Parte 1

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Era un día hermoso en la ciudad de Barcelona, el sol de primavera recién salía por el horizonte, las nubes pequeñas y esponjosas lo acompañaban dando la vista de un paisaje bello y acogedor...

En un habitación de blancas paredes se encontraban 2 cuerpos enlazado mágicamente como si ahí pertenecieran, las sábanas estaban desacomodadas y enredadas en las piernas de los dos individuos, el más pequeño estaba despeinado siendo rodeado por 2 fuertes brazos que lo sujetan con un amor que a pesar de estar dormidos se nota.

Las aves cantan cerca de las ventanas mientras los rayos del sol entran por las blancas cortinas traspasando el vidrio, llegan a la cara tierna del más bajo removiéndose en los brazos del Alfa para luego con un suspiro darse por vencido, se levanta tomándole un poco de trabajo quitarse los pesados brazos de encima, baja con cuidado de la cama poniéndose sus pantuflas de conejo para ir al baño, pasando por el espejo recorriendo su mirada por su cuerpo en el reflejo, sonríe al verse en un camisa ligera de su Alfa para luego llagar a su cuello observando su bonita marca, suspira como un enamorado, luego de muchos problemas por fin la tenia, con paciencia se desnuda metiéndose a la bañera soltando un sonido gustoso por el contacto del agua y su piel.

Llega a la habitación viendo todavía a Roberto pero esta vez esta boca abajo dejando a la vista su ancha y ejercitada espalda, sonríe y se sonroja por inercia al ver unas cicatrices de rasguños, llega al closet para cambiarse a otra de las camisas de Robert, al Alfa no le molesta porque en cierta parte le gusta ver al Omega con su ropa y más al saber que tiene su olor, escoge una blanca por el simple hecho de que es la más cómoda entre todas las del ahí.

Ya listo revisa la hora dándose cuenta de que es tarde para que Robert vaya a la oficina a sí que decide despertarlo llamándole, cosa que al parecer no resultó pues no hizo caso, ya cansado se acerca a la cama se sube y se apoya en su espalda dándose cuenta que la temperatura de su esposo era un poco más alta de lo normal, aunque lo dejo pasar, se acerca al oído tomado un respiro para para hablarle, antes de que diga una palabra siente como le toman de la mano haciendo un movimiento brusco quedando el en la cama mientras que Robert esta encima del Omega tomándole de las manos clavando su nariz en la glándula de olor de mas bajo, respira profundamente el aroma dulce recorriendo su nariz por la zona para luego besarlo desesperadamente, había lengua y dientes, Pablo acepto aún sorprendido pues su esposo era intenso pero no de actuar así de imprevisto, intentando seguirle el paso, suspiran al separase, el más bajo sonrojado, nota como las pupilas del Alfa estaban dilatadas predominando el negro en los orbes azules, mientras el olor a cigarro y roble era más intenso y espeso, cayó en  cuanta de que su Alfa estaba en celo ...

La mirada se mantuvo para luego ser apartada de repente por el Alfa el cual se volteo quedando boca arriba , suspirando erráticamente ordenando sus pensamientos.

― A, Amor por favor tienes que irte a la casa de campo.

 Le hablo en un tono tembloroso y entrecortado. Aquella casa la habían comprado para el cumpleaños de Pablo, era una casa cerca de un lago a las afueras de la ciudad y la utilizaban para vacaciones o en estos casos para que Pablo este fuera del alcance de Robert mientras para su celo o a veces era Robert quien se perdía entre tanta vegetación para pasar su calor.

Pablo se sentaba en el colchón mirándole negándose al instante.

 ― Pe, pero...

 Escuchó un gruñido proveniente del fondo de la garganta de Robert.

― No quiero hacerte daño Omega. Sal de la habitación.

Pablo aún poco asustado salió suspirando al cerrar la puerta.

Bajando las escaleras llego al teléfono avisándole a la secretaria de Robert que este no podría asistir, era el dueño de la empresa por lo tanto sí se podía dar ciertas vacaciones.

Ya en el living se acomodo para intentar ver una serie, no quería irse porque el Alfa podría necesitar algo así que se quedaría a esperar si es que necesitaba algo, aunque aun en el fondo se siente impotente por no ayudarle a aliviar su dolor, sabía y reconocía que el Alfa era agresivo en sus celos a lo que el termino asustado al presenciar uno, por lo que el Alfa le dijo que no se acercara cuando en esa temporada.

Dirían que era impulsivo y sí, lo era , subió decidido las escaleras, sus paso seguros por el pasillos que da a la habitación, toma la manija con decisión y la gira...

Las feromonas de celo del Alfa puro le reciben, espesas y fuertes, siente sus piernas temblar que parece que la valentía de hace unos segundos había desaparecido, abrió los ojos topándose con el mayor sudado masajeando su erección, gruñendo respira profundo se para de la cama a paso lento mirando profundamente al Omega que aún tenía en su mano la manija de la puerta, el paso lento del Alfa parece como si cazara a una presa, se acerca cerrando la puerta el Omega ahora está apoyado contra ella, las grandes manos del Alfa van a la pequeña cintura la rodea casi en su totalidad, le atrae a sí cuerpo necesitado del calor del Omega este por su parte sonrojado a más no poder dejándose manipular al antojo del Alfa.

― Quiero ayudarte, no importa si eres brusco.

Suspira poniendo más rojo de lo que estaba.

 ― A, a mi me gusta que lo hagas así.

 Lo soltó, listo se había metido en la boca del lobo.

Robert no respondió solo le beso desesperadamente mientras lo azotaba en la pared.

El Celo de RobertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora