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"Papi."

Fudou se sobresaltó y se giró de inmediato hacia la voz que lo acababa de llamar, viendo a su hijo mediano adormilado, frotándose un ojo y bostezando, en la mano llevaba un peluche de un pingüino que arrastraba con él.

"¿Qué ocurre, Yukio?"

Se acercó al niño que lo miró un instante y se abrazó a él.

"Felicidades, papi."

Él miró con dulzura a su hijo y le revolvió el cabello del mismo color que el de su marido.

"Gracias, tesoro."

"¿Qué haces, papi?"

"Preparo la comida para que nos llevemos a la excursión de hoy."

"¿¡Sándwiches de mermelada!?"

"Aún no, pero los haré luego."

El niño asintió fervientemente y luego lo miró sonrojado, alargó la mano que no sujetaba del pingüino y tiró de la ropa del adulto con timidez.

"¿Puedo ayudar?"

Fudou miró al niño que sonreía emocionado ante la idea y cuyos ojos verdes iguales a los suyos resplandecían de anticipación.

"Por supuesto, Yukio. Ven." Su padre lo llevó hasta la zona donde estaba cocinando y le puso un pequeño delantal que tenía de Akira, colocó una silla al lado de la encimera y su hijo trepó de inmediato como un mono.

"Caesar quiere ayudar también."

Fudou miró el peluche, le puso un babero de su hija menor y lo subió a la encimera al lado de los platos que tenía él con las preparaciones.


Yukio estuvo ayudando a preparar la comida, con la misma habilidad y capacidad que podría esperarse de un niño de seis años. Pero a su padre no pareció importarle que ensuciara y tirara más comida que lo que realmente lograra y que Caesar terminara con una mancha que sabía que costaría sacar y alabó cada uno de los logros del niño que sonreía alegre y empezó a tararear la melodía de la serie de Power Rangers de su época.

Terminaron de preparar los onigiris y Fudou sacó de un armario el paquete de pan de molde y de la nevera varios tarros de mermeladas de diferentes sabores y uno de chocolate para untar y el pequeño soltó un grito de emoción y aplaudió fuertemente.

"¡Sándwiches de mermelada!"

"¿Y este repentino interés en los sándwiches de mermelada?" preguntó su padre divertido viendo cómo su hijo palmoteaba alegre.

"A Akira le gustan mucho los sándwiches de mermelada," explicó el niño intentando abrir uno de los tarros de mermelada, pasándoselo tras ver que no podía a Fudou que lo abrió con un chasquido. "Quiero que coma los mejores sándwiches de mermelada del mundo." Abrió los brazos mucho al hablar y volvió a centrarse en la comida. Su padre sonrió ampliamente.

"Quieres mucho a Akira, ¿verdad?"

"¡Sí! Akira es muy bueno conmigo y me protege de los niños malos."

"¿Como ese niño que te tiró tierra en el recreo?"

"Sí."
El hombre sonrió y le revolvió el pelo a su hijo.

"Estoy seguro de que si le preparas tú los sándwiches de mermelada serán los mejores que haya probado."

"¿Tú crees? ¿Mejor que los de Papi?"

"Sí, estoy seguro."

"Hm..."
"¿Qué ocurre?"

"¿Puedes ayudarme aún así, Papi?"

Velas rojas en su tarta de cumpleaños [KidouxFudou]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora