My boy

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Las hojas danzaban juntas de un lado a otro entre ellas deslumbrando los rayitos de sol que se filtraban por sus pequeños orificios; el viento soplaba y movía el cabello de aquellos dos chicos.

- ¿Te dijo que vendría? Tarda demasiado. —Sana rió.

- Que si, tonto. Suele tardar mucho a veces. —el rubio dejó caer sus hombros en señal de cansancio y aburrimiento— Tu dramatismo a veces sorprende.

- Ajá —estaba más que cansado, no quería esperar más— bien, me voy por allí, primero arreglen sus cosas.

Habían estado esperando por más de 30 minutos, solo porque a la castaña se le ocurrió venir antes para tomar un helado.

La chica bufó pero asintió, su hermano era algo estúpido con quedarse parado unos minutos bajo el sol, siempre era lo mismo. En cuanto miró a su hermano irse por una banca tras los árboles, regresó su vista mirando a un Seungmin que estaba caminando hacia ella.

La castaña se comenzó a poner nerviosa, pero sonrió ante aquel pelinegro que venía hacia ella agarrando en manos su celular mientras también sonreía dulcemente.

En cuanto llegó, los dos chicos se dieron un abrazo un tanto incómodo, pero tenían que saludarse al menos.
Luego, se separaron poniéndose frente a la chica y tomando valor para hablar.

- Hola, Sana, ¿Pasó algo? —se suponía que ayudaría a su hermano pero aún estaba esa punzadita en su corazón, era difícil. Aún así haría lo que sea porque ellos dos pudieran ser felices aunque le costara su felicidad.

Claro que era consciente de como le afectaría negativamente, pero ya qué. Era su hermano y era lo único que le importaba en la vida.

- Quería disculparme, por aquella vez, ya sabes... Eso —rió la castaña— Pero te quiero decir algo aparte de unas simples disculpas.

- Yo también debería hacerlo, te hice creer que gustaba de ti cuando no era así. Realmente me siento un idiota, espero también puedas disculparme.
Y claro, dime qué es. —la chica se tomó sus propias manos entrelazandolas.

- Bueno, ¿Tú sientes algo por mi hermano? —Seungmin la miró confundido— Sé sincero. —volvió a hablar.

Si, obvio que sentía algo por aquel chico, ¿Pero era buena idea decirle a Sana? No quería hacerla mal ni mucho menos pero tampoco quería volver a mentir.

- Bueno, claro que lo hago —habló Seungmin con vergüenza— Desde la primera vez que lo ví en tu casa, él me llamó la atención y bueno, no lo sé.

- ¿Sabes que no me importa, no? Si quieres estar con él hazlo, yo estoy totalmente bien con ello. —esas palabras aliviaban la mente de Seungmin, pero no lo convencía.

- Sana, lo dices en serio- —fue interrumpido.

- Seungmin, estoy bien. Me di cuenta que no me tendría que haber creado falsas ilusiones y que tú tal vez seas algo pasajero. De todas formas, no te preocupes por mi, creo que ya hay alguien que realmente me ama y yo la amo—el chico abrazó a la castaña, Sana era única, de esas amigas las cuales siempre quisieras tener. La amaba.

- Gracias, creo que ahora tendría que hablar con Chan. —la menor se quitó de él, agarró su mano y lo llevó a una banca cerca del lugar. Seungmin lucía confundido por la acción y actitud de Sana, ¿Qué quería hacer?

Cuando llegaron se percató de aquel rubio, se encontraba sentado en la banca jugando con sus dedos, parecía un niño pequeño esperando por su madre. Eso lo hizo reír internamente.
Christopher levantó su mirada observando a un Seungmin embobado con su presencia.

𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘣𝘳𝘰𝘵𝘩𝘦𝘳...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora