𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘣𝘳𝘰𝘵𝘩𝘦𝘳...

What?

Se han sentido extraños alguna vez, dónde no saben si les gustó una cosa o no, como un sabor de helado o alguna comida que recién prueban. Bueno, Chan se sentía así pero con una persona.

Desde ese día en la fiesta y el beso se ha sentido muy raro, extraño y algo confundido con su sexualidad y ha estado pensando en él, en Seungmin.

El chico no salía de su cabeza, eso lo hacía sentir bastante intranquilo, y aunque fuera raro quería volver a probarlo, esos labios que apenas habían tocado su boca aquella noche.

Cada que pensaba en ello se regañaba diciendo cosas como, "eres hetero", "no eres gay", "¿Por qué piensas en él?" Y cosas así tan extrañas.

Cuando estaba con Ryujin, no se sentía cómodo besándola o tocandola, ¿qué mierda le estaba pasando por la cabeza? En qué momento pasó ésto.

Se sentía fatal, principalmente por haber engañado a Ryujin y estando con ella pensando en otro. Había prometido jamás ser de esos idiotas, que engañan a sus novias y luego las dejan a su favor.

En qué momento se había convertido en uno de esos tipos...

- ¿Qué tanto piensas, cariño? — habló Ryujin tocando el pecho del rubio haciendo que éste reaccionara.

- Ah, lo siento, tengo muchas cosas que hacer últimamente y... — pensaba buscando alguna excusa coherente — tengo demasiado en la cabeza.

Otra vez, estaba haciendo eso, mentirle a su novia, pero lo peor es que ella lo creía y no le tomaba mucha importancia.

- No te preocupes, amor. Ya pasarán — sonrió la muchacha dejando un pequeño beso en el mayor.

Chan rió por su parte ante el tierno beso de Ryujin, pero no podía evitar sentir lástima por ésta, tenía que decírselo aunque lo tomara mal.

No quería lastimarla, ni mucho menos que se sintiera insuficiente por culpa de su estúpido corazón y cabeza.

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Sana estaba en el centro con Seungmin, habían quedado para comprar cosas y hablar un rato. La chica estaba muy emocionada ya que no solía salir mucho con su amigo y pasar un rato a solas la hacía ilucionarse.

No debía darse falsas esperanzas, pero era imposible que no lo hiciera, el que Seungmin la tratara tan bien y accediera a ciertas cosas por ella la hacía fantasear.

- ¿Y qué compraremos, Sana? — preguntó el pelinegro arqueando su ceja.

- Ropa, para mí y para ti — sonrió de oreja a oreja. Seungmin se sentía completo con Sana, cómo si mejor amiga, pero la chica pensaba diferente a él y eso lo hacía sentir algo mal.

- ¡Okay, vayamos a ello entonces! — Sana rió ante la respuesta del más alto, así que tomó su mano y lo llevó.

Entraron a la primera tienda, saludaron a la mujer que se encontraba dentro de éste y pasaron hasta la sección de ropa masculina.

Al llegar, Sana empezó a buscar entre las remeras, Seungmin se encontraba confundido mirando como la chica movía las remeras buscando alguna linda.

La castaña sacó una remera blanca del perchero, mostramdosela al pelinegro, Seungmin miró la remera de abajo hasta arriba, no le disgustaba pero tampoco le gustaba.

Sana supo de inmediato la expresión de su amigo y puso la remera de nuevo en su lugar, agarrándole de la mano de nuevo y llevándolo a otra sección de remeras.