Cada Vez Que Suena Una Campana ⊱ MinSung

✽ Capítulo 04 ≋

MinHo estaba sentado en una de sus muchas habitaciones libres, encorvado sobre los diversos archivos relacionados con el trabajo que tenía esparcidos sobre la mesa frente a él. Era difícil trabajar así, pero MinHo no tenía otra alternativa. Cada vez que intentaba trabajar en su despacho, JiSung lo distraía con comida recién hecha o balbuceando sobre algo divertido que había observado.

Y no es que a MinHo le disgustaran las interrupciones de JiSung (de hecho, al empresario le encantaban las cosas divertidas que salían de la boca del chico), sino que cada vez le resultaba más difícil hacer algo con JiSung cerca. En la última semana y media que el angelical muchacho había estado viviendo con él, MinHo no había hecho absolutamente nada en casa. Nada. Cero. Ni siquiera había podido enviar por fax un solo documento debido a las interrupciones de JiSung. MinHo se encontró completamente improductivo, y no estaba acostumbrado a eso en absoluto.

— Tengo que terminar todos estos informes antes de que acabe el día —, se dijo MinHo con absoluta determinación. Después de todo, él era Jung MinHo. Era la persona que había creado él solo el negocio que dirigía en la actualidad. Nunca perdía la concentración y, desde luego, no se dejaba distraer por chicos de diecinueve años que tenían sonrisas contagiosas y andaban por ahí vistiendo nada más que camisas de vestir apenas lo suficientemente largas...

MinHo rápidamente sacudió esos pensamientos y comenzó a escribir algunas notas en una de las hojas de papel más cercanas a él cuando el sonido familiar de suaves pasos llegó a sus oídos.

— Oh, Dios —, exhaló el hombre de negocios antes de escuchar que la puerta se abría. De mala gana, MinHo levantó la vista justo a tiempo para ver a JiSung asomar la cabeza en la habitación. El cabello negro azabache del chico estaba desordenado y enredado y lucía su habitual sonrisa brillante en su rostro.

— ¡Ah, aquí estás, Honnie! — Dijo JiSung alegremente, entrando en la habitación, — ¿Has decidido trabajar hoy en otro sitio que no sea la oficina? Me gusta esta habitación, es mucho más luminosa —.

MinHo se limitó a negar con la cabeza, sin querer admitir que el apodo de "Honnie" de alguna manera le había sentado bien. El empresario aún recordaba la primera vez que JiSung le había llamado así. En aquel momento, se había enfurecido por el hecho de que JiSung le llamara por un nombre tan informal. Había gritado tanto que JiSung se echó a llorar. Ver el rostro habitualmente alegre y angelical manchado de lágrimas había sido tan extraño y desgarrador que MinHo se sintió como si acabara de asesinar a un campo de cachorros.

Así que, a regañadientes, JiSung se convirtió en la única persona de la historia que tenía permiso para llamar a MinHo "Honnie".

— JiSung, tienes que empezar a llevar atuendos normales en casa —, dijo MinHo, observando la habitual combinación de bóxer y camisa de vestir larga y blanca que JiSung llevaba puesta, — algunos de mis inversores me visitan habitualmente en casa y no creo que tu elección de ropa sea aceptable para saludar a la compañía —.

— ¡Pero me gusta vestirme así! — JiSung dijo, mirando su atuendo, — me recuerda a las túnicas que solía usar en mi casa —.

— ¿Túnicas? ¿De dónde demonios eras de todos modos? ¿De la era de la dinastía Joseon? — MinHo preguntó con una leve burla.

— ¡No! Soy del cielo — respondió JiSung felizmente mientras se dirigía hacia las ventanas, tirando descuidadamente las cortinas dolorosamente caras para dejar entrar más luz del sol.

— Ah sí, el Cielo. ¿Cómo podría olvidarlo? — exhaló MinHo, preguntándose por qué JiSung seguía con la farsa de fingir ser una especie de ángel. Claro, el chico tenía el aspecto para corroborar la historia, pero MinHo no era estúpido. Sabía que no existían los ángeles de verdad. E incluso si hubiera ángeles de verdad, el hombre de negocios estaba seguro de que estarían haciendo milagros o vomitando arco iris y felicidad en lugar de merodear por la Tierra, vistiendo atuendos escandalosos y horneando galletas como si tuvieran todo el tiempo del mundo.