Podía sentirlo en su alma. JungWoo no regresaría.
―Tienes un visitante ―Le dijo Taeil al entrar, Taeyong caminaba tras él ―Algo acerca de llevarte a casa.
―Bueno... ―Lo miró, sonriendo de nuevo ―Taeyong. Chicos, él es mi pareja.
Le encantaba la forma en la que el rostro de Taeyong se iluminaba cuando decía ese tipo de cosas.
Taeyong saludó ―Hola.
Todos ellos lo saludaron, Kun se acercó a estrechar la mano de Taeyong ―Me alegra conocerte. Lamento ver a Jaehyun marcharse.
―Estoy seguro de eso, es un chef increíble ―Taeyong le sonrió a Kun y estrechó su mano.
―Lo es.
Jaehyun sonrió ―Cállate ―Ya habían tenido su fiesta de despedida, ahora era el momento de irse.
―Es la verdad ―Taeyong le mostró una sonrisa ―Vamos. No estoy seguro de que esté legalmente estacionado.
Asintió, miró a su alrededor al restaurante. Había pensado que iba a tener esto para siempre. Siempre.
―¿Estás bien? ―Taeyong le preguntó en voz baja.
―Sí. ¿Cómo están los niños? ¿Condujiste hasta aquí?
―Los niños están bien. Y sí, lo hice. Quiero llevarte a cierto lugar ―Taeyong había aparcado en el callejón detrás del restaurante ―Aunque puedes conducir ahora, si quieres.
―Está bien. Vamos.
Había dejado el coche con Taeyong el fin de semana pasado, para que los niños y él pasearan por los alrededores en busca de casas y Jess lo había estado llevando al trabajo, y tomaba taxis para regresar a casa por las noches.
Taeyong los llevó a la carretera y salieron de la ciudad ―Así que, ¿Cómo se siente?
―Extraño, pero bien ―Probablemente no procesaría todo hasta más tarde ―Déjame mandarle un mensaje a Jess y hacerle saber que no voy.
―Lo sabe ―Taeyong le dio una sonrisa ―Tengo tu maleta en el maletero.
―¿Sí? Guau. Bueno. ¿Los niños están ahí, también? ―Bromeó. A veces la eficiencia de Taeyong le daba miedo.
Taeyong se rió ―No. Ellos están a salvo con Irene y SuHo.
Pasaron la mayor parte del viaje en silencio, un silencio cómodo, amigable, pero cuando llegaron al desvío, Taeyong no lo tomó.
―¿Tae? Amor, pasaste el desvío.
Mostró otra sonrisa ―Así sería, si fuéramos a la casa de Irene y SuHo.
―¿A dónde vamos?
―A la pensión en la que nos alojamos. Pensé que sería bueno tener una noche para nosotros y tenemos que hablar.