Estaba algo nervioso, no lo iba a negar. Las armoniosas melodías que sonaban desde mis auriculares me reconfortaban de manera única, con una paciencia difícil de encontrar fuera de mi reproductor MP3. No fue hasta que mis oídos estaban lo suficientemente estimulados que pude centrarme en mi vista. Giré la cabeza hacia la ventana del coche y el verde relució rápidamente ante mis ojos. Pude sentir mis pupilas dilatarse al apreciar las vistas del campo frente a mí. Tampoco voy a exagerar, la saturación de los colores era la misma que se encontraba dentro de la ciudad; pero al menos aquí sí podía ver el cielo. Si no fuera por los árboles que abrazaban la carretera, formando una cúpula natural, me atrevería a decir que incluso se podía ver el horizonte.
Los altos edificios se quedaron atrás, abriendo paso a un estilo de arquitectura al que no estaba acostumbrado a ver: casas de campo. Casas alejadas unas de otras, distantes de la corrupta sociedad; disfrutando de su propio y libre espacio. Me pareció un curioso contraste. No me molestaba la idea de saber que tendría que vivir en una de esas casas por un tiempo. De hecho, era más como un encantador sueño; el sueño de cualquier introvertido. Pues realmente, ¿quién no disfrutaría de tener un espacio propio en un lugar fuera del punto de mira de vecinos entrometidos?
Aunque tampoco podía abusar del poder de mi imaginación. Había un pequeño inconveniente en este paraíso: allí ya habitaban otras seis personas, y no conocía a ninguna de ellas.
Mi incertidumbre y curiosidad por este nuevo hogar fueron tales que, cuando salí de mis pensamientos, el coche ya estaba reduciendo la velocidad, dando por concluido el viaje.
—Hemos llegado. La mansión Sakamaki— anunció Karlheinz con su habitual tono sereno, aunque con un toque de cortesía inusual.
Apagué la música y me quité los auriculares, dejando que la encantadora armonía se desvaneciera en el bolsillo de mi pantalón. Al bajar del coche, una ráfaga de aire frío me recibió, complementando la imponente silueta de la mansión ahora frente a mí.
Tomé mis pertenencias y seguí a Karlheinz hasta el portón principal.Mientras el coche se alejaba con el chófer al volante, me sentí forzado a cesar mi paso para apreciar la estructura gótica sobre mí. Su presencia destacaba en medio de los campos grises, juzgando en silencio a quienes osaran mirarla por demasiado tiempo. Un diseño clásico y bien conservado, con un innegable encanto que podía contarte antiguas historias sin necesidad de palabras.
—Confío en que el viaje no haya sido demasiado agotador—. Karlheinz también paró para apreciar la mansión; su propia mansión. Luego, con un leve movimiento de cabeza, nos dirigió hacia la entrada.— Vamos, te acompañaré.
Al ingresar, la mansión me recibió con un abrazo de aire denso y ligeramente frío, impregnado con un aroma inusual a menta que impregnaba cada rincón. No era el interior que mi imaginación había proyectado segundos atrás, pero tampoco me desagradaba. Había algo en la atmósfera de la mansión que exigía ser contemplado con paciencia, como si sus paredes susurraran acordes que solo unos pocos podían recordar.
Karlheinz avanzaba con paso firme por los extensos pasillos, su andar tan seguro como lo era la construcción entera; después de todo, llevaba su apellido. Yo, en cambio, caminaba con cautela, oyendo la madera crujir bajo nuestros pies por cada paso que dábamos. Las paredes, adornadas con candelabros de hierro algo oxidado, seguían el patrón de novela gótica del que parecía ser sacado la mansión entera.
Finalmente, llegamos a lo que supuse que era el salón. Una imponente chimenea dominaba la estancia, vacía, como si nadie la hubiese encendido en mucho tiempo. Frente a ella, un conjunto de sofás y sillones de cuero se distribuía alrededor de una mesa de madera, lo suficientemente grande como para ser parte del interior de una mansión. Todo parecía innecesariamente amplio.

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Cisne Rojo (Diabolik Lovers X Male reader)
FanfictionUn humano, cuyas extrañas habilidades de "encanto" está empiezando a desarrollar, es alojado en la mansión Sakamaki; dónde tendrá que convivir y adaptarse a la vida de los vampiros, de 6 vampiros en concreto, temporalmente. ... O tal vez para la ete...