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Mientras Ace y (T/N) caminaban hacia las escaleras algo les sobresaltó haciéndoles darse media vuelta y mirar al comedor de nuevo. El teléfono de Rouge había empezado a sonar y ella, extrañada, se acercó a contestar.

-¿Sí?

Tras varios minutos hablando por teléfono y bajo la curiosa mirada de los dos más jóvenes, Rouge finalmente colgó la llamada y suspiró.

-¿Quién era? -preguntó Roger acercándose a su mujer.

-Mi hermana, han tenido un problema con sus invitados y se han quedado tirados. -explicó ella. -Me ha preguntado si pueden venir unas horas ya que Ace había vuelto y no he podido negarme. -se encogió de hombros casi en una disculpa.

Al escuchar aquello (T/N) alzó la cabeza hacia Rouge rápidamente como si todo el cansancio se hubiese ido de golpe de su cuerpo.

-¡¿Van a venir los tíos con esos enanos gritones que no dejan de tirarme del pelo?! -preguntó mostrandose disconforme con la decisión de Rouge de invitar a más familia.

-Venga, cariño, no seas así. -pidió Roger intentando aguantarse la risa por cómo se había referido su hija a sus primos pequeños.

-¿Podemos irnos arriba, al menos? -preguntó la joven desganada.

-Solo quedaros un poquito más, cinco minutos, les saludais y puedes irte a dormir. -pidió Rouge.

(T/N) no podía negarse a ninguna petición de aquella mujer tan buena por lo que aceptó aún en contra de su voluntad.

Ace no recordaba a aquellos primos pues cuando él se marchó su tía aún estaba embarazada del primero de ellos, pero por la reacción de (T/N) se podía imaginar lo insoportables que resultarían ser aunque no les quedó otra opción que volver al comedor y sentarse de nuevo a la mesa para esperar la llegada de aquel huracán.

Como era de esperar, los cinco minutos que había pedido Rouge se alargaron a más de una hora y, en cuanto la paciencia de (T/N) se agotó, se levantó de su silla dispuesta a irse a su habitación.

-Siento dejaros así, me encuentro un poco mal. -se disculpó con la familia que hablaba a voces en el comedor.

Ace la miró de arriba a abajo y cruzaron miradas, (T/N) sabía que algo pasaba pero aquellos críos realmente habían acabado con su paciencia. Se encogió de hombros disculpándose con Ace y le pasó la mano por el hombro acariciándolo mientras se iba hacia las escaleras.

-¿Cuando piensas presentarnos a alguna chica, Ace? -preguntó su tía centrando la atención en el pecoso.

Ace suspiró agotado de tanta pregunta aquella noche por lo que decidió no contestar más y levantarse también de la mesa.

-Lo siento, voy a ver si (T/N) se encuentra bien. -se disculpó también con el resto.

Se despidieron de él entreteniendole varios minutos más e insistiendole en que les visitase más a menudo, continuaron alabando su físico mientras le decían que ya estaba hecho todo un hombre pero Ace lo único que quería era seguir a (T/N) hasta la habitación para poder quedarse al fin a solas. Se estaba impacientando hasta el punto de dejar de resultar agradable.

(T/N) llegó a su habitación, cerró la puerta y se dirigió a la cama dejándose caer sobre ésta. Admiró durante unos segundos sus zapatos, le encantaban aunque le hubiesen destrozado los pies aún y con lo poco que se había movido aquella noche, y finalmente se los acabó quitando para acomodarse en su cama.

Cuando se dejó caer de espaldas sobre el colchón le dio la sensación de que el techo se movía pero enseguida supo que todo era debido al alcohol que había ingerido anteriormente. Aunque su mente estaba ocupada buscando respuestas a la actitud tan extraña de Ace.

Innocence {Portgas D. Ace x Reader}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora