¿Eres virgen?

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Con un gesto me indica que avance y tomo asiento frente a ella, se aclara la garganta —Cariño, talvez creas que los hombres son como animales y de cierta forma lo son, pero—señala hacia mí.

 —No soy atractiva, lo sé. 

—Claro que lo eres, todas lo somos, solo que tú no has descifrado que usar a tu favor y yo no tengo tiempo que invertir en alguien que se ve y tiene el brillo de una mojigata—  le da una calada a su cigarrillo. 

Me gustaría debatir con ella sobre el hecho de que no soy mojigata, pero eso es más que una maraña de mentiras, soy virgen. 

No hay nada mas de mojigata que una virgen de mi edad.

—El..el...empleo de..e camarera

— No necesito camarera, ya tengo muchas chicas aquí querida.

Mi rostro se llena de rubor y mis pies buscan la puerta de salida para escapar de la vergüenza monumental que estoy pasando ahora mismo. Conozco más que bien este círculo, las camareras parecen modelos de victoria secret y yo no les llego ni a la punta del pie a una de ellas. 

Tan sofisticadas, tan hermosas. 

Tan todo lo que yo no soy. 

Me pellizco el dorso de la mano de tal manera que el dolor me haga recordar lo desesperada que estoy —Tengo mucha experiencia de camarera, estoy dispuesta a doblar turnos, triplicar turnos si usted lo desea, por favor. 

—No necesito a una pequeña camarera, necesito una mujer— exhala y el humo de su cigarro se estampa en mi rostro. 

Aguanto la respiración y me levanto de la silla— Gracias— contesto.

Ahora tengo que averiguar cómo escapar de aquí con la dignidad intacta.

Cierto, no puedo. 

—¡Momento!...date una vuelta— su voz es tan profunda y potente que no hace más que poner a temblar mis rodillas. 

—¿Qué? una vuelta, yo— me señalo a mí misma, como estúpida. 

Es obvio que me lo ha pedido a mí.

Soy la única en la habitación. 

—Gira sobre tus pies. 

Con la mente en blanco y sin palabras que vengan a mi mente acepto su instrucción, me limpio el sudor de las manos en los vaqueros y giro.

 —¿Cuántos años tienes? —Deja su cigarro el en cenicero y se aproxima a mí, la distancia entre ella y yo es tan escaza que hace a mis pulmones olvidar como se debe respirar. 

—Veinte...veintitrés.

—Eres pequeña ¿Cuánto mides? 

—1.55 m—Baja la mirada hacia mi rostro...inspeccionándome con detalle, mis labios, mejillas, pestañas. Estoy segura que hasta las está contando.

Y asusta tremendamente. 

—Me gustas...el lunar en tu rostro, el color de tus ojos, estoy buscando alguien como tú—Agrega. 

Cuando la observo por el rabillo del ojo, intentar tocar el lunar debajo de mi ojo derecho, me alejo de su tacto—Usted...usted me dijo que no necesita camareras. 

—¿Eres virgen muñeca? — Interroga sin más, llevándose todo el color de mi rostro y haciendo que me cague del miedo. 

¿Cómo? ¿Cómo es que ella? 

—¿No tienes voz pequeña?, es una respuesta sencilla. 

—Soy virgen— contesto. 

—Vaya—responde con una sonrisa que vislumbra su rostro—una mojigata real.... me gusta, podría prepararte para convertirte en una de mis bailarinas— Insinúa. 

Stripper...si lo hago, conseguiré una pasta, pagaría la hipoteca y Clary, no tendría que trabajar en la cafetería. 

Por un tiempo, solo un tiempo si yo... 

Alzo la mirada hacia su rostro, sus ojos son de un penetrante azul acero, se siente como me clava la mirada debajo de la piel.—Gracias por la oportunidad...pero no creo que sea lo que busco, solo soy camarera y debería irme— doy la vuelta, me aproximo a la puerta, ella me toma del brazo y me detiene. 

—Esto no es memorias de una geisha y tu virginidad tardía no vale más de 50 dólares la noche, pero si quieres trabajar de stripper las propinas son 500 dólares.

 —Pero...—las palabras quedan suspendidas en el aire y los pensamientos se agolpan en mi cabeza.

 ¿Por qué me quiere como bailarina? 

No tengo nada que ofrecer. 

Solo desesperación y un litro de sudor. 

Las propinas... 

—Puedes empezar hoy mismo atendiendo las mesas, posteriormente me hare cargo de que te conviertas en una mis chicas. 

Siempre que estoy a punto de tomar una decisión "trascendental" me he preguntado: ¿si toda la parafernalia de los mundos paralelos existiese? 

¿Qué haría la Sadie de otra dimensión?,¿Qué decisión ha tomado ella? 

Si le digo que sí, la otra yo le dijo que no.

 Inclusive otra tiene padres y es feliz.

 Otra debe estar muerta. 

Pero pensar en que una versión mía le dijo que no...hace menos pesada mi conciencia.

. . . . .

Hola, soy Emma la autora, te agradezco por llegar hasta aquí, agradecería mucho tus comentarios y votos, ayudan mucho a difundir la novela.

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