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Y volvió con el zorro:

– Adiós – dijo...

– Adiós – dijo el zorro. – Aquí está mi secreto. Es muy simple: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

– Lo esencial es invisible a los ojos – repitió el principito a fin de recordarlo.

Terminé de leer mientras subrayaba mi parte favorita y cuando gire a ver a Yant lo vi confundido, me causo mucha gracia la verdad.

—No todo lo que se ve, es bonito? —me miró entrecerrando sus ojos— es lo que quiso decir.

—Creo, osea habla de que no solo la belleza física es lo más importante, todo va más allá de lo que nuestros ojos puede ver y lo que sí el corazón. Bueno, eso me dijo lusita, entendí así.

—Lo que diga el corazón.

—El corazón. —se veía tan concentrado en el libro que luego llegó mamá— Hola Señora.

—¿Tienen hambre?

—Sí. —respondimos al tiempo y nos levantamos— iremos a lavarnos las manos.

Corrimos al patio y me subí en la piedra mientras él por el otro lado se paró de puntas y me abrió la llave mientras lavaba las mías, era muy tierno de su parte que me ayudará, ¿por qué me ayudaba? Cuando terminé sacudí mis manos y me bajé para ayudarlo también, eso pareció gustarle porque se tomó el tiempo de hacerlo, terminada la acción nos limpiamos en la toalla que mamá tenía al lado encima de la lavadora. Me cedió el paso y luego entramos con cuidado, mamá había recogido todo y puesto en una pila, y nos dejó los sandwich para que comiéramos.

—Se ven muy ricos.

—Sí, mamá cocina delicioso.

—Mamá también. —murmuró y vio la comida, tenía razón cada uno le gustaba la sazón de nuestra mamá— lo hace.

—Bueno, cuando mamá me deje salir y pueda ir a tu casa, pruebo la comida de tu mamá. —alzó su mirada feliz y empezó a comer, gire mi rostro y mamá asintió feliz— están ricos, ¿verdad?

—Demasiado. —habló con la boca llena y me reí— lo siento.

Comimos en medio de risas y caras que él hacía nunca me había reído tanto en la vida, pero era lo que me hacía sentir, no era malo. Hasta que llegaron nuestras madres, no sabía lo que venía.

—Chris, mi amor, debemos irnos. —sonrió de lado la señora y yo hice una mueca mirando a mamá— tu padre ya casi llega a casa.

—Está bien mamá. —se levantó con cuidado y empezó a empacar todo tristemente— no pude terminar la tarea.

—Puedes llevarte el cuaderno, me lo das mañana en el salón. —sonreí de lado y me abrió los ojos— nos podemos sentar juntos, otra vez.

—¿Podemos?

—Si quieres.

—Sí quiero.

Metió ambos cuadernos y mamá le pidió que dejará el plato en la mesa, le agradeció amablemente y Aura seguía mirándolo con desconfianza como si tramaran algo, era temible esa niña.

—Bueno, muchas gracias señora Dimitri, la charla estuvo amena y el café delicioso. Bruna, espero que pasarás buena tarde, nos veremos en otra ocasión o cuando tu madre te permita ir a casa, eres más que bienvenida.

—Gracias señora Vélez. —mire a mamá y asintió— espero que sí. —Tomé el libro y me acerque a Yant que me miró confundido.— Gracias por traer el libro, luego lo terminamos.

—No, termina, después me lo devuelves. Verdad mamá. —la miro y ella asintió después se giró a verme— así puedo leerlo con los colores que le dejes.

—¿Seguro? —mire a ambas mamás porque no quería que me regañaran o le regañaran después y ambas asintieron— bien, gracias yant.

—No es nada, —lo vi mover sus pies y miró a mamá— hasta luego señora Dimitri.

—Hasta luego Christopher.

—Chao Aura. —se despidió pero ella le sacó la lengua y salió corriendo a la cocina y desde allá lo miraba— creo que todavía no me quiere.

—Lo siento, ella no es así. —mamá se fue por ella y la trajo en brazos donde se escondió en su cuello— hija.

—No.

—Tranquila, son niños y más Aurita se ve un ángel.

Si claro, un ángel.

—Bueno, mañana hablamos Bru. —se acercó tan rápido que no me dejo ni parpadear y beso mi mejilla— lo siento.

Salió corriendo y ambas madres ahogaron un gritó, reaccione porque Aura empecé a decir que no.

—No, no, noooo. —movía sus cabeza y manos mientras arrugaba sus cejas—

—¡Christopher Bryant Vélez! —la mamá le gritó y este ya había salido de la reja y esperaba en la otra casa— Que pena contigo, Bruna, Señora Dimitri. Él no es así.

—No importa, creo que Aura sabía algo y Bruna pareció no molestarle. —se quedaron mirándome y reaccione pero todavía no decía nada— ¿hija?

—Mamá.

—Creo que mejor me voy, una disculpa.

Y salió a paso rápido mientras soltaba palabras que no entendía pero creo que a Yant le iría peor hoy. Mi hermana Magdalena, bajo las escaleras riendo.

—Bruna, te robaron un beso. —venía comiendo papas y la fulmine con la mirada— hubieras visto tu cara.

—No es cierto. —me senté a terminar mi tarea de Español sin levantar la mirada a nadie— voy a terminar mi tarea.

—¿Te sientes bien, hija?

—Sí mamá

—Bueno, cualquier cosa me dices. —asentí— Aura, hija eso no se hace.

Y se la llevó al patio mientras mi hermana seguía diciendo que no, creo que Aura tenía razón, no debió hacer eso, ahora que iba a decirle.

—Deja de pensar tanto, le pareciste linda y ya.

Se fue dejándome con más dudas en mi cabeza, yo no sabía eso y además estábamos muy pequeños para esas cosas. Tenía rabia, pena y otra cosa que no entendía pero quería golpearlo, aunque mamá decía que eso no solucionaba nada.

 Tenía rabia, pena y otra cosa que no entendía pero quería golpearlo, aunque mamá decía que eso no solucionaba nada

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Lo que me estoy riendo al escribir esto, les juro que una vez vi un niño hacer eso, las mamás casi se infartan. Igual se deben de corregir.

Fero <3

HOJA EN BLANCO - C.V [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora