El evangelio de René

85 5 1
                                    

— ¡No sabés lo que era! Ese rezaba de rodilla; pero no por mandato, sino porque le gustaba la posición. Vos me entendés, ¿no? Se hacía el santito y era flor de garca. Con mi Judy, éramos muy felices. Nos escondíamos, sí, porque viste cómo era. Una sociedad poco deconstruida, pero estábamos muy bien.

Cuando apareció ese con su grupito de once y el infumable de Peter, yo me las vi venir. Para mí que esos dos también... Vos me entendés, ¿no? Cuando llegaron, Judy se puso como loco cuando lo vio y empezó a ir donde él iba. "Viste esa barbita" me decía y yo le sonreía para que no viera mis celos. De un día para el otro, empezó a ayudarlos con las puestas en escenas que hacían. Pero todo llegó al límite cuando hicieron que mi Judy se disfrazara de Lázaro y saliera de la cueva donde el pobrecito estaba sepultado. "Lázaro levántate y anda", le tiró y el otro pavo salió haciéndose el zombi. Los tontos del pueblo estaban como locos y le creían todo. Yo no lo podía ni ver.

Después del casamiento, cuando supuestamente transformó el agua en vino, todos terminaron re borrachos. ¡Imagínate! Con la cantidad de vino que apareció el tonto ese, chuparon hasta que no dieron más. Peter vomitó todo. Otro que se hacía bien el santito. Yo me volví temprano porque me dolía la cabeza. Ya no podía ver cómo todos le chupaban las medias. "Gracias por el vino", le decían los novios y yo pensaba

: "Hubieran comprado, ratas". Así que me fui. Judy estaba con ese grupito y yo ahí sentado, ni la hora me daba.

A la noche, me empecé a preocupar porque mi Judy no llegaba. Como andaba con esa mala junta, pensé que le podía haber pasado algo y salí a buscarlo. ¿Para qué salí? El que busca encuentra. Vos me entendés, ¿no? Cuando llegué a los olivos, ahí me encontré a mi Judy con ese mechudo meta tuqui tuqui. ¡No sabés el escándalo que les hice! Lo arañé entero. Te puedo asegurar que entre mis uñas y los latigazos que le dieron, prefiere los latigazos.

Después de esa noche, ese agarró a la tontita de Mary y le dijo: "Yo te perdono, pero hacé como que somos pareja. No trabajés más, yo te pago más que todos juntos". A ella le convenía, entre atender a varios y atender a uno solo. Encima con esos contactos, ¿te imaginás? Así que cuando se empezó a rumorear lo de mi Judy y él, salió la mosquita muerta a decir que no podía ser porque ellos eran pareja desde hacía tiempo.

Imaginate cómo estaba mi Judy. Yo lo eché. Tonta sí, pero cornuda, no, mi amor. Así que vía. Cuando llegó, le junté sus cosas y a la calle. El otro negó todo en la cena esa con su grupito y él se quedó solo. Empezó a tomar sin control, se enojó, se fue y habló con Don Poncio. El resto es historia.

Todos los de ese grupito, incluido la zorra de Mary, subieron y a mi Judy lo mandaron para abajo. Por supuesto que a mí no me iban a dejar entrar, no sea cosa que le vaya a contar al padre lo que hacía el nene. Para bajar no había hecho nada malo, así que me dejaron acá condenado a la soledad y vagando eternamente de aquí para allá.

15 NOCHES DE FANTASÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora