¡Pobre iluso!

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Ni los cielos de Van Gogh se libran de nublarse. No reconozco al extraño del espejo, que observa de manera tan vacía, totalmente inexpresiva y ausente de alma. El amor siempre fue un perro, y por más que muerda juré no volver a ser carne para tal fiera, ¡pobre iluso!
Ni Kafka supo reflejar un cambio tan evidente como la metamorfosis de esta historia, condenada a un fracaso inminente.
¿Qué más quieres de mí? Rezo para que pase ya este maremoto que inunda mis mejillas y no seas más que otra de tantas cicatrices.




                        H. Márquez.

Como Los Cielos De Van GoghDonde viven las historias. Descúbrelo ahora