Ø𝚢ʙʜ

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"Bueno, ¿Piensas en mí así?"

"¿Pensar en ti cómo qué?"

"¿Qué soy el perro de César?"

Decidiste dar un paseo con Virgil después de que devolviste a Julia a sus aposentos para descansar.

"¿Por qué importaría mi opinión?"

Respondiste a su pregunta con otra mientras le sonreías inocente, pero tus ojos tenían un brillo burlón en ellos.

Antes de agarrar una de sus manos entre las tuyas.

La cara de Virgilio se calienta un poco.

Bien, te gusta verlos nerviosos.

Después de todo, la manzana no cae lejos del árbol, ¿Verdad?

La única diferencia entre tú y Cleopatra es que a ella le gusta el entretenimiento y el sexo.

Mientras que a ti solo te gusta el entretenimiento sin relaciones sexuales.

Estas reservando tú virginidad para alguien que la merezca, para tú marido.

"Tú eras su princesa, por lo que tú opinión es muy apreciada" te encoges de hombros.

"Me gusta tú forma de escribir, pero no me gusta Octavio", admites sin dudarlo.

"¿Por qué no? Él es bendecido por los dioses, él es el salvador de Roma, lo único que falta es un hijo que mantenga su nombre y continúe con su gran legado"

Te ríes de la clara admiración de Virgil por su emperador, antes de soltar su mano.

"Maldito sea y maldiga a quién siga con su legado con locura"

El poeta de cabello claro frunce el ceño confundido después de que pronuncies esas palabras con un tono suave.

"¿Por qué eres rencorosa, princesa?"

"¿Lo soy?"

Después de está pregunta, sigue el silencio mientras juegas con la flor en tu mano, arrancando todos sus pétalos hasta que se quedó sin pétalos.

"Dime, Virgil,¿Estás casado?"

"No" te ríes de la respuesta.

"Hmm... incluso los hombres bonitos como tú no se casan" tareas antes de tirar el resto de la flor.

"¿Crees que soy guapo?"

"No, dije 'Bonita', hay una diferencia, tienes algo de feminidad para..." colocas dos dedos debajo de su barbilla.

"...tu apariencia"

Virgil se inclina hacia tú toque, tratando de besarte, pero levantas tus dos dedos hacia sus labios para evitar que lo haga.

"No podemos besarnos ni tener intimidad entre nosotros"

El porte muerde y se aleja de tí, pero sus ojos siguen fijos en tí.

"¿Por qué?"

"Porque temo que puedas gemir el nombre de César en mi cama" bromeas a él.

"¿Y por qué gemiría mi nombre?"

Virgil observa como cambias tú recatada y juguetona cuando te das la vuelta para mirar al hombre del que estaban hablando.

"Saludos, mi emperador" Virgilio inclina la cabeza por temor a que Octavio haya escuchado su conversación.

"Nada, debes haber oído mal" mientes, agarrando tú vestido.

"Hablaremos más tarde, por ahora, estás despedido, Virgil"

"Como desee, su alteza"

El poeta se escabulle y te deja a solas con Octavio.

"Realmente eres una puta" suspiras y miras hacia otro lado.

"Estaba tratando de divertirme, nada más que un juego de palabras burlón"

Sus ojos se estrechan levemente ante tú oración, listo para estrangular te hasta la muerte.

Octavio desprecia tú comportamiento inapropiado, pero sabe que no has llegado muy lejos.

Tenía informes de que no tenías ningún tipo de amante, solo te rodeabas de familia y deber.

Pero, Octavio te quiere para él.

"Puedo proporcionarte más privilegios" le levantás una ceja.

"¿A cambio de qué?"

Sus ojos escanean tú cuerpo de pies a cabeza, haciéndote sentir expuesta.

"Tú decides" tragas saliva.

"¿Y si no quiero esos privilegios?"
preguntas.

"Entonces tomaré los que te han ofrecido libremente"

Hija De Cleopatra|¡Dark! ¡Romanos x Princesa! Lectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora