¿Cómo empezar una historia?, bueno, un érase una vez no es una mala opción… agh no, es terrible, suena a cliché y solo de pensarlo, uff, ya hay muchos de esos, además esta no es mi historia y aún no sé ni cómo acabará, pero esto se está alargando y yo os contaré el principio para que no os perdáis.
Además, esto será divertido, veréis, en teoría los juicios no tienen nada de especial, un evento aburrido y ya, lo mejor siempre es cuando dan la sentencia pero nada más, sin embargo, ese día fue diferente, me llamaron a mí a testificar, y bueno, no suele ser normal que llamen a un demonio de testigo, ¿no?, lo mejor de todo es que podía meter a los ángeles en un buen lío.
La cosa es que yo soy un demonio y nuestro líder, el mandamás del cielo y todo eso, al que llamamos Míster, algo poco ingenioso a mi parecer, pero bueno, es lo que hay, yo desde luego no se lo puse, y no me voy a poner ahora a cuestionarlo, el caso es que organiza una reunión cada cierto tiempo, y os preguntareis, “¿y para qué hace eso?, por favor, sigue hablando”. Bueno, pues no tengo ni idea, nunca he ido a una de esas, solo me guío por lo que cuentan, por favor, un montón de angelitos reunidos en una misma sala, solo de pensarlo me da escalofríos, y no de los buenos.
Pero el día del juicio fue diferente, de repente sonó una campana que no se escuchaba desde hace siglos, entonces el Míster convocó tanto a ángeles como a demonios a la sala de reuniones, y bueno eso sí que no me lo perdía, después de todo tenía algo importante que decir esta vez, yo sería el protagonista.
— Ey Ovinne, te veo entusiasmado con esto, ¿que pasa tío?
Mi colega Inte estaba conmigo de camino a esa reunión, aunque no lo parezca yo no soy el menos interesado en temas burocráticos, si por Inte fuera se quedaría quieto sin enterarse de nada y estaría tan tranquilo, pero como todo le da igual pues le tengo que sacar a pasear de vez en cuando.
—En serio —dijo Inte mirándome mientras empezaba a caminar de espaldas con una sonrisa persuasiva—. Tú sabes algo, ¿ey Noide tú que dices?— preguntó mirando hacia mi espalda–. ¿A que crees que sabe algo?
En ese momento nuestro colega Noide salió de la nada tras de mí como si fuera mi sombra.
—¡AAAAAAAA! —grité, y salté a los brazos de Inte del susto—. Joder, di algo cuando aparezcas al menos —Me bajé de los brazos de Inte y le pegué una colleja a Noide.
—Perdona, me quedé dormido y…. Da igual, contestando a la pregunta, no sé que dirán, pero si vamos ángeles y demonios debe ser por algo importante, o quizá simplemente nos digan que nos preparemos para el fin del mundo.
—¿Tú crees? —contestó Inte con una sonrisa—. ¿Y como será ver el fin del mundo?, tiene que ser una pasada, ¿te imaginas? —Inte cogió a Noide por los brazos y empezó a dar vueltas en el aire con él–. Inte y Noide, los últimos espectadores del fin del mundo.
—Wii… —contestó Noide sin ganas y con una expresión de cansancio en su cara
—No, no, no, amigos —agarré a Noide por las piernas para bajarlos y seguimos caminando hasta tener en frente aquel lugar tan brillante—. Lo que vais a contemplar hoy será lo nunca visto, el inicio de una nueva era para ángeles y demonios– Me adelanté hacia el lugar dejando a Inte y Noide atrás.
—Ves, sabe algo, pero bueno, da igual, ahora nos enteraremos, vamos Noide.
—Solo espero que acabe pronto esta tortura.
—Venga vamos —. Se echó a Noide a la espalda como un saco viejo y ambos me siguieron.
En cuanto a la sala de reuniones, bueno, era enorme, ningún techo la cubría y era todo tan blanco que daban ganas de teñirlo todo de rojo, si sabéis a lo que me refiero claro.
Varios pilares creaban un círculo y estaban cubiertos de preciosas perlas brillantes, ay había perlas brillantes por todos lados y me estaban llamando a gritos: “Oh, gran Ovinne, ven por nosotras, sácanos de esta monócroma sala aburrida”, como resistirme a eso.

ESTÁS LEYENDO
El regalo de los ángeles
FantasyFamosa se hizo la eterna guerra entre Migh y Wilders, una guerra que involucró a todas las razas de lo que era conocido como las tierras inferiores, pero más famoso se hizo su final: una extraña luz caída del cielo, la aparición de una diosa entre...