Capitulo tres

52 38 1
                                    

Cumpleaños e encuentros vergonzosos

Heli:

                     Hoy cumplo veinticinco años de edad ¡Que emoción! Soy un anciano. Lo celebrare junto a mamá, mis hermanas y un primo cercano a la familia. Estoy mamado (cansado) trabajo en la biblioteca del pueblo desde las siete hasta las seis de la tarde; es muy tedioso trabajar en un lugar tan aburrido como este, porque amo las computadoras y me aburren los cuadernos. Varias veces me he quedado dormido lo bueno, es que mi jefa tiene preferencias por mis huesitos (quiero decir que está loca por mi) gracias a eso no me ha despedido.

                   Por fin son las seis, la hora de la libertad hasta me duele el trasero de tanto estar sentado, la única acción que tuve fue perseguir a alguien que se iba a robar un libro. Es frustrante no trabajar en algo que me guste.

                  Guardo la laptop en el bolso, toma el termo de agua guardándole en el mismo lugar camino a la puerta y apenas tomo la manija, mi jefa se acerca como un chihuahua persiguiendo un hueso. Es guapa no lo negare, pero no es mi tipo.

―Heli bebe ¿Por qué no me has comentado que cumple años hoy? -hace pucheros.

―Pensé que no le interesaría.

― ¿Cómo no me gustaría? Si eres mi mejor empleado -me abraza.

―Debo irme muñequita. Hasta el lunes.

―Espera no te vayas.

                Se va a la oficina rápidamente ¿Qué estará planeando?

―Ay me canse... -respira agitada-. Ten tu regalo, te mereces eso y mucho más

―Es mucho dinero -esta tostada (loca).

―Te lo mereces y no aceptare un no por respuesta.

                 Me da un suave beso en la mejilla, trata de escaparse a su oficina, pero la sigo

―Muñequita acabas de decirme que no sabías sobre mi cumpleaños ¿Y por qué teníais un regalo para mí?

                Se coloca muy nerviosa y comienza a balbucear

―He. Yo...sabía que era este mes... pero no recordaba el día

―Diré que te creo porque no quiere ser el culpable, de que esa linda carita explote por lo rojo que esta. Feliz fin de semana -salgo y ella comienza a chillar de la alegría.

                          ¡Estoy feliz! ¡Mil euros! Le compare una tele a mami, iré al cine con Samara le comprare los colores de marca que quiere; tantos planes -suspiro- debo calmarme iré a por una coca cola no, debo guardar el dinero soy tan de buenas (malas) que de seguro me roban.

                         Bajo la pequeña colina y cruzo una vereda que falta para llegar a la casa, amo esa sensación al caminar el aire corriendo a través de la piel, el aroma del clima templado es sumamente relajante. Atravieso la entrada pasando por uno de mis lugares favoritos de la casa; el porche rodeado de muebles de madera, plantas colgando con flores, plantas medicinales... ¿Qué suena?

―Ohm por favor, que asco, podrían despejarse parece que se succionaran el alma -detuvieron su intercambio de fluidos.

―No exageres Heli, tengo veintiocho años no quince.

―Recordad que tenéis treinta no veintiocho ―me reí―.

―Bueno... ―Torció los labios―. Aun parezco de veintiocho ¿Verdad amor?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 01 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Entre las estrellas y la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora