Día 11

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Jueves Santo (Última Cena)

La alarma es quien despierta a Pablo y el horario es quien le da el mal humor. Ocho de la mañana un jueves de vacaciones, donde dormir hasta el mediodía estaba siendo uno de los lujos que más disfrutaba de la casa. Pero la alarma no suena solo una vez. Dos, tres veces hasta que Pablo reconoce el sonido como lo que es, una alarma y se digna en abrir los ojos para buscar de dónde viene. Es ahí cuando ve la pantalla del celular de Lionel encendida y vibrando sobre la mesa de luz, pero el pelinegro seguía durmiendo totalmente ajeno al sonido ensordecedor y repetitivo que sacaba de las casillas a Pablo.

Enojado, empuja por el hombro a Lionel para que despierte y agarre el celular "Lionel apaga eso ya"

Pero si no se despertaba con el ring tong a todo volumen, menos lo iba a hacer con un empujoncito en el hombro. Pero Pablo tampoco iba a dignarse en moverse más o siquiera pensar en levantarse para apagar la alarma de Lionel, así que lo empieza a empujar repetidamente, agrega pequeñas patadas por debajo de las sábanas y pareciera surtir efecto cuando Lionel gira sobre la cama, dándole la espalda y refunfuñando entre sueños. No vuelve a moverse.

"Dios Lionel te juro que si no apagas eso te tiro el celular por la ventana" Le dio un empujón aún más fuerte, tirándolo de la cama y finalmente despertándolo.

"¡Eh! ¿Qué te pasa?" Lionel está hecho un bollo en el suelo, los ojos achinados y rastro de baba seca en la comisura de sus labios.

"¡Apaga la alarma antes de que te estampe el celular contra la pared!"

Como puede y con lentitud, Lionel se reincorpora para agarrar su celular y finalmente apretar la pantalla para parar el sonido martillante. Pablo suspira y cierra una vez más los ojos, pero Lionel no vuelve a la cama.

"Dale despertate que para algo puse la alarma, hay que limpiar toda la casa" Pablo se ríe incrédulo y con la mano le hace la seña de motoncito.

"Andá máquina, nadie te detiene" Da media vuelta en la cama dándole la espalda a Lionel para seguir durmiendo.

Lionel lo espera cruzado de brazos, pensando qué tal vez se levantaría por sus propios medios y que no iba a tener que acudir a la fuerza. Pero Pablo respira profundamente, casi que no se ve por estar cubierto de sábanas y el acolchado. Sus ojos cerrados pero tranquilos y los rulos alborotados. Casi que le da lástima lo que está por hacer.

Casi.

Lionel se estira sobre la cama para destapar a Pablo, quien instintivamente lleva sus pies y manos hacia su pecho para tratar de cubrirse y no perder el calor que tenía entre las mantas. Sujeta a Pablo de la cintura y lo tira hacia el final de la cama. Tan rápido como puede, lo agarra de la cintura y pasa un brazo por debajo para luego levantarlo y subirlo a su hombro. Aunque su cuerpo sea más pequeño que el de Lionel, seguía siendo pesado para levantarlo y más dormido, por lo que un poco le costó poder acomodarlo en su hombro. Pablo lo golpeaba en la espalda y balbuceaba insultos que se perdían en el sueño mientras que Lionel abría la puerta de la habitación, riendo.

"Bajame culiao hijo de puta ¿A dónde 'tas yendo?"

Lionel no podía evitar las carcajadas al notar que el acento cordobés era aún más marcado cuando el de rulos se enojaba. Pablo tenía que subirse sus shorts de dormir para no quedar desnudo en la sala de la casa familiar mientras sentía como su sangre subía a su cabeza al estar boca abajo. No venía nada más que los cambios de piso de una habitación a la otra y los gemelos de Lionel. Escuchaba las carcajadas de este mientras corría, hasta que detiene el paso y lentamente se agacha para dejar a Pablo acostado en el césped del patio. Cierra los ojos al darle el sol matutino en la cara y su rostro se encendía con calor, la tierra está fresca y Pablo deja de quejarse para estirar sus brazos y acariciar el pasto debajo de él.

Amor Clasificado [ScalonixAimar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora