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Parecía una noche tranquila, lo más tranquila que puede haber en Nueva York.

Una chica paseaba por las calles oscuras en dirección a su departamento cuando escuchó algo que le llamó la atención: a lo lejos, parecía a 2 callejones de distancia, una mujer se escuchaba discutiendo, tal vez la estaban agrediendo.

Esta chica sabía que la ciudad es peligrosa, así que prefirió tomar otro camino, no parecía ser nada grave, a parte un asalto por allí era de lo más normal.

Las cosas cambiaron cuando al dar unos pasos hacia la dirección contraria escuchó un grito desgarrador, parecía ser la misma mujer.

Su brújula de moral seguramente se volvió loca. Tenía 2 opciones: huir del problema a salvo, o acercarse e intentar ayudar y probablemente también salir herida.

Lo pensó demasiado, tanto que otro combo de gritos lleno ese vacío de la noche. Así que se decidido por una cosa, una cosa de la que probablemente se arrepienta después si sale mal.

Se giró de nuevo en esa dirección, temiendo lo peor.

Al llegar allí, no tenía palabras de lo sucedido. Una chica se encontraba en el suelo llena de sangre pero aún consciente y peleando por su vida, mientras una persona cubierta por una máscara y túnica con un cuchillo en mano la atacaba salvajemente.

Se había quedado inmóvil. No sabía que hacer.

No fue hasta que la chica en peligro miró hacia su dirección y gritó que parece que volvió a la realidad.

- Huye! No te quedes parada! Gritó la chica.

Ella reaccionó ante el grito, le llamó la atención que no pidió auxilio, sino que le gritó que huyera de allí. Su corazón se retorció.

El hombre de la máscara miraba hacia su dirección. Giró su cabeza, como si tratara de expresar alguna emoción y se acercó lentamente hacia la chica de pie al borde del callejón.

- Corre. Susurró hacia la chica que yacía en el suelo y que la miraba con incredulidad.

Parecía que era el fin. Se acercaba su final, todo por hacer su acción buena del día. No tenía ni siquiera la capacidad de salir corriendo, sus piernas temblaban.

El hombre enmascarado se acercaba lenta y espeluznantemente cuando la mujer ensangrentada se paró, levantó del suelo un tubo de metal al lado del contenedor de basura más cercano y sigilósamente caminó hacia ellos.

El tubo rebotó en la cabeza del enmascarado y se distrajo, el cuchillo cayó al suelo. La chica que en primer momento había preferido huir de un posible asalto ahora se encontraba corriendo directamente hacia un posible asesino para tirarlo al suelo. Y funcionó.

Mientras se reincorporaba, sintió una punzada intensa en la espalda. La persona de la máscara la acababa de cortar. Y nuevamente lo hizo en su pierna.

Unas luces que parecían de algún vecino se hicieron presentes. Antes de que se dieran cuenta, esa cosa había desaparecido.

- Wow! Que pasó? Estoy buscando ayuda! No se muevan! Dijo el hombre en pijama, quien torpemente volvía hacia su hogar para llamar al 911.

- Estás bien? La mujer llena de sangre se acerca gateando hacia la otra chica que se había recargado pesadamente en la pared. Parecía más preocupada por ella que asustada.

- Si, no es tan profundo. Le contesta mientras la otra se sienta al lado suyo.

- Yo soy la que te debería preguntar eso. Continúa hablando.

- Estaré bien. Me podrías prestar tu celular, no encuentro el mío. Sonaba exageradamente tranquila para lo que estaba sucediendo.

- Ehm, claro. Dudó por un momento pero accedió. Busca impacientemente entre sus cosas regadas por el suelo y le entrega su teléfono.

Ella observa mientras hace la llamada. También mira como la gente se empieza a acumular a su alrededor.

Termina su llamada y parece que se desvanece sobre su hombro.

- Oye! No te duermes, la ambulancia ya viene. La mueve un poco y abre los ojos.

- Mantente despierta. Ok?  Ya casi termina esto. Le intenta levantar los animos.

- Créeme, ésto solo empieza. Deberías irte. No sabe que responder.

- No te voy a dejar aquí. Espera, Cómo que acaba de empezar? No puede ignorar ese comentario.

- No te puedo decir. Vete! Insiste.

- Ni siquiera puedes mantener los ojos abiertos. No me voy a mover. Se mantiene firme. También siente sus párpados pesados pero se rehúsa a cerrarlos.

El tiempo pasa. Una patrulla llegó a revisar el perímetro, pero no llegaba la ambulancia.

- Cuál es tu nombre? Intenta sacarle conversación para que no se desmaye, el charco de sangre a su alrededor se vuelve más grande.

- Tara. Sale casi como un susurro.

- Un gran día para conocernos, Tara.

La ambulancia por fin había llegado, y con ella otra patrulla y un coche detrás.

- Dios, Tara! No! Un grupo de 4 personas se acercan a ellas, pero un policia los detiene.

Un grupo de paramédicos ayudan a levantar a Tara y la meten a la ambulancia.

- Puedes levantarte sola? Pregunta uno de ellos a la otra chica.

- Si. No hay problema. Mientras lo intenta sus piernas vuelven a temblar, por lo que recibe asistencia hacia la ambulancia, donde ya tienen a Tara recostada con suero por intravenosa y deteniendo su hemorragia.

La siguen revisando pero se pierde unos segundos, parece que ya ha perdido una cantidad considerable de sangre. A lo lejos alcanza a apreciar a las personas que le gritaban a Tara y a algunos vecinos hablando con la policía.

ScreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora