III

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Como si hubiera sido todo un mal sueño, apareció en su cama sentada con las rodillas hasta su pecho, en ese lugar no estaba en aquella posición, estaba cerca de una pared en el closet, estaba sentada, si, pero no de esa manera. 

—Ibas a morir, en el primer intento, patético— dijo aquella criatura amorfa. Elira tenía la boca abierta mientras aquello se paseaba en círculos enfrente de su cama, a pesar de lo aturdida pudo observar a la criatura y ver sus piernas que cambiaban de tamaño conforme este caminaba, curiosamente no lo había notado o sólo lo había ignorado.

—Nuestro trato sigue en pie, no falle— contestó de manera firme, buscando mirar a los ojos de aquello, sus ojos parecían dos luces, una amarilla y otra morada, iluminando una mancha negra. Volteo hacia la chica y miró a sus ojos color avellana, posando una de sus extremidades en la cama se impulso para acercarse a ella, Elira se pegó a la cabecera de su cama, buscando alejarse de aquella criatura, pasando sus piernas a la orilla para poder salir y evitar la cercanía. Estando cerca, la criatura amorfa la miró a los ojos , ladeó su cabeza a la izquierda mientras Elira se movía para poder salir por la orilla de la derecha, sin romper el contacto visual.

—Casi… — siseo de más en la palabra — Y se dice gracias… Otro fallo y me cobro— amenazó aquello jalando un mechón del cabello ondulado de la chica.

Había pasado un mes desde la primera vez que uso el portal, Elira se había dedicado a estudiar el mapa, leía sobre las estrellas y las constelaciones, aunque ningún libro o página de internet hablaba sobre lo que veía en el mapa pero la ayudaba a no sentirse perdida. Era miércoles, el día no era lo que se diría como “lindo” pero era pacífico, a pesar de estar nublado, no había señal de lluvia. Elira llegó al hospital a las 5:30 de la tarde, con un ramo para Daniel, llevaba un mes y dos semanas hospitalizado y la chica de estatura media llevaba ese mismo tiempo sin irlo a ver, primero tenía que agarrar valor para verlo y no soltarse a llorar, como lo estuvo haciendo durante las dos primeras semanas.

Ingresó al hospital, paredes blancas con franjas verdes y amarillo mostaza, con exceso olor a cloro y la luz a pesar de ser blanca era opaca, tomó el elevador para el segundo piso. Habitación “E-18” sección “R” , estaba más tranquila de verlo, aunque fuera en una camilla, él estaba allí durmiendo, entro al cuarto, azul con café, en silencio y dejó el ramo de flores en la mesa, lo miro con nostalgia sus recuerdos llegaban, junto a Daniel, Elira era bajita, a pesar de ser de estatura media, él le jugaba una que otra broma, sonreía con nostalgia, se quitó la mochila dejándola en el sillón avellana que estaba junto en la cama, esperaría a que despertara para que pudieran hablar.

—Elira…— La mencionada alzó su vista para ver a su amigo, soltó un grito, su aspecto era aterrador su piel pálida se veía marrón y magullada como una fruta podrida, sus labios carnosos lucían morados y el inferior rasgado de lado izquierdo colgando hasta su barbilla, dejando al descubierto el hueso de ésta y una encía llena de agujeros de dónde salían larvas, del otro lado se hallaba un agujero que dejaba ver los dientes, su cara afilada era muchísimo más delgada, más fiel a su cráneo, el cuál se veía pues solo había unos cuantos mechones de su cabello negro y agujeros amarillos, sus ojos felinos estaban llenos de un amarillento moco que se derramaba por el lagrimal del cual se arrastraban gusanos. Gritó abalanzándose e intentando agarrarla. 

—Elira— Ethan la había despertado, asustada miró a su alrededor viendo que todo estaba igual y Daniel se burlaba de la reacción de ella al ver al chico de ojos grandes.

Recordaba muy poco esa tarde con sus amigos, al contrario del sueño con el zombie Daniel, esa debía de ser la señal. Antes de llegar a su casa había visto cosas, una estrella de seis picos, un círculo, un capullo de flor, una equis y una línea, siendo la última de la que más dudaba pero no podía descartar, necesitaba empezar a trazar el mapa.

Las ocho de la noche ya marcaba el reloj del teléfono de Elira, había estado buscando las formas en el mapa e intentando identificar la constelación hasta que las encontró, con un lápiz azul unió las figuras, la estrella se unía con la línea y está última corría hasta el círculo, y la misma estrella se unía a la equis que terminaba en el capullo, con eso una luz naranja la absorbe.

Al abrir sus ojos se topó con la entrada de una atracción de feria, en la cual se marcaba la constelación, al estirar sus mano se topó con que no había una mano sino un ala, grito y de su ahora pico salió un graznido, bien era un ave, necesitaba un charco de agua para poder verse y entre el pánico y la búsqueda se preguntaba ¿Porque ahora era un ave? ¿Acaso los humanos no existían en este mundo?  

Después de un rato de asomarse y dar brinquitos por la entrada de la atracción, decidió volar y no muy lejos de una carpa de circo encontró uno, su aspecto era el de un pequeño búho, con una bolsita atada en la panza, dicha bolsa la llevo por si pasaba lo de la vez pasada, curiosa miro su reflejo hasta que escuchó gemidos y balbuceos, con esfuerzo alzó su vuelo para posarse en una parte de la carpa del circo, vio zombies entrando a la carpa con humanos amarrados en carretas, decidió entrar detrás de uno y se posó en una taquilla y tomó uno de los boletos que estaban allí.

“Circus Marionetta: función disegnato sulla tua pelle”

Interesante, pensó Elira, con su garra doblo como pudo el papel y lo guardó, después de eso voló hacia la estructura del circo y observó la función vio como algunos humanos eran tratados como animales e incluso torturados enfrente de otros humanos que estaban siendo obligados a mirar el espectáculo, planeó hacia otra viga y pudo ver a un hombre alto que se presentó como el maestro de ceremonia, explicó que haría el truco más grande de la noche y el último de la función, en el cuál mostró una caja de cristal cubierta con un velo blanco, el cuál sería manchado con sangre, mostró a la audiencia un amuleto de cadena plateada, en forma de rostro de color morado, los zombies empezaron a vitorear al ver el amuleto, con un ademán callo a la multitud pero para Elira había algo que faltaba, intentando no ser vista voló a la parte de atrás del escenario para poder encontrar algo que le diera respuestas y fuera importante como los diarios y cartas de Wendy, pero sólo encontró un par de folletos que se llevó más por gusto que por importancia.

Se empezaba a estresar no encontraba nada, urgo un poco más entre las cosas de los actores hasta que dió con las cosas del maestro de ceremonía, encontrando una hoja de papel y un libro, el cuál intentó abrir, logrando hacerlo, noto que la hoja pertenecía a aquel libro, sintió como unas manos tomaron su cuerpo con fuerza, luchando con sus garras para librarse de aquello se encontró con la misma imagen del zombie de su sueño el cuál le gruñía, tengo que salir de aquí, pensaba Elira así que peleando una vez más atacó con su pico la mano del zombie logrando ser libre y llevándose consigo la hoja suelta.

Voló lo más rápido y alto que pudo hasta regresar a las vigas en medio del escenario, posando se en ellas intentó doblar la hoja y guardarla en su bolsa pero la impresión de la caja de cristal la dejó pasmada. —Es hermoso, pero si queremos volver a estar juntos, mi amor, debes de entregar me lo que sostienes— habló el autodenominado maestro de ceremonias acercándose a ella, el show seguía y parecía que Elira ahora era parte del show, se alejo volando de aquello.

—Regresaras a tu cuerpo, después de todo aunque mueras estoy grabado en tu piel— hablaba el maestro de ceremonia a Elira, quien batía sus alas buscando ganar altura para después huir de allí tenía que volver al cartel de la atracción en la que apareció —Ante el peligro respondes, pero no temas mi Elira, el amor es el camino— Había gritado el tipo, cuando vio que el búho salió de la carpa, ordenó a sus zombies que la trajeran ante él. 

Después de un largo tiempo rasgando los carteles de las atracciones encontró del que había salido, con sus garras hizo la forma que había visto y una luz naranja de nuevo la envolvió regresando a su cuarto y siendo recibida por unos brazos que la atraparon antes de que cayera de cara al piso y eso fue lo que la alarmó más, porque reconocía la colonia de Ethan.

Constellations FarewellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora