Alos 12 años de edad, miles de hombres habían pasado sobre de ella, usándola como un objeto de diversión. A los 13 él ya era un gran fanático de la gastronomía, la carne era su especialidad.
Dos chicos con problemas diferentes, ella de nombre Grecia; recién había perdido su ojo izquierdo. Y él de nombre Calix; la carne desprendida de su pierna jamás se regeneraría.
Cansada de los abusos, la chica de ojos rosas y cabello que se torno blanco, decidió huir de la comunidad en la que vivía, vagando por días hasta que dio a parar a una bodega abandonada, donde casi muere.
Calix se encontraba desesperado por los maltratos psicológicos de su madre y el hostigamiento por parte de un grupo de chicos mayores, por lo que devoró una parte de su brazo para darse valor. Ese día tuvo una cena deliciosa, sabía a victoria o, mas bien, sabia a tres tipos que jamás lo volverían a molestar. En cambio, su madre secretamente planeaba devorarlo, ya que, desde que había probado la carne de su propio hijo, no había podido dejar de pensar en que la herida en la pierna había sido solo un bocadillo, dejándola con ganas de más. Sin embargo, Calix nunca bajó la guardia.
Una mañana su madre salió a hacer las "compras" y volvió con una chica, bastante delgada, aterrada y de ojos de un brillante color rosa. El chico de ojos azules y cabello gris quedó intrigado por la chica, así que, engañando a su madre se fugó de la casa junto a la cena.No sin antes asegurándose de incinerar lo que alguna vez fue su hogar, con la que alguna vez se hizo llamar su madre.
El par de chicos peculiares tenían una fuerte inestabilidad mental, por ende, ningún orfanato los podía soportar por mucho tiempo, aun así, lograban quedarse lo suficiente como para tomar fuerzas y seguir su camino. Forjando un viaje errante de institución en institución, ocultando con creces sus carencias y sus marcas mentales.
Pasaron los años y ambos se hicieron adultos, por fortuna ambos lograron obtener un trabajo, no era el mejor ni tampoco ganaban mucho, pero para ellos era más que suficiente.
Jamás sintieron atracción por alguna persona, debido a sus respectivos traumas, por lo que solo podían gozar y tolerar la compañía del otro.
A pesar de siempre querer ver la vida como los demás, las cicatrices de sus vivenvias fueron imposibles de borrar y desprender, mientras que Grecia había encontrado el camino en la mentira de la alegría, siendo positiva e imperativa a como la veían los demás, Calix por su parte se refugió ensimismado, siendo un chico muy reservado e incluso llegando a ser temeroso.Tras lograr sobrellevar una vida, intentando subsistir, cierta tarde las puertas tocaron. Grecia descansaba en casa en espera de su compañero, cuando de repente algo llamó su atención, un ruido proveniente del patio, cuando quiso reaccionar era demasiado tarde, una mano sujetaba ya su cuello y un cuerpo estaba sobre de ella, amenazándola como en el pasado. Mientras que una sombra reía al fondo, listo para unirse.
El de ojos azulados volvió buscando a la peliblanca tras notar una extraña tensión en el aire y un ambiente que lastimaba, era una herida abriéndose. Intentó llamarla, pero ella no respondía a su nombre. Preso del terror comenzó su búsqueda por el lugar no tan extenso, tan pronto llegó a la habitación, su rostro se rompió, la herida estaba abierta ante él. Sabia perfectamente lo que ella sufría en ese instante, sabía el pasado de la chica, sabia que no eran capaces de recuperarse de eso, sabia el dolor en su rostro, un dolor que él mismo había experimentado alguna vez.
—¡Huye! —aun entre lagrimas, la chica suplicó por que su compañero de vida escapará de ahí.
El individuo sobre ella había amenazado de muerte a ambos, pero a Grecia le dolía más la vida de su compañero que la de ella misma. Calix no era alguien que se iba a quedar solo a observar, estaba dispuesto todo con tal de que la herida del abuso fuera cerrada una vez más.
Entre sollozos, el peso de dos cuerpos sobre su debilitado ser le hizo perder el conocimiento.
Cuando despertó, la sangre de su al rededor fue lavada por sus lágrimas, un llanto que se detuvo en cuanto reconoció el segundo cadáver como un atacante, además de ver al ojiazul descansando a unos metros de ella, volviéndole la felicidad a penas verlo.
Estaba más que agradecida por ver a sus abusadores ya sin vida, descansando al ver que aquel sujeto que había comprado su ojo hacía muchos años finalmente estaba inerte frente a ella. Dispuesta a celebrar las bajas con su compañero, fue a moverlo para despertarlo con suavidad.
Con el rostro más que cansado por la pelea, Calix no tenía fuerzas para ponerse en pie, por lo que la chica optó por servirle de apoyo y tomarlo entre sus brazos.
—¡Ya se! Vayamos a esa colina, ese lugar que nos gusta tanto. Veamos el atardecer juntos, por favor.
Ante el cielo de un color cardumen y destellos celestes como la mirada del chico, Grecia se desplomó, dejando que rodara lo que llevaba en brazos.
Con la respiración mas dolorosa del mundo dio su último aliento, sabia que no tardaría en morir debido a el par de heridas que sus agresores le habían dejado como recuerdo. Grotescas, al rojo vivo y sin solución, no eran capaces de generarle el mismo dolor que el que estaba sintiendo al ver la cabeza de su único amigo a su lado.No consideraba haber tenido una buena vida, pero, el haber estado en compañía por tanto tiempo con él, le hizo preguntarse si tal vez, solo tal vez, él alguna vez la amo en secreto, pues, ella sí lo hizo.
Aferrándose ya sin vida al rostro del chico, para sentir que había muerto en sus brazos. Cerrando sus vidas que no habían sido más que una TRAGEDIA.
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『••[Miedo y otras historias]••』
Random╰•★★ 𝙾𝚗𝚎-𝚜𝚑𝚘𝚝𝚜 𝚍𝚎 𝚑𝚒𝚜𝚝𝚘𝚛𝚒𝚊𝚜 𝚚𝚞𝚎 𝚌𝚛𝚎𝚎 𝚍𝚞𝚛𝚊𝚗𝚝𝚎 𝚕𝚊 𝚎𝚜𝚌𝚞𝚎𝚕𝚊, 𝚎𝚗𝚌𝚊𝚋𝚎𝚣𝚊𝚍𝚊𝚜 𝚙𝚘𝚛 "𝙼𝚒𝚎𝚍𝚘".★★•╯ ━┈━≫╷≪━┈━ "...𝒷𝓇𝑜𝓉ó 𝒽𝒶𝓈𝓉𝒶 𝒹𝑜𝓃𝒹𝑒 𝓎𝑜 𝓂𝑒 𝑒𝓈𝒸𝑜𝓃𝒹í𝒶, 𝓅𝑜𝓇 𝓅𝓇𝒾𝓂𝑒𝓇𝒶 𝓎 ú𝓁�...