En ese momento, me sentí totalmente desnuda ante el mundo y solo estaba frente a Declan. Su mirada podía quemarlo todo y a mi incluida, de un modo que no sabía ni siquiera como hablar. Tenía calor, no lo voy a negar y el vestido se me pegaba al cuerpo debido a eso. Por un momento pensé que la mejor opción era dejar la cita, salir con Declan y olvidarme de todo el mundo. ¿Qué podría salir mal? Si decepcionaba a toda mi familia por él no importaba más.
Volví a la realidad cuando mi teléfono sonó y vi que era Jiho, seguramente le estaba haciendo esperar. ¿Cómo le decía que ya no quería verle? ¿Cómo cancelaba esa cita?
—¿Tienes una cita? —preguntó Declan con total tranquilidad, como si pudiera oler desde lejos mis nervios.
Tomé aire y traté de pensar que decirle. No sabía si sonar misteriosa, darle celos o simplemente contarle la verdad. Para mi desgracia, la verdad no es la mejor opción en ese momento. Me daba pena cuando ponía mentiras en nuestro camino, porque me alejaba más de él de un modo u otro.
—Sí, con Jiho —le expliqué, mostrándole el teléfono ante su llamada—. ¿Me veo bien?
Para mi sorpresa, incluso en un momento como ese, buscaba su aceptación. Declan me observó de vuelta con esa mirada que podía derretir a cualquier persona y esta vez lo hizo de arriba a abajo. No sabía que quería escuchar en ese momento, mi mente fantaseaba demasiado con novelas románticas donde todo funcionaba según un guión. En ese mundo ya había empezado a comprender que no vivíamos en una historia así, sino en una mucho más cruda.
—Me gustaba mucho más la Suni real.
Al decir eso, hizo un chasquido con la lengua y caminó como si nada, buscando abandonarme luego de lo mucho que me había lastimado con sus palabras. Era la verdad, por supuesto, pero me dolía que lo dijera como si fuera algo horrible de ver.
—¿La Suni real? —pregunté, girando para verle la espalda ancha mientras avanzaba hacia la sala principal. Lejos de mi, como siempre—. ¿Quién eres para decidir cuándo soy real o no lo soy?
Se detuvo, algo que yo quería conseguir y se dio vuelta lentamente para observarme con la misma intensidad de antes. Esta vez fui yo la que terminó nuestra distancia, haciendo que cada paso sonara en el suelo y me diera la seguridad que necesitaba. Declan no se movió, solo me observó atento con las manos en los bolsillos de su pantalón azul. Me temblaba el cuerpo, pero eso no me detuvo en ningún momento. Si tenía que enfrentarlo con miedo, iba a hacerlo de todos modos.
—Te conozco lo suficiente para darme cuenta que esta no es la Suni que conozco. Hemos ido a millones de eventos y nunca se te ha pasado por la cabeza vestirte así...
—¿No te gusta? —pregunté con miedo de su respuesta y, para mi sorpresa, mi voz se quebró un poco al hacerlo. Quería gustarle tanto que no sabía cómo podía dolerme el escuchar una negativa.
—¿Gustarme? —se le escapó una pequeña risita que no me gustó nada y lo observé en silencio, queriendo entender. Estábamos cerca, por lo que solo tuvo que dar un par de pasos hacia mi para quedar casi pegados. Alzó unas de sus manos y apartó el cabello de mi rostro, con una delicadeza que hizo a mi cuerpo temblar. No podía imaginarme qué podía pasar si tocaba alguna otra parte de mi cuerpo—. No puedo ni respirar ahora mismo.
Él no podía y yo tampoco. Levantó la mirada, observando solo a mis ojos y me quedé muda. Mi respiración estaba algo agitada solo por tenerle tan cerca y la idea de besarlo nunca fue tan tentativa como en ese momento. No sabía qué era lo que deseaba para mi primer beso, pero no me importaba que fuese ahí. Vistiendo como una persona totalmente diferente a la normal, pero siendo la misma chica de siempre. Lo quería a Declan, al beso, a la situación. Sin embargo, sabía que no era el momento adecuado todavía.
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La asistente del jefe [Editorial Scott #3 ]
ChickLit«Quiero lo mejor para ti, Suni. Siempre... incluso si eso es estar lejos de mí.» Declan Scott consigue un mejor puesto dentro de la editorial de su familia y sabe que mucho de eso ha sido gracias a su maravillosa asistente Suni. Luego de más de un...