Traté de matarlo y fallé, pero Naruto Namikaze no alcanzó su arma en represalia. Solo se quitó el cinturón.
Cualquier otro jefe de la mafia me habría metido una bala. Naruto me azotó el trasero desnudo y me ató a la cama. Dice que he sido una niña t...
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Levanté la vista cuando llamaron a la puerta de mi oficina y le sonrió al hombre de cabello plateado y ojos amables.
"Padre Jiraiya. Qué placer verte."
"Naruto. Esperaba que pudiéramos tener unos minutos para hablar antes de la ceremonia."
"Por supuesto." Señale el sofá más cómodo junto a la pared. "¿Whisky?" preguntó mientras el padre Jiraiya se acomodaba en el lujoso cuero.
Levantando dos dedos, el padre me ofreció una sonrisa. "Y que no sea del barato. Sabes que puedo notar la diferencia."
"Sí, es usted un hombre con el paladar experto". Serví las bebidas y me uno al padre en el sofá, le pasó uno de los vasos y levantó el mío. "Por mi Hinata, y un matrimonio largo y feliz."
"Que así sea." El padre Jiraiya tomó un sorbo del líquido de color ámbar y cerró los ojos, con una expresión de pura felicidad en su curtido rostro. "Delicioso." Tomó otro largo sorbo antes de volver a abrir los ojos y verme más serio. "Sobre esta boda. ¿Cual es la prisa? ¿Está la chica... en el camino de la familia?"
"No. Y ya nadie usa esa frase, padre." Aunque la idea de Hinata, cargando a mi hijo, era increíblemente atractivo. Tendrían que ponerse a trabajar para hacer realidad su visión lo antes posible. Dios sabía que disfrutarían el proceso. "Hay razones comerciales que me han forzado a acelerarlo."
"¿Razones comerciales?" Frunciendo el ceño hacia el cristal, el padre removió el whisky. "¿Esto es confidencial?"
"Hiruzen Hyuga ha estado incursionando en la industria de las esclavas sexuales."
La voz del padre Jiraiya fue inusualmente fría y dura cuando habló. "Eso es un problema, ¿no?"
"Por supuesto. Ya he tenido reuniones esta mañana con los jefes de las familias Uchiha y Aburame. Nos estamos ocupando del aspecto comercial. Hinata desea ocupar su lugar como cabeza de la familia Hyuga. Pero la, ah, remoción de Hiruzen causará algunas olas. Ella no tendrá ninguna oportunidad."
"A menos que esté casada", completo el padre Jiraiya.
Inclinó la cabeza. Ciertamente fue útil tener un clero que entendiera la compleja política de este mundo.
"Exactamente. Y ayuda el hecho de que estoy perdidamente enamorado de esa mujer."
Una sonrisa cálida y genuina partió el rostro del padre Jiraiya. "Eso es lo que esperaba oír. ¿Ella siente lo mismo?"
"Creo que sí. Tiene algunas reservas, pero parecen centrarse en que no quiere creer lo peor de Hiruzen. Por lo cual no puedo culparla."
"No, en absoluto. ¿Quieres que hable con ella?"
"Creo que eso podría tranquilizarla". Me levantó y cruzó la habitación. Abriendo la puerta de mí oficina, para hablar con el hombre que estaba de guardia. "¿Podrías hacer que Iruka traiga a la señorita Hyuga, por favor?"
