En un mundo rúnico

Capítulo 11: Contacto

Una vez hubieron acabado de exponer el plan, Tristana sacó de uno de sus bolsillos una pequeña esfera metálica, la cual al posarse en su mano se transformó es una especie de insecto cibernético. Con cuidado de no ser descubiertos, la artillera lo acercó hasta una diminuta grita en la pared por donde colarlo.

Una vez hecho esto, con un dispositivo atado a su muñeca, todos podían ver las imágenes y audio que el dron captaba. El interior del almacén estaba de lo más descuidado, con mesas y sillas rotas por todas partes, muy poco luz, con solo 2 o 3 bombillas en medio funcionamiento, las paredes de chapa cubiertas de óxido y varios periódicos y otros papeles titados por el suelo. Sin duda era un buen lugar para ocultarse, a nadie se le hubiera ocurrido ir a buscar allí.

-Mama....¿ves algo?. -preguntó Isaac mientras cargaba los tambores de sus dos revólveres, acabando con un ligero click al cerrarse el mecanismo. Tristana volaba el mecanismo por todos los rincones del almacén, sin embargo era incapaz de ver nada o a nadie.

-No, no veo a nadie y eso me escama. Espera un segundo, usaré la función de rastreo de formas de vida. - el SVPIE por eso era tan valorado por las fuerzas de infiltración, siempre tenía una manera de localizar a su objetivo, pero esta vez......no pudo detectar nada.

La pantalla del radar estaba completamente en blanco, era imposible, nadie podría haber escapado de un barrido del mejor escáner del mundo.

-No lo entiendo, es imposible.....

-Tranquila Tristana, sabía que podía pasar algo como esto. Sean quienes sean los desgraciados que han secuestrado a mi hija sabían perfectamente de que medios disponemos, cual es nuestra capacidad de combate, pero si creen que lo saben todo entonces si que están perdidos. -Veigar que hasta entonces se había quedado un poco más atrás para permitir a los demás trabajar se adelantó con su Morellonomicón en la mano.

Abriendo el tomo aproximadamente por la mitad, Veigar encontró lo que buscaba. Lanzó el libro al aire y antes de que cayese con ayuda de su magia lo sostuvo levitando. Con ayuda también de su báculo, el mago trazó una serie de runas en el aire, magia muy antigua que pocos en su vida llegarían a ver. Dichas runas bailaban al sol de los movimientos del yordle, y bailaron hasta que acabaron alineadas en perfecto orden.

-Gran profecía, desvelo de secretos del más allá. -susurró. Tras haber pronunciado estas palabras, los símbolos invocados se precipitaron con fuerza hacia la puerta, atravesándola y plantándose en el suelo del almacén abandonado. Al tocar tierra, un hechizo puesto hace ya tiempo se deshizo permitiendo ahora sí al sistema de espionaje de la familia dar con varias fuentes de calor o signos de vida. Estas nuevas lecturas venían de unas escaleras que a simple vista acababan en un callejón sin salida, pero gracias a Veigar ahora el camino a seguir quedaba claro.

-Lea querida, ahora te dejo a ti, que vean de lo que es capaz mi mejor alumna. -la miró con confianza el yordle oscuro retrocediendo además unos pocos pasos. Teemo y Tristana también asintieron, al igual que Isaac que espera que su hermana pudiese hacer algo para permitirles el paso.

-Esta bien, ahora van a ver. -Colocándose en posición, la yordle marrón hizo una serie de gestos bastante llamativos con sus pies, acabando por dibujar gracias también a su magia un círculo perfecto del que parecía desprender una tenue luz azul. A su vez, las manos de la joven tomaron la misma intensidad que el círculo grabado en la tierra.

-Frio despertar, senda de la nieve.....despeja el camino para nosotros quienes te invocamos. ¡¡Invierno inclemente!! -Al terminar de recitar el hechizo Lea lanzó hacia adelante una potente corriente de aire frio que congeló completamente todo el almacén, y con decisión le propinó una buena patada a la puerta rompiéndola en mil pedazos. -Vía libre, pelotón de asalto avanzad. -añadió dando paso a sus padres y a Isaac.