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||Capítulo Dos: Amargura, miedo y aceptación.

"Y cuanto más intensamente ames, más intenso será el dolor futuro"-Mathias Malzieu

Luzu despertó en una cama que no era suya, bastante incómoda y firme para su gusto.

El sol lo había ayudaddo a despertar ya que este le daba justo en sus ojos antes cerrados, pronto observo que la habitación en la que estaba era blanca, olía a productos de limpieza y las sabanas de la cama eran blancas.

Era tan vacía y estéril...

Seguramente estaba en un hospital, donde las habitaciones no eran más que blanco y no había algo alegre en estos lugares.
Pero no recordaba haber ido ayer a un hospital estaba con Quackity, ambos bromeaban, sonreían y después un dolor en su corazón.

La memoria pronto volvió, su corazón había fallado por segunda vez ese día, sabía lo que esto podía significar, se estaba enamorando.

Y eso solo lo llevaría a la muerte, porque su maldito órgano mecánico no está hecho para soportar sentimientos tan fuertes como el enojo o el amor.

-Veo que ya estas despierto-alzó la mirada en busca del hombre que pronunció estas palabras encontrándose así con Merlon, la voz de los dioses.

-Acabo de despertar-

-¿No quieres saber por qué tuviste un ataque?-una amarga risa salió de los labios del de ojos rubi.

-Usted y yo sabemos porque.-la amargura de sus palabras no era más que verdad.

-Luzuriaga, tu corazón no puede soportar tus sentimientos por el joven héroe.-no le tenían que recordar lo que ya sabía, pero ¿Como puedes dejar de amar a alguien como el?-Eso solo te llevará al colapso.

-¿Y cree que no lo se?-gruesas lágrimas llenas de una aceptación amarga y forzada, salen de esos ojos rojos.-¿No es injusto? Todos pueden sentir los que es amor excepto yo.

-Héroe Luzu, debería agradecer que puede vivir, es un milagro que estés vivo ahora mismo.-El nombrado agarro la sabana con fuerza, su corazón, no, su reloj estaba agitado, el tic-tac sonaba extraño.-Su corazón a sufrido graves daños, ningún doctor puede ayudarlo, prácticamente tuvo que ser un relojero quien compusiera su corazón.

Aunque no era un corazón, era un reloj, un jodido reloj, porque el no podía ser normal, el jamás amará, porque la parte más importante de su cuerpo es una maldita máquina que jamás deseo.

-¿Entonces que pasará?-ya no importaba el porque de las cosas, ya estaba hecho, su órgano artificial le ha fallado una vez más.

-Lo mejor será que se aleje del joven Quackity durante un tiempo.-

-¿Cuanto tiempo?-mordió su labio inferior, se sentía tan impotente.

-El que sea necesario para que desaparezcan sus sentimientos por el.-sabía que el anciano sólo quería ayudar, pero no puedes ayudar a alguien que no quiere ser ayudado y Luzu era ese alguien.

-¿Y si no quiero?-

-Entonces tarde o temprano tu reloj morirá y tú con el.-Y por primera vez desde que consideró la idea de morir, sintió terror, nunca antes había estado tan cerca de la muerte y ahora no era un viejo cuento lejano, estaba bastante cerca y lo estaba reclamando.-Pero héroe puedes pensar eso después de tu misión, los dioses te acaban de asignar una, tendrás el suficiente tiempo para considerar las cosas.

-Bien...-aunque no estaba nada convencido en poder olvidar al chico pato.

(...)

Después de Merlon hubo más visitas que por arte de magia habían aparecido justo cuando se fue el viejo.

El primero en venir fue Vegetta, quien sabía de su corazón de reloj y lo que conllevaba tenerlo, si bien había dicho que todos eran una sopa de veneno, el más fiable de todos era el mago obsesionado con la simetría.
Y además que era líder de los héroes, así que era difícil ocultar algún secreto importante que tuviera que ver con alguno de los héroes.

Por lo tanto al azabache no se le hizo difícil juntar la información y suponer lo que había pasado.

-Tu si que eres tontito, ¿Verdad?-

-Tranquilo tío, primero Merlon y ahora tu, ¿Que sigue, Rubius?-

-No hablo de eso Borja, ¿Acaso Quackity no sabe de tu condición?-la mirada de desaprobación del más alto de los dos le hizo tragar saliva.-El pobre niño está asustado, le dijeron que era un problema del corazón y cree que te estas muriendo.

No era algo tan herrado lo que pensaba Quackity, el se estaba muriendo por el, literalmente.

-Quackity anda diciendo que ojalá lo tengas en el testamento o que no sabía que su viejito sufría problemas del corazón-Una risa cálida escapa de los labios del castaño, solo el mexicano sabía como hacer una situación amarga, agradable con un poco de humor.

-¿Esta aquí?-Pregunto con esperanza en su voz.

-No, lo mande a casa después de estar dos días y dos noches sin dormir aquí, se veía cansado.-y con esas palabras solo hizo que su reloj empezará a funcionar con rapidez, dolía un poco pero valía la pena si esto era el amor, ¿Quackity se preocupaba por el?.

Y el mero pensamiento de que fuera una afirmación, hizo que su tic-tac colapsara, provocando que Samuel sujetará sus hombres para que no cayera de la cama.

-Asi que es cierto, te enamoraste de Quackity-

-Lo estoy-Como siempre, su corazón mecánico estaba más cerca de su boca que su propio cerebro de ella, ni siquiera lo pensó dos veces antes de aceptarlo.- Y no pienso parar.

-Luzu, no quiero perderte...-El nombrado miro los ojos amatista del contrario, sabe que es egoísta su decisión pero ¿No cualquiera haría los mismo?

-¿Y crees que yo quiero morir?-Las lágrimas que salen no son amargas, son pura tristeza porque el no quiere morir, no quiere perecer, desearía tener una vida con Quackity a su lado, con sus amigos a su lado, a pesar de decir que todos son sopa de veneno, pero cada uno le ha causado una sonrisa a su manera.-No quiero morir Vegetta, tengo miedo.

Susurra, esperando que no haya escuchado lo último, debe ser firme a su decisión hasta el final.

-Pero lo amo, ¿Acaso no merezco sentir amor?-y esas palabras golpean el pecho de Samuel, porque ¿Quien era el para quitarle algo tan hermoso como el amor a su amigo?

-Tratare de ayudarte, solo no seas tontito-

-Gracias...-Aunque Luzu ya sabía que no habría algo con que ayudar a este horrible corazón.

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