En el día no pasó algo distinto, nos la pasábamos haciendo otras cosas en lugar de ponernos a hacer los deberes.Miguel sólo se la pasaba hablando de su novia y de lo feliz que era con ella, era algo de lo que solía hablarnos al Claudio y a mí, muchas veces era cansado escucharlo hablar de eso.
Aunque ahora Claudio se unió a esa plática y comenzó a hablar sobre aquella chica que le había ayudado a aprender a tocar, mientras hablaba de ella se le veía sonriente, era una sonrisa que yo nunca había visto en su cara, ¿Por qué la primera vez que iba a ver esa sonrisa debía ser a causa de una intrusa? Una intrusa la cuál consiguió lo que yo quise durante mucho tiempo.
Y las bromas sobre ella y Claudio no tardaron en llegar, mientras que yo sólo podía reírme de ello y parecer estúpido. Sólo deseaba que pararan ya con ese tema y terminase el día.
-¿Y el Miguel no va venir o qué?-Preguntó Claudio con los brazos cruzados mientras que se mantenía sentado sobre unas viejas llantas.-
Oh, lo olvidaba. Hoy era día de ensayo para mi buena suerte. Solíamos ensayar en un lugar abandonado el cual estaba repleto de llantas que la gente tiraba y colchones viejos. Era el único lugar en el que podíamos ensayar sin que algún vecino viniera a callarnos.
Desde que Miguel había comenzado una relación, había comenzado a faltar a los ensayos, cosa que a mí y a Claudio nos molestaba y siempre que tratábamos de confrontar a Miguel, él respondía que ya no iba a volver a ocurrir... Y ocurría de nuevo.
-Va a venir, Claudio.-Respondí con tranquilidad.-
-Que no va a venir, Jorge.-Él me miró con decepción.-Ahora lo único que él tiene en la cabeza es la novia esa.-
-Hm, pues no es muy diferente a ti.-Dije sin pensar.-
El rostro de Claudio cambió a uno un poco más molesto.
-Bueno, mínimo yo no dejo de venir a los ensayos, además ¿A ti qué te importa que yo tenga novia?-Rodó los ojos.-
-No me importa, sólo que no quiero que eso termine perjudicando al conjunto.-Respondí en un tono de molestia mientras que me sentaba en un viejo sillón el cual habíamos rescatado de el montón de basura que había.-Somos terribles, ninguno parece esforzarse y menos ahora que ustedes dos sólo piensan en chicas.-
-Lo que pasa es que tú estás celoso, Jorge.-Dijo con burla mientras me apuntaba.-Le diré a la Claudia que te presente a una amiga para que no estés así de amargado.-
-Yo no quiero chicas, Claudio.-Le interrumpí de manera golpeada.-Ahora tengo otros intereses.-
-Otros intereses.-Claudio rió y se levantó de las llantas en las que estaba sentado para acercarse y sentarse a mi lado-ya, no vaya a ser que nos salgas gay.-
Esas palabras provocaron molestia en mí.
-y si lo fuera ¿Cuál sería el problema? ¿Eh?-
-No, no, no, no hay problema, sólo decía.-Respondió entre risas.-Y bueno ¿Cuánto tiempo nos quedaremos acá esperando al Miguel?-
-El tiempo que sea necesario. Él vendrá.-
-¿Quieres apostar?-
Yo le sonreí
-No hago apuestas que sé qué voy a ganar.-
Y que equivocado estaba yo, Miguel no llegaba, tuve la suerte de poder ensayar un par de canciones nuestras con la guitarra junto a Claudio. Había mejorado bastante, es algo que debo de admitir... Aquella mujer sí sabía de guitarra.
Ya habían dado eso de las siete de la noche y Miguel no había llegado, notaba a Claudio cansado así que el dije que podía irse si quería.
Pero él se negó.
Se quedó conmigo.
Nos quedamos un largo rato en silencio, silencio no tan incómodo, pero tampoco era algo que fuese reconfortante, era raro mantenerse en silencio tanto tiempo estando con una persona. Decidí hablar luego de un rato.
-Y esa chica...-Claudio me miró.-¿Es tu novia?-
-Negó con la cabeza, a lo cual yo sonreí aliviado.-Aún no se lo he pedido, pero, estoy buscando la manera de hacerlo.-
Y mi sonrisa de alivio duró menos de lo que yo me esperaba.
-¿Y si le haces una carta? ¿O una canción?-Murmuré.-
-De hecho no es una mala idea.-Me sonrió.-¿Me ayudarías con eso?-
Yo asentí, eso parecía haberle alegrado bastante, pues, su sonrisa se extendió aún más. Me gustaba verlo feliz, pero no me gustaba que esa felicidad fuese con esa chica.
No tenía idea de cómo hacerlo, pero yo me encargaría de hacer que la propuesta de arruinase. No iba a permitir que alguien entrara así cómo así a quitarme algo que yo ya he reclamado.
Me quedé absorto en mis pensamientos, dejé de prestarle atención a cualquier otra cosa, hasta que sentí un peso en mi hombro. Volteé la cara y me encontré la cabeza de Claudio recargada en mi hombro, sentí mis pómulos tibiarse y mis manos sudar. Él tenía los ojos cerrados, quise suponer que estaba tratando de conciliar el sueño. Acerqué mi mano a su hombro y dejé que permaneciera ahí por un rato.
Pasó aproximadamente una hora en donde Claudio soltaba unos suaves ronquidos, sentía mucha pena en tener que despertarlo pero cada vez se hacía más tarde y no quería llevarlo cargando a su casa, aunque, pensándolo bien, no me molestaría.
-Hey, Claudio.-Murmuré cerca de su oído mientras que movía su hombro con suavidad, no buscaba hacerlo despertar de manera brusca y para mi buena suerte, él despertó con esos leves movimientos.-Ya hay que irnos. Se está haciendo tarde.-
-¿Viste que no vino el Miguel?-Dijo entre unas pequeñas risas mientras bostezaba y estiraba sus brazos alejándose de mí.-
-Bueno, quizá le pasó algo, no necesariamente tiene que ser por la novia.-
-Claro.-
Ambos nos levantamos del sofá en el que estábamos, tomé mi guitarra y tomamos nuestros sacos y nos fuimos de aquel lugar. Era muy probable que al llegar a casa a ambos nos esperara un regaño o castigo, pero parecía no importarle a ninguno de los dos.
Hoy fue un buen día a fin de cuentas.
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