Introducción

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Lionel Scaloni camina impaciente por la pequeña cocina de su departamento. Su teléfono suena y se niega a contestar, sabe que es su madre, lo vio en la pantalla y es por eso que evita a toda costa apretar el botón verde. La ama con todo su corazón, pero a veces es demasiado para escuchar. Lionel la conoce bien y sabe que en cierto punto, todas sus conversaciones terminan en lo mismo. Su mamá opinando de qué es lo que debería hacer, qué es lo correcto y qué es lo malo. La forma en la que debería vivir su vida, que es básicamente como ella quisiera.

Aún así, es su madre y no puede no contestarle el teléfono. Lionel resopla y se dirige hacia la mesada, en donde había abandonado su celular en un arranque de desesperación. Lo toma en sus manos y respira ondo, aprieta el botón.

"Hola ma, cómo estás?"

"¡Hola Lio! Todo bien, ¿vos? ¿Como va la facu?"

"Bien ahí anda... ¿Ustedes que hacían?" Lionel trata con toda su habilidad adquirida con los años de correr la conversación de la facultad hacia otro tópico. Se apoya en la encimera y mientras escucha a su madre relatar su día, ve como su compañero de alquiler, Ayala, entra en la cocina para luego agarrar la pava y poner a calentar agua. Le hace una seña de montoncito con la mano que Lionel traduce como "¿Con quien hablas?"  Modula con su boca lo más que puede la palabra "mamá" mientras sostiene el teléfono en su oreja.

"...Y bueno, es por eso que queríamos organizar con tu padre ir a pasar el finde de semana santa a la costa todos juntos" 

"¿Que?" Lionel perdió totalmente el hilo de la conversación en lo que creyó que fueron segundos. "¿Ir todos juntos a la costa?"

"Si lio, ¿No me escuchaste? Aparte tu abuela quiere conocer a tu pareja"

Lionel abre los ojos como platos "¿EH?"

Escucha como al otro lado de la línea su mamá chasque la lengua "Vivis en una nube de pedo Lionel... La última vez que la viste le dijiste que la próxima le ibas a presentar a tu pareja. Ahora todos queremos saber quien es"

"La concha de mi hermana" piensa Lionel pero que se transmite en su rostro, porque el ratón Ayala que escuchaba atentamente la conversación larga una carcajada, burlándose del lío en el que se metió.  El ratón menea la cabeza con risa, sacando la pava del fuego y cebándose el mate "Ay ay ay... Lionel..." Murmura mientras ríe. Scaloni esta pensando seriamente en putearlo aunque su mamá lo escuche. Pero en realidad sabe que la culpa es totalmente de él.

Para año nuevo, su abuela había comenzando a hablar de cómo su hermano se había casado con una mujer hermosa y terminado sus estudios en plena mesa familiar. "Lionel, ¿Por qué no aprendes de tu hermano?" Acotaba típicamente su  madre.

Pero su abuela no era así. Siempre le tuvo un cariño a Lionel que nunca tuvo con ningún otro sobrino o nieto y Lionel encontraba en su abuela una confidente que no encontraba en su madre o en algún otro lugar.  "No me refiero a comparaciones. Mauro se ve feliz y yo quiero verlo así de feliz a Lionel con alguien a su lado antes de que no llegue a presenciarlo"

Su madre chasquea la lengua "No digas esas cosas mamá. Lio nunca trajo a alguien a esta casa, menos lo va a hacer ahora"

Lionel se sentía diminuto y humillado. Por un lado, su madre le recordaba lo difícil que el amor fue en toda su vida, sin poder nunca formalizar con alguien. Ya con veintidos años sentía que era hasta una obligación haber al menos hablado de alguien con su mamá, de alguna chica que le gustara o de alguien que le parecía lindo, pero nada. Sentia que la vida se le pasaba por sus ojos como si el tener veintidos años sea sinonimo de ya ser anciano y sin nada mas por vivir. Su abuela había tocado una fibra sensible en su alma y Lionel lo único que siempre quiso es hacerla feliz. Tiene razón, su abuela ya está grande y cada sonrisa que pueda sacarle vale millones para Lionel. Asi que en la desesperacion, escupe las palabras que lo enredan en un compromiso imposible de lograr.

Amor Clasificado [ScalonixAimar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora