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-¿que quieres hacer?-- preguntó haneul

-uh, pensaba en tomar un helado, ¿que dices?-- la mire

-me parece bien-- sonrió

Engancho su brazo al mío y yo me encargue de no perder el equilibrio para hacernos caer con la bicicleta a mi lado. Caminamos hasta llegar a la heladería y encadene mi precioso "asher", si, el nombre de mi bicicleta, ustedes dirán que es raro colocarle nombre a algo que esta sin vida, pero le tenia cariño pues lleva conmigo desde que cumplí los diez, aclaro que a esa edad me quedaba un poco grande.

-¿que sabor?-- preguntó el vendedor

-chocolate y trocitos del mismo, el otro de pasas al ron con también trocitos de chocolate, por favor-- respondió haneul

Él asintió y se fue, nosotras esperamos paciente a que los hicieran.

-¿por qué faltaste ayer?-- pregunté

-un problema familiar, nada importante-- volteo
los ojos despreocupada

-ya veo, luego te paso los apuntes-- sonreí

-gracias-- sonrió

El chico después de unos minutos volvió con
nuestro pedido y nos lo entregó, mientras tanto yo fui a pagar, para luego irnos y sentarnos en la plaza de al frente, asher nos acompañó obviamente.

-¿después que harás?-- preguntó dándole una
probada a su helado

-uh, debo ir a casa, mis padres quieren hacer
no sé qué cosa-- mentí para luego darle una
pequeña saboreada a mi helado

Me encanta este sabor, pasas al ron, mi favorito.

-oh, en otra ocasión podemos irnos al centro
comercial, podemos ir a comprar el libro que
tanto quieres-- propuso

-¡Claro que sí!, tengo muchas ganas de leerlo,
dicen que es triste-- comente emocionada

-¿lo vas a leer solamente por eso?-- levantó una ceja

-si-- sonreí y comí de mi helado

-estas loca de verdad-- negó haciendo lo mismo con su helado

-pues... Si duele mucho, te lo prestare para que
también sufras-- reí

-acepto, no soy de leer pero por ti lo haré-- asintió

Hice un sonido con mi garganta de "ouww" y
ella solo sonrió negando. Terminamos de tomar nuestro helado, y hablamos unas horas más. Ella no sabe que yo voy con la psicóloga, le tengo confianza pero no quiero preocuparla, a otra persona no, me basta y me sobra con mis padres.

-ya me tengo que ir...-- mire mi reloj de muñeca

-oh... De acuerdo, avisame cuando llegues-- me señaló

-si, tú también eh-- la señale de igual forma

-claro, claro, adiós cremocita-- se despidió

-adiós saladita-- reí y ella me miró volteando los ojos para luego reír

Cremocita era mi apodo pues una vez a los trece años, estábamos cocinando algo dulce, y me tocó hacer la crema... No salió muy bien porque además de estar comiendomelo, mi rostro quedó lleno de crema. Además, según ella dice que soy muy alegre y dulce, así que me coloco ese tonto apodo.

Por mi parte le digo saladita porque una vez a
la misma edad de trece años, me invitó a comer a su casa y cocino ella, los fideos les quedaron demasiado salados tanto que tuvo que lavarlos porque no se podían comer. Cabe decir que a esa edad nos creíamos chefs profesionales.

Atlantis [Seokjin y T/n] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora