Capítulo 19

68 7 7
                                    

                          ***

— Aló? ... Qué?... No es posible! Ese no era el trato que teníamos!...No, espere! Qué quiere? ... no, eso jamás!... Pero es mi hija! No, no cuelgue! Yo...  Maldición!!!

— Señor, sucede algo?

— Nada, Jeeves, no es nada.

— Señor, tengo años al servicio de la familia Desmond, sabe que puede confiar en mí y contar conmigo para lo que sea.

— Es verdad, has sido leal a mí y a mí familia...

— Para mí es un honor hacerlo.

— Entonces, creo que puedo confiarte una tarea importante.

— Estoy a sus órdenes.

— Necesito que vuelvas a la mansión, necesito que redobles la seguridad, mi hija necesita el doble de escoltas.

— Sí señor, pero a cual de las dos?

— Claramente, me refiero a mi heredera, hablo de Damaris, de quién más?

— Ah claro, señor, solo que como son dos chicas, pensé que se pudiera referir a la jovencita Anya.

— Ah sí, Anya...ordena también seguridad para ella, aunque se que se queda en los dormitorios de Edén, y es mejor así, pero si llega a salir, entonces que tenga seguridad también.

— Por supuesto señor, mañana temprano viajo de vuelta a Ostania.

— Perfecto, entonces ve y descansa.

— Gracias señor, buenas noches.

— Buenas noches.... Sea como sea, no permitiré que hundan nuestro apellido *suspiro* Damaris, eres la única esperanza para el apellido Desmond...

                         ***

— Si? ... Dime... En serio?... Perfecto, entonces preparen mi habitación iré mañana a la mansión... qué? explícate! ... Ya veo, entonces iré el siguiente fin de semana, eso es todo?...  Quién? Ah sí, claro, pues, siempre y cuando no suceda un desastre no importa lo que haga...ahora sí es todo? ... Bien, adiós! Esa mocosa...que no se le ocurra entrar a mi habitación o ya verá!

— Damaris... estás bien?

— Eh?... Tsh... No Karly, no estoy bien.

— Que pasó? Por qué estás tan molesta?

— Esa mocosa, que vive en mí mansión!

— Te refieres a tu hermana?

— Ah... Sí, claro, ella.

— Damaris, por más que sea es tu hermana, no tienes de otra que aceptar que no eres la única hija. Ella es la menor, debes cuidar de ella.

— Cuidar de ella, dices? Jajaja no me hagas reír que no quiero. Además, ella solo es una invasora, yo era bastante feliz antes de que llegara ella, solo un reemplazo barato...

— Reemplazo? Pero si tú no estás muerta, a quien va a reemplazar? Jajaja Damaris, deja el drama, nadie te va a quitar el puesto de la Primera Hija.

— Dije reemplazar?... Eh, claro, tienes razón, yo sigo... viva.

— Hum?

— Ella en realidad es lo un pequeño fastidio insignificante, nada por lo que me deba preocupar, así que tienes razón, estoy haciendo drama por cosas innecesarias, ya incluso estoy pensando en ella más de lo necesario. Por eso mejor subiré a mi habitación a estudiar.

— Sabes, no está mal que un día de estos visites a tu hermana, de todas formas ambas se quedan en los dormitorios de Edén.

— Lo sé, pero no es apropiado que un Académico Imperial, como yo, se acerque innecesariamente a esa área de niños. Puedo encontrarme con ella en la mansión cualquier día. Así que no, no iré. Iré a estudiar.

— Como quieras.

La mayor de los Desmond, subió al piso de los dormitorios para dirigirse a la habitación que compartía con su amiga. Al entrar, hiso cualquier cosa menos estudiar, ya que, ella ya había estudiado todo lo que debía hace tres horas antes. Solo fue a darse una ducha para relajarse y sentarse en el balcón de su ventana para observar el cielo oscuro de Ostania.

— Qué decepción Damaris, acaso te volviste sentimental? — hablaba consigo misma la peliverde—  Jaja eso es muy bajo. Acaso no recuerdas que desde ese día juraste no volver a demostrar tus sentimientos? Se lo prometiste, debes cumplir tu palabra, así honraras su memoria. Agh... Si sigues así de imprudente, diciendo cosas sin pensar, terminarás cometiendo un error. Un poco más y te verías obligada a contarlo. Nadie puede saber tu secreto, se lo prometiste a tu padre, además es muy doloroso de recordar. Por qué me siento nostálgica de pronto? Acaso... Que día es hoy? Ah! Ya veo... Tal día como hoy lo perdí, cierto ? perdí a la luz de mis ojos.

                          ***

Al día siguiente...

Anya y Damian, tuvieron un día común y corriente, como siempre, en la prestigiosa Academia Edén. Un día normal, lleno de estudios largos, aburridos pero a la vez interesantes. Siempre en compañía de sus amigos.

Al finalizar el día de clases, la pelirosa se apresuró a irse de la Academia, teniendo un permiso previo para eso, ya que en la tarde tendría una pequeña reunión con un muy fastidioso e irritante peliverde...

— Bienvenida a casa, señorita Anya! — dijo una de las sirvientas.

— Gracias. Prepararon las cosas que pedí?

— Porsupuesto, señorita! Todo está listo.

— Muy bien, iré a mi habitación.

— Va a almorzar?

— Sí, salí rápido de la Academia, no fui al comedor, por favor, cuando esté listo mi almuerzo, llevenlo a mi habitación, comeré allá.

— Como deseé.

La pelirosa, subió a su habitación, para despojarse de su uniforme y darse una ducha. Ya estando lista, con ropa más cómoda, tocaron la puerta de su habitación en señal de que su almuerzo estaba listo. Otra de las sirvientas se lo había llevado en una bandeja, y lo dejó en su escritorio.

Al retirarse la pelirosa fue, comió y después de haber llamado para que se llevarán la bandeja con todo. Se dispuso a prepararse para recibir a su invitado.

— Mm... Este se verá bien? No, es muy formal— dijo mientras se miraba al espejo.

— Quizas este se vea bien! Mm... Tampoco, demasiado casual, voy a parecer una plebeya sin clase.

— Tal vez este? No, no se ve apropiado.

— Que tal este? Menos, hace calor, esto no servirá.

— Puedo usar esto con esto... No, no está mal pero no me convence.

— Quizás este? No, no va con la temporada.

— Tal ves este? O este? Quizás esté otro? Puede ser esto? Mejor aquello! No, esto! Pero será? No! Sí? Tal vez? No lo sé!!! Aarrr!!!

Gritó desesperada la pelirosa hundiendose en una pequeña pero a la vez grande montaña de ropa.

— Por qué diablos es tan difícil escoger un atuendo adecuado para hoy??? Ni que esto fuera una ¿cita? Que rayos? Contrólate Anya! Solo van a hacer una tarea, no a tener una cita, qué importa qué ropa uses? De todas formas él es un plebeyo que no tiene idea alguna sobre moda, no se fijará en tu apariencia... O sí? Y si precisamente por yo ser de clase alta, sus espectativas esperan verme vestida como tal? Y si nota  que lo que sea que use se me ve mal? Y si no le gusta la ropa? Pensará que tengo mal gusto? No eso no puede suceder! Y si se decepciona? Hasta ahora solo me ha visto en uniforme, no en ropa casual, quizás... Oye, oye, oye... Por qué te interesa tanto lo que él pueda pensar? Ni que fuera quién? Maldición!!! Pero si me importa!!! Sí, quiero verme bien para cuando llegue, ok??? Está bien? Solo quiero ponerme algo que se vea decente y bien, apropiado para la ocasión para nada especial, pero igual, quiero ponerme algo adecuado!!! Es mucho pedir? — dijo volviéndose a tirar a en su montaña de ropa moviéndose y haciendo pucheros mientras se torturaba pensando en qué usar, hasta que una idea cruzó por su mente...

— Un momento! Ya sé!

Yo en tu Lugar (Damianya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora