Capítulo 3

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Al despertar, vi que era un poco más temprano de lo que quería. Era un poco molesto el mareo y dolor que sentía en el cuello de lo que sucedió hacía unas horas. No recordaba los detalles, pero si lo que pasó. Era extraño, nadie me había avisado sobre sus afilados colmillos, pero tampoco me sorprendía. Era bastante sospechosa la mansión en sí y ellos tampoco parecían normales. Leí en el periódico de la ciudad sobre posibles apariciones de criaturas sobrenaturales y, aunque no se hablaba mucho de eso, los ciudadanos confiaban mucho en su existencia. Me di una rápida ducha y me vestí con mi uniforme de trabajo, era todo negro y un poco formal. Con todo ya arreglado, salí a los pasillos para caminar a la puerta principal, pero de repente escuché una voz.

—¿Acaso ya quieres escapar? – al verlo mejor, identifiqué a Shu que se encontraba sentado, casi estirado, en un ventanal del pasillo.

—Nop, sólo voy a trabajar.

—Está bien. Te acompaño – se acercó a mí y empezó a caminar tranquilamente. Me sorprendió lo confiado que se mostraba, pensaba que sería más frío—, ¿No eres un poco joven para trabajar?

—Tengo la edad suficiente. Además, es bueno aprender a manejar el dinero por mi cuenta —le respondí—, mi padre no sabría enseñarme algo tan complejo cómo gestionar el dinero.

—Tienes un buen punto.

Salimos de la mansión y el cielo aún se veía un poco oscuro. El camino se veía mejor que cuando estaba dentro del coche y el olor era encantador. A mitad del camino, me entró curiosidad y le pregunté sobre la música que escuchaba. Resultó que tenía gustos variados, pero que tenía una "pequeña" preferencia a la música clásica. Le pregunté si podía escucharla junto a él y, después de dudar por unos segundos, aceptó.  Caminábamos algo más cerca, pero eso no pareció importarle.

Al llegar al centro de la ciudad, noté que aún era un poco temprano, pero esa era mi costumbre. Estando frente al restaurante de comida rápida en que trabajaba, le devolví su auricular y le agradecí, con una sonrisa.

—No hay de qué. Por cierto, ¿a qué hora saldrás?

—Normalmente salgo sobre las 14:30, así que llegaré para comer más o menos a las 15:00 si voy caminando.

Satisfecho, Shu se despidió después de que le respondiera su pregunta y yo entré a dejar mi mochila. En los cinco minutos en los que mis compañeros llegaron, compré algo de la máquina expendedora, ya que no había desayunado.

El día fue normal, tranquilo por la mañana y más estresante por el mediodía. A veces escuchaba a mis compañeros chismosear sobre otras cosas y era bastante entretenido.

Al terminar mi jornada, fui a recoger mi mochila y vi como empezaban a llegar los de la tarde. Me dieron un saludo simple y les respondí amablemente. Todos los que trabajamos ahí los fines de semana nos conocemos y todos son muy simpáticos, algunos van a mi mismo curso escolar. Salí y vi un coche en frente que me sonaba un poco, lo iba a ignorar hasta que escuché mi nombre.

—¿Es usted t/n? —me giré a ver— vengo de la mansión Sakamaki. Shu me pidió que te llevara a casa.

Le agradecí su ayuda y entré al coche. Me explicó que él era el chófer que los llevaba a todos lados y me pidió mis horarios para poder llevarme y recogerme del trabajo. Antes de bajarme, le volví a agradecer y me dirigí a la puerta principal.

Pasé por el lado del comedor y vi como todos estaban sentados, preparados para comer pero sin hacerlo. Reiji me sugirió que me pusiera una ropa más cómoda y después bajara a comer. Obedecí sus palabras y me senté en el mismo sitio que la anterior vez, frente a Kanato y a los lados de Shu y Ayato. Otra vez, el único ruido que había en el comedor era de los cubiertos. También terminamos en el mismo orden que ayer y, al terminar, Kanato me miró con una sonrisa dibujada en su cara.

Cisne Rojo (Diabolik Lovers X Male reader) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora