"Akio, Akio..." Aquella voz grave y cargada de cariño le llegó a través de los sueños y comenzó a moverse. "Feliz cumpleaños, Akio."
La luz pálida de comienzos de una mañana de invierno entraba a la amplia habitación con una enorme ventana panorámica de cortinas corridas, en cuya única cama, una cama de gran tamaño y aspecto especialmente comfortable, seguía tumbado un hombre de cabello largo y desparramado por la almohada como mermelada en una tostada. A su lado, sentado en el borde había otro hombre, su cabello era también largo y la mitad superior peinada en rastas estaba sujeta en una cola de caballo. Aquel hombre acarició el rostro del durmiente con gran amor, él murmuró algo en sueños hasta que finalmente pudo despertar descubriendo el contacto de su pareja cuya mano descansaba tiernamente sobre su mejilla. Sonrió algo desubicado pero feliz de poder ver, un día más, a la persona que más amaba al despertar.
"Buenos días, Yuuto."
Se incorporó y su cabello se deslizó sobre sus hombros con el susurro de las dunas del desierto, sus ojos verdes mar resplandecían de felicidad; pero los cerró un instante al sentir el contacto cálido de los labios de su novio sobre los suyos."Feliz cumpleaños, Akio," repitió él al separarse.
El colchón crujió bajo el peso de ambos cuerpos cuando los dos hombres se movieron hasta quedar Kidou tumbado sobre Fudou con una mirada divertida y cariñosa en sus ojos rojos.
"¿Quieres hacer algo especial el día de hoy?" preguntó Kidou con voz suave dejando una estela de cortos besos sobre el rostro de su pareja que se rió de las cosquillas que le produjo con su pelo suelto.
Cuando pudo recuperar el aliento le mordió en la mejilla y respondió con seguridad.
"Sí. Quiero que hagamos el mismo recorrido que hicimos la primera vez que estuve en Roma."
"¿Oh?" Kidou alzó las cejas un instante pero luego se echó a reír. Afortunadamente conocía tan bien a su novio que adivinó cuál sería su plan para aquel cumpleaños tan especial y había hecho todas las reservas necesarias para recrear la primera visita de Fudou en Roma seis años antes. "Será un día bastante ajetreado, ¿crees que podrás aguantar el ritmo ahora que estás tan viejo?"
"¡Eh!" Fudou protestó de inmediato, riéndose luego al notar los labios de su novio en su vientre haciéndole cosquillas. "¡Veinticinco años es la flor de la vida!"
"¿Estás seguro? Cuando los cumplí yo no dejaste de burlarte de mí e incluso insinuaste que quizá deberías regalarme un bastón para caminar."
Fudou ahogó una carcajada y decidió cambiar las posiciones, empujando a Kidou hacia la cama y subiéndose encima de sus caderas con una mueca de perversa satisfacción en el rostro.
"Eso es porque tú eres un viejo, da igual la edad que tengas."
"Un viejo no podría aguantar tu ritmo por las noches," sonrió Kidou con un gesto engreído.
El cumpleañero parpadeó un instante y se echó a reír fuertemente. Luego se inclinó sobre él dejándole un beso especialmente largo del que se separó con un mordisco en el labio, en sus ojos verdes había una mirada desafiante.
"Lo dices como si tú no tuvieras las mismas ganas siempre."
El gesto de Kidou se amplió y paseó perezosamente los dedos por el vientre de su pareja.
"Esta noche haré que te arrepientas y me pidas perdón.""¿Por qué no ahora? ¿O te preocupa que luego te duelan las caderas y no puedas caminar?"
El hombre se quedó inmóvil un instante, pero antes de responder a la provocación alargó la mano para mirar la hora del móvil.
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Velas rojas en su tarta de cumpleaños [KidouxFudou]
ФанфикEl cumpleaños de Fudou nunca fue una fecha que le gustara especialmente debido a las tristes memorias que despertaba en él. Pero aquel día, al encontrarse con Kidou en la misma pastelería a la que había entrado por un impulso creyó que quizá, no est...