Prólogo

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Cuatro años atrás

—Papi mira lo que dibuje.

Una pequeña niña de ojos azules y castaño cabello rizado corrió hacia el sofá donde un hombre de ojos azules, cabello castaño liso y una obvia panza de embarazo, descansaba.

—¿Qué dibujaste esta vez, amor? —preguntó sonriéndole mientras se enderezaba un poco en el sofá. Ya tenía 8 meses de embarazo, estaba a nada de dar a luz y por lo mismo se cansaba muy fácilmente, después de todo, estar esperando gemelos no era cosa fácil.

—Somos nosotros en el espacio, ¿ves? Este es papá Harry, este eres tú, este es Axel y esta soy yo —dijo la pequeña apuntando al monigote correspondiente con el nombre que iba diciendo. Los cuarto monigotes estaban de pie en lo que parecía la luna y detrás había un fondo negro lleno de estrellas y uno que otro planeta y cometas.

—Es un dibujo hermoso, amor, ¿y esas que son? —preguntó el mayor apuntando lo que parecían dos bultos amarillos justo después del monigote que era su hija.

—Son los bebés —respondió ella sonriendo.

—Oh, los bebés. —Él también sonrió—. ¿Ya quieres que lleguen? —preguntó acariciando los rizos de la pequeña.

—Sí, ya quiero conocerlos, ¿falta mucho para eso? —preguntó emocionada mientras apoyaba una de sus manitos sobre la prominente barriga de su padre.

—Casi nada —respondió mirándola con cariño.

—¡Papi! ¿dónde está mi guante de béisbol?

El grito de un chico se dejó escuchar en la casa.

—Debería estar en tu armario, ¿buscaste ahí? —respondió el mayor tratando de enderezarse para ir a ayudar a su hijo.

—¡Lo busqué y no está! —respondió el chico sonando frustrado.

—Ya voy —contestó levantándose con dificultad.

—Ten cuidado, papi. —La pequeña lo sostuvo (o al menos lo intentó) por la cadera con sus delgaditos brazos.

—Estoy bien, pequeña.

—¡Papi —insistió el chico.

—¡Qué ya voy!

—¿Qué son todos estos gritos?

Un hombre alto de ojos verdes y cabello  rizado apareció en la sala.

—¡Papá! —exclamó emocionada la pequeña y corrió a los brazos de recién llegado.

—¡Hola, princesa! —saludó Harry alzándola en sus brazos—. ¿Has cuidado de papi hoy? —le preguntó besándola en la mejilla.

—Sí, míralo, ahí está totalmente bien —respondió apuntando hacia el castaño.

—Bien hecho, princesa —la felicitó al tiempo que la bajaba—. ¿Por qué no vas a buscar a tu hermano y preparan la mesa para la cena? Vengo hambriento —agregó acariciándole el cabello.

—Sí.

Harry sonrió viendo a su hija alejarse antes de mirar a Louis.

—Hola, amor —saludó Louis sonriendo y se acercó a su esposo para besarlo.

—Hola —respondió el rizado esquivando el beso.

—¿Cómo estuvo el trabajo? ¿Muy agotador? —le preguntó el castaño, ignorando el gesto de su esposo, tal vez estaba cansado.

—Sí, como siempre —respondió apoyando sus manos en el vientre de Louis.

—¿Qué hay de tomarte unas vacaciones? ¿Tu jefe aún no te responde? —preguntó el castaño con preocupación, mientras le abrazaba del cuello. Siempre habían sido muy cariñosos y de piel cuando estaban juntos, así que para Louis era lo más normal del mundo ser así de pegajoso con su esposo.

Ni conmigo ni con nadie (Larry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora