"Nada dura para siempre"
Héctor lavoe.
Cuanto amaría ser como las estrellas son la creación más hermosa e insuperable que han observado mis orbes, cada una de ellas tiene un propósito en la vía láctea a diferencia de mí que todavía no tengo idea del cual sea mi propósito en este mundo; lo único que tengo claro es el deber de proteger a la familia en especial a los seres que motivan mi existencia y sobre todo mis sonrisas: Angelina y Samara, mi madre y hermana menor son esa iluminación que necesito en los días que la vida desea golpearme.
Mi vida siempre fue muy tranquila no muy activa a causa de que nací con un tumor benigno alojado en la parte posterior de la cabeza donde se ubica el cerebelo, al cumplir dos años realizaron la primera biopsia para identificar los niveles de peligrosidad y gracias a dios descubrieron que era benigno.
La primera remoción fu a los seis años, después de algunos quimios y noches eternas sufriendo gracias a los antibióticos de alto espectro que generaban dolores inexplicables en mi joven cuerpo. Nunca me di por vencido, siempre les decía a mis padres que ya no tenía dolor cuando en realidad sentía que esa noche seria la última. La segunda a los doce sufrí de la misma manera, pero ya comenzaba a ignorar el dolor mi cuerpo parecía acostumbrarse a sufrir.
La ultima y tan anhelada operación fue a los dieciséis o dieciocho no lo recuerdo bien, lograron remover la mayor parte del tumor no lograron eliminarlo porque estaba muy enraizado.
No mas quimios, no más sufrimiento ―una sonrisa se instauro en mi rostro―.
Los doctores les informaron a mis padres todos los cuidados que debía tener de ahora en adelante. El resumen de esa retahíla es que practicar boxeo o ninguna clase de deporte de contacto, ni siquiera bici dado que mi sistema nervioso después de las operaciones tiene alteraciones que prohíben realizar alguna clase de deportes. Por eso entre al gimnasio para cuidar peso.
A los dieciocho me llamo la atención la medicina, por lo complejo e interesante del cuerpo humano ¿Cómo un órgano puede controlarlos a todos?, ¿Qué cantidad de pensamientos acumulara el cerebro? Esas preguntas y muchas mas me llevaron a estudiar medicina con especialización en neurocirugía.
A mediados de octubre estaba empacando después de haber sido aprobado para estudiar en la universidad donde mi padre estudia y trabaja actualmente con encargado del sindicato de empleados, eso le hiso sentir muy orgulloso y por primera vez le di una alegría y no un problema. Mamá estaba de pie junto al marco con los ojos hinchados de tanto llorar ¡odio lastimarla! Ella comprendía la necesidad de cumplir mis sueños, aun así, le dolía mi partida; Samara estaba dormida le di un beso y junto a su cama dejé una carta, no fue capaz de despertarla y verla llorar por mi culpa.
Emprendimos camino a Di Fran papá maneja relajado con Pavarotti de fondo, estoy emocionado por esa carrera tan chibita como dicen en el barrio. Dos horas de largo y aburrido camino finalizan al llegar a la casa donde e de vivir durante los próximos siete años si dios me lo permite.
―Recuerda Heli no porque sea mi amante la puedes in respetar, tus hermanos son iguales a los demás y mientras vivas en mi casa debes respetar mis reglas ¿Entendido?
―Claro, pero refuerza mi mente ¿en cual de las casas debo obedecer?
―En ambas, culicagado no estoy para payasadas.
―Aguanta mi humor negro lo herede de ti.
―Mi genética no es tan mala.
Bajo del auto, abre el maletero sacamos las maletas, la señora nos recibe con una gran sonrisa. Mi estadía en esa casa fue buena no lo voy a negar, obtuve las comodidades necesarias, dinero suficiente para cubrir mis gastos en la universidad.
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Entre las estrellas y la mafia
RandomÉl es algo tímido, aún así, se trata de un peligroso hacker que descubrirá un gran misterio; un militar que quiere venganza por la muerte de sus padres. Ella es la hija de un mafioso; está entrenada para no tener piedad con el enemigo, sin embargo...