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'Limpiar' implicó otro baño de burbujas, con Naruto tomándose su tiempo lavando entre mis piernas hasta sentir que podría morir por la dolorosa necesidad

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'Limpiar' implicó otro baño de burbujas, con Naruto tomándose su tiempo lavando entre mis piernas hasta sentir que podría morir por la dolorosa necesidad.

"Papi, ¿puedo por favor tener un pequeño orgasmo? Juro que seré buena por el resto de mi vida"
Hice una pausa cuando él froto la toalla ahí otra vez.

Naruto levantó una ceja, la diversión brillando en sus ojos. "¿Para el resto de tu vida? Eso es mucho tiempo, pequeña."

"Está bien, tal vez no el resto de mi vida, pero como... el resto del día."

"Hay un problema con tu pedido, mi amor."

"¿Cuál es?"

Enganchando sus manos bajo mis axilas, me levantó. Con un chillido de sorpresa, envolví mis piernas alrededor de su cintura para mantener el equilibrio y él me cargó fuera del baño. Me arrojó sobre la cama y cubrió mi cuerpo con el suyo, capturando mis labios en un beso profundo y hambriento.

"No doy 'pequeños' orgasmos. Nunca" gruñó, mordiendo mi labio inferior.

"Por favor", suplicó, mi necesidad está empujado más allá de mi vergüenza. "Estoy muriendo."

"No te estás muriendo. Estás aprendiendo una lección. Confía en mí, tampoco es exactamente fácil para mí."

"¿No lo es?"

"Para nada." Movió su mano entre mis piernas y deslizó un dedo en mi coño empapado. "Todavía no te he tenido aquí. No quiero nada más en este momento que enterrarme en tu pequeño y apretado coño y llevarnos al cielo."

Estaba tan cerca. Todo lo que se necesitaría serían unos pocos movimientos de su pulgar sobre su clítoris y estaría sobre el borde volando hacia el olvido.

"Entonces hazlo. Por favor."

"No. Quiero que ambos disfrutemos de nuestra primera vez juntos. Si te follo ahora, no podrás disfrutar tanto como a mí me gustaría". Sacó los dedos y me los acercó a los labios. "Esperarás hasta que te diga que puedes correrte. Limpia mis dedos como una chica buena."

Con el rostro ardiendo por la humillación, tomó sus dedos en la boca, chupando y lamiendo los jugos de sus dedos.

"Ahora", él se alejó un poco y me levanto para sentarme a mi lado, "¿qué te gustaría hacer con el resto de nuestra tarde?"

"¿Podemos jugar un juego?" Había una pila de juegos de mesa y cartas junto a la casa de muñecas que había descubierto mientras limpiaba.

"Por supuesto. Vamos a vestirte y puedes elegir un juego."

El vestido morado de esa mañana había sido enviado a la lavandería, por lo que se vio obligada a ponerse otra bola rosa de pelusa.

"¿Qué pasa contigo y el rosa?" Le pregunto, arrugando la nariz por la falda estilo algodón de azúcar que se arremolinaba alrededor de mis muslos.

𝑫𝒂𝒅𝒅𝒚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora