la maldicion

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—¡Alto!.-gritaba a todo pulmón aquel guardia en brillante armadura, sosteniendo su noble lanza de plata.-¡ustedes dos alto!.

Comandante de las fuerzas armadas, con brillante armadura guiando el camino de sus demás compañeros en sus corceles, determinación en su rostro, dispuesto a detener a esos dos forasteros felinos los cuales habían venido a interrumpir la paz dentro de la joyería del pueblo. No quitaba sus ojos marrones de aquella sombra naranja y aquella sombra negra enmascarada, figuras que por más esfuerzo que hizo acabaron perdiéndose en su visión.

tras un exitoso hurto junto a su enamorada Kitty, el Gato con botas huía de aquella “policía” con gracia, dando elegantes piruetas y saltos  cuando esquivaba los trinches y flechas que estos mismos le tiraban. Tomaba a la gata bicolor de su patita con fuerza, no quería dejarla atrás. Kitty no podía dejar de sonreír emocionada, no era la primera vez que ella hacía este tipo de cosas, de todas maneras ella era conocida no solo por ser el verdadero y único amor de Gato,sino por ser también la mejor ladrona del lugar.

Cuando él la veía, aun cuando ocultaba su bello rostro bajo aquella máscara verde, solo caía más por su alocado romance, por el deseo de vivir su última vida con ella y por verla portar su anillo en el futuro.

—Malditas bolas de pelo, los mataré a ambos y los usaré de calcetines!.-seguía exclamando el comandante.

—¿¡Ah sí?!.-la voz femenina de la gata bicolor se escuchaba burlona y orgullosa.-tener animales puestos no es buena manera de hacer amigos, pedazo de carne con patas!

iracundo por aquella respuesta, el guardia lanzó con todas sus fuerzas aquella lanza de plata, pero aquellos dos ladrones la esquivaban en un abrir y cerrar de ojos, dejando a esta pegada contra una pared cercana. Los delincuentes no tardaron en tomar esto como una oportunidad, había sido divertida la persecución, pero se estaban agotando.

—¿escapamos? .-pregunto la gata enmascarada, viendo coqueta a su pareja.

el gato atigrado no hizo más que sonreír y tomarla de su cintura fuertemente, Kitty en respuesta se sujeto también de él:
—con gusto, señorita mía.-beso sus labios en un destello.

Saltaron sobre aquella lanza y se impulsaron hacia el techo, donde siguieron corriendo lejos. Sólo pudieron quedarse con las maldiciones y gritos de aquellos guardias mientras más iban corriendo.  Hasta que ya no hubo nada de lo que huir.

—¡bravo!.-Kitty canturreo coqueta y aplaudiendo triunfante.-así es como se hace, papi!.

—si eres una gatita muy mala.-Gato le señaló entre risas relajadas.

Gemas, joyas y oro venían cargando en sus sacos de tela. Nunca los iban a tomar con vida, llamarían sus disque criminales una obra de arte, enamorado estaba Gato de ella y ella estaba segura de que también lo amaba a él. Él le escribía poemas de su puño y letra y ella le dedicaba canciones de 4 y 40.

Siguieron celebrando hasta llegar a su guarida, el lugar que solo ellos conocían, donde pasaban las noches comiéndose a besos entre suaves ronroneos y planificando sus aventuras. Disfrutaron de su motín al ritmo de la clasica musica, probándose divinos brazaletes,coronas y collares, contando todo el dinero que habían conseguido y que se iba a unir a la montaña de oro que había en una esquina, les bastaba, sobre todo para todo lo que sucedería al siguiente dia.

—ehem.-Gato aclaró su garganta para ser escuchado.

Sobre aquel saco de arroz que ahora estaba lleno de esponjoso algodón, Kitty se encontraba viendo su patita derecha, como esta estaba decorada ahora con un brazalete  recubierto de rubíes, otro hecho de cuencas de perlas y en dos de sus dedos había dos anillos, ambos de paladio.

Malefico||°Kitty x La Muerte°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora