Disasterology | Luckity AU

2: ¿Alguna Vez Has Amado Tanto A Alguien Que Te Resulta Difícil Respirar?

"Mi patito, ¿alguna vez te he fallado?"

Abrir los ojos parecía irreal, el techo de madera oscura lo recibía como cada mañana junto a una almohada estéril y fría por el desuso, a menos que hubiera tenido la voluntad de abrazarla para al menos sentir algo de seguridad. El brillo de su comunicador iluminaba apenas el lugar con su común mensaje de error si trataba de enviarle un mensaje a su amado perdido, dejándolo sin voluntad antes de incluso haber comenzado su día.

Pronto serían quince meses desde la partida y desaparición de Luzu, cinco meses de noticias vagas y la promesa de un regreso seguro y un año de silencio. Desde que Sapo Peta había dicho aquellas desgarradoras palabras anunciando que sus amigos habían perdido todo rastro de Luzu dentro de un extraño resplandor brillante y que no había señales de alguien que pudiera dar razones de él el silencio había sido algo habitual, porque al parecer nadie más que Quackity sabía de la relación que tenia el druida con las criaturas silvestres y porque Vegetta había pedido la mayor discreción sobre el tema de un resplandor que avanzaba lentamente desde aquel bioma que se vio afectado por algo desconocido.

"Uno de mis amigos estaba muy asustado cuando aquello pasó, pero no he vuelto a saber de él... nadie al parecer."

No le prestó atención al discurso del druida porque simplemente no le importaba lo que tuviera que decir al respecto, sus dichosos amigos muchas veces los habían atacado con intenciones asesinas y que uno de ellos desapareciera era irrelevante. Sus pensamientos agresivos eran el reflejo de como se sentía por dentro, creyendo que los demás pensarían lo mismo de él y de Luzu cada vez que quisiera externar sus preocupaciones. Al final también eran dos criaturas insignificantes que a otros podría importarles menos si desaparecían; un odio irracional crecía dentro de él cada vez que alguien mencionaba sufrir sobre cualquier cosa. De pronto, para Quackity en su bruma adolorida y resentida no había alguien que tuviera el derecho para sufrir más que él. Reduciendo a la nada sus propias emociones porque ya no había nada más dentro de él que la propia soledad y el sentimiento de haber sido aniquilado hasta los cimientos; cansado de ver como todos lo trataban como algo delicado porque el mínimo trato dulce lo hacía sentirse enfermo y vomitar. ¿si los demás supieran lo que ronda por su mente seguirían pensando que merece compasión?

Estaba drenado emocionalmente. Comenzando a cansarse de su propia existencia miserable, porque Luzu se había ido y la culpa lo llevaba a castigarse por aquel amor al que sentía que había fallado al no poder ser el apoyo que Luzu tal vez necesitaba; solo se quedó mirando como su amor poco a poco ya no era suficiente porque la ausencia creció desmedidamente con el paso de los días, llenando cada hueco de sí y de la casa que un día fue su nido de amor.

Intentó de todo para satisfacer un deseo irracional de sanar su corazón herido. La manifestación, pedir deseos a los astros, rezarle a un dios o incluso a los dioses por respuestas no llenaba sus expectativas, necesitaba verlo de fondo y buscar él mismo la respuesta que necesitaba escuchar. Y mientras observaba a los pequeños peces nadar en el estanque que Luzu construyó para él y sus patos sintió paz; algo que no había sentido en aquellos quince meses o incluso más... no podría decirlo con certeza.