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Narrado

Wednesday decido guardar su lado kitsune por la mirada de cariño que le daba Enid, eso le causaba uana sensacion de vergüenza cosa que no tenía porque tener. Por parte de Enid le gustaba ver ahora a su compañera en esa forma tan tierna. Y eso que solo lo vio dos veces, en la segunda duró un poco más ver como sus orejas puntiagudas se ponen hacia atrás más con su cara aún mostrando un poco de su inexpesividad cuando está con ella le es muy pero muy tierno.

Ambas no hablaban solo se miraban y eso basto para que el lugar se llenará de un atmósfera cálida y acogedora de la que solo ellos podían ser capaces de estar nadie más.

"Déjame presentarme nuevamente ante ti Wednesday. Por lo que vi tiempo atrás parecía que querías que estuvieramos solos ¿ o me equivoco? Pregunta y no tiene que esperar porque la pelinegra le responde rápidamente, quizá ella esperaba que hablara.

"B-bueno si es correcto no me sentía bien estando todos allí y que me vieran actudno de esa forma" No habla unos segundos " Está bien, hagámoslo" Wednesday estaba apoco de sonreír..

" Si, bueno... Enid Sinclair y soy un hombre lobo que está a sus órdenes compañera de cuarto" dice divirtiéndose haciendo que la de trenzas también le siguiera el paso.

" Encantada bella dama, Wednesday Addams tengo parte kitsune y parte leopardo y se me da bien la brujería como mi madre" le contesta haciendo que Enid se sonroje y hace una mueca que para Enid le parece un sonrisa contenida y eso la hace feliz.

" Tendré que dejarte para que te instales o quieres que te ayud--" la detiene Wednesday levantando una mano

" No, pero gracias" Que Wednesday dijera gracias era muy raro y escaso. Ella casi nunca se disculpaba o daba gracias, eso no salía con ella.

"No vemos en un rato" Dijo Enid para luego salir de alli.

Luego de conocer y ver cada parte de la habitación, Wednesday descubrió el baño uno amplio que conectaba con la habitación. Era obvio que Enid había reclamado todo el espacio para ella con la cantidad de productos y colores diferentes que se encontraban en el fregadero y los estantes. Dejando solo un estante abierto para sus propias cosas. Aunque no tenía mucho que poner allí, comenzó a poner todos lo nesario para su cuidado personal.

Comenzó a sacar algo de su ropa más informal y se dispuso a clasificar según la ocasión en los que se va a utilizar, en el estaban colgados una serie de ropajes negros y camisas blancas o combinados.

Con eso solucionado, agarró sus zapatos y les echó un vistazo, y guardó sus botas de plataforma en el lugar designado que tenía allí. Para Wednesday cada centímetro contaba en un posible ataque.Casi terminando con sus maletas, llegó al panel trasero oculto, dentro encontró una colección de sus armas favoritas. Cuchillos arrojadizos y estrellas, una ballesta desmontada que Pugsley le había regalado por su decimotercer cumpleaños. Un sable en miniatura de su padre, cuando ella lo había vencido por primera vez. Y un bisturí de obsidiana que le había dado la abuela cuando desolló su primer conejo, seguía tan afilado como el día que lo recibió.

Con todo eso guardado, solo le quedaba un estuche, su violonchelo. Después de haberlo empacado ese mismo día, estaba segura de que todavía estaba en perfectas condiciones. Girando las trampas a la tensión adecuada, inspeccionó su arco en busca de imperfecciones antes de pasarlo por las trampas.

Con los tonos cayendo donde ella quería que estuvieran, la primera sombra de una sonrisa desde que salió Enid apareció en el rostro de Wednesday. Puede que en un principio no estuviera planeando quedarse en este lugar, pero estaba contenta en su lugar, violonchelo en mano tomó asiento y distraídamente comenzó a tocar el concierto de Elgar.

Volviendo a poner el instrumento en su estuche, miró alrededor de la habitación. Pocas cosas habían cambiado realmente desde que había comenzado a desempacar, su máquina de escribir ahora estaba orgullosamente sobre el escritorio con el manuscrito de sus libros sentado junto a ella en su propia caja. La cama ahora presentaba un juego de edredón negro y almohadas negras a juego. No era visible la pequeña daga que había atado a la parte posterior del colchón, fuera de la vista pero bien al alcance si alguien se atrevía a suponer que estaba dormida con la guardia baja.

La puerta de su habitación más cercana estaba cerrada, al igual que el baño, dejando abierta solo la puerta de los armarios de sus compañera de cuarto. La curiosidad podría haber matado al gato, pero Wednesday no lo era. Cuando se acercó a la puerta, y lo encontró repleto de ropas coloridas solo que en el fondo había unos decentes en tonos grises pero eran pocos. Se alejó del armario.

Dándose la vuelta para mantener la distancia, se encontró cara a cara con la gran vidriera de colores había comenzado a dejar entrar la luz del sol poniente y en el piso de la cámara una mancha de colores se abría paso lentamente hacia Wednesday y aunque le gustaba Enid no podía permitirse ver cada día los colores que se mostraban en esos instantes.

Inspeccionandolo suspiro de alivio al saber que no fue una verdadera vidriera de colores, sino más bien una colección de láminas de plástico que habían sido adheridas a la ventana para imitarla. Sacando su daga de bolsillo, la trazó a través de la cinta que la sujetaba al marco. Wednesday decidió dejar la mitad colorido en consideración por la chica que hace su corazón latir. Con varios movimientos rápidos hicieron que parte de su lado ya solo faltará una por sacar. La pelinegra de trenzas ahora sí pensó que estaba compartiendo la habitación con una chica colorida.

Así fue como encontró Enid a Wednesday, su daga rápidamente escondida en su manga cuando escuchó que la puerta se abría y sabía quién era por el olor que aunque la puerta estuviera cerrada está se adentraba dentro permitiendo que ella lo inhalara. La pila de plástico en el piso fue rápidamente empujada hacia su lado de la habitación mientras se enderezaba.

“¿Qué le hiciste a mi habitación?” preguntó el hombre lobo, confundida y curiosa por la escena que se estaba desarrollando.

" Me molestaba un poco que hubiera mucho color en la habitación y pues solo quite la de mi lado y dejé el tuyo intacto, supungo que no te gusta" Wednesday sin saber estaba haciendo de aquel lugar un espacio que pudiera llamar sentirse en casa.

"No, está bien me gusta como se ve no te procupes" dice sonriendo y adentrándose más dentro del amplio cuarto y fue a sentarse en el borde de su cama mirando a Wednesday feliz. " Hablé con Ajax, solo venía a decir como intentaste matar a unos chicos en tu anterior escuela y que además comidas su carne"

"Veo que ya algunos saben que no pude completar el trabajo y con lo otro no los como no soy esa clase de persona, lo timones si que llegan muy mal" decía mientras la miraba atenta con su rostro impacible en su mente era un revoltijo de cosas como desaparecer a alguien.

" ¿¡Es verdad eso, querías matarlos!?" Enid se alteró

"Si, nadie se mete con mi familia y mi hermano es útil para probar cosas nuevas" dice calmadamente con un tono burlón. Haciendo que la loba se estremezca por lo dicho de la gótica.

" Enser--" Alguien tocó la puerta interrumpiwndo la conversación que tenían. Wednesday gruñó cuando alguien entre a la habitación.

" Hola, me disculpo por llegar en estas fachas estaba haciendo unas cosas. Wednesday Addams ¿No? Me presento soy Marylin Thornhill y soy la mama de dormitorios cualquier cosa no dudes en venir y decírmelo, para eso estoy. Ten... Es un regalo de bienvenida " dijo una vez que le entrego la flor a la pelinegra.

" Una Dalia negra" dijo entre dientes aún molesta con su presencia y está ni cuenta de eso.

"Veo que la conoces, bueno tengo que irme que disfrutes de tu estadía aquí en Nevermore" con eso dicho salio y Wednesday se calmo ya que no estaba en su lugar seguro por alguna razón lo considera así.

" Conoces la flor, yo ni siquiera supe que flor era" dijo asombrada Enid.

" Mi madre tiene un invernadero y se de esta flor de ella" responde.

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Il mio amore per te è pazzesco || Wenclair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora