1. 𝐋𝐮𝐧𝐚

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Sus ojos marrones contemplaron el cielo nocturno, completamente despejado de nubes, pero a su vez, casi no había estrellas...

Sólo una enorme luna llena, cuya luz alumbraba maravillosamente su piel, el follaje de las plantas del bosque, y la brisa fresca que acariciaba tenuemente sus rasgos...

Cerró los ojos, dejándose inundar por el silencio atípico de un bosque nocturno, preguntándose internamente la razón de ello...

Y entonces sintió un pequeño jalón en su pecho, cómo si una cuerda invisible estuviera tirando un poco de su corazón.

Llevó una mano a su pecho, concentrándose en la curiosa sensación.

Hasta que escuchó, el aullido agudo de un lobo, que se oyó como un susurro tenue de viento, entre los árboles del bosque.

Volteó hacia atrás, vislumbrando el camino, iluminado por la luna.

Su respiración se agitó, y sus ojos se fijaron en aquel sendero, sintiendo en sus venas correr la adrenalina y su corazón latir deprisa. No sentía temor alguno. Pero tenía una sensación en cada fibra de su ser, la imperiosa necesidad de responder ante esos aullidos. Algo que definitivamente lo estaba impulsando a querer salir de su propia piel.

Corrió tan rápido como sus instintos, y sus piernas le permitieron, quería abandonarse a sí mismo para llegar, aunque no sabía exactamente a dónde, ni tampoco sabía a lo que estaba haciendo.

Pero el abrumador presentimiento de que debía estar allí... Dónde fuera que esto estuviera llamándolo.

Sus pisadas en medio del bosque hacían crujir las hojas y ramitas dispersas del bosque, mientras era guiado por aquel aullido.

Cálidas lágrimas eran derramadas y dejadas detrás, al igual que las gotas de lluvia que ahora caían sobre él y el bosque

¿Cuándo había comenzado a llover?...

En cada paso que daba, intentaba llegar desesperadamente hacia ese aullido, sintiéndolo a su vez, más apagado.

Aquella cuerda invisible, lo estaba obligandolo a sentir una profunda aflicción.

Un grito desgarrador en forma de un rugido, emergió de su propio pecho cuando tropezó y cayó entre las hojas.

La lluvia era torrencial, y lo había mojado de pies a cabeza.

Al parecer, llegó a su límite, y existía algo había impedido que sus piernas siguieran avanzando. Su cuerpo se sentía de plomo y sus pulmones se hubieran llenado de humo.

Intentó recomponerse a sí mismo, con la respiración agitada; conocía las sensaciones de sus ataques de pánico, pero esto dolía de otra manera que no podía simplemente encasillar.

Reconocía la angustia, el dolor, el miedo, la sensación de estarse derrumbando, el sofocamiento... Pero... No eran suyos...

Estás sensaciones, no eran suyas...

Hizo un esfuerzo sobrehumano, tomando toda su fuerza de voluntad, para levantarse lo suficiente y permanecer aún de rodillas en medio de las hojas del bosque, y el lodo por la lluvia que no cesaba. Llevó una mano a su propio pecho, arrugando su camiseta, mientras se esforzaba por intentar respirar correctamente.

¿Por qué dolía como si su corazón se estuviera derritiendo como la cera de una vela encendida?...

Sus lágrimas se fundían con las gotas de lluvia que recorrían su rostro agitado y desesperado.

Alzó la mirada y frente a él, a unos cuantos metros de distancia, se encontraba un enorme lobo pardo rojizo de ojos sobrenaturalmente dorados.

Lo observó fijamente, encontrando cierta familiaridad en aquellas orbes brillantes, que le devolvían la mirada con ferocidad...

𝐅𝐞𝐚𝐫𝐥𝐞𝐬𝐬 (sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora