Día 11

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Secándose el sudor de la frente con una toalla, Jimin se levantó de donde estaba arrodillado limpiando, mientras Denver lo observaba con la lengua afuera.

Dio un largo suspiro al verlo. Al llegar había sido recibido por Denver, pero no vio a Agust para nada.

Después del fogoso momento que tuvieron ayer, Agust lo había vuelto a alejar sin brusquedad, y lo quedó viendo por unos segundos mientras lamia sus labios, entonces se fue corriendo por las escaleras para perderse en el piso de arriba. Jimin quiso ir tras él, pero se contuvo, cayendo en cuenta que había sido muy, muy impulsivo, y que de seguro Agust debía estar pensando miles de cosas malas acerca de él.

Golpeando su frente con la palma de su mano, se había retirado a seguir cumpliendo con sus labores, aunque lo único que quería hacer era marcharse.

Al llegar por fin a su departamento, se había desnudado con brusquedad y fue directo hacia la ducha, donde se masturbó, liberando toda la excitación y furia que cargaba encima.

Quitó su gorra y mojó un poco su cabello con la manguera del jardín, en eso Denver ladró levantándose de donde estaba acostado. Jimin volteó hacia donde este miraba. Agust estaba en la alcoba, viéndolo.

Irguio su espalda y le devolvió la mirada fija y seriamente, hasta el punto que Agust tragó grueso y se sonrojo entrando por el ventanal. Jimin dejó la manguera y cerró la llave.

¿Esta era la forma en la que Agust quería confundirlo? ¿Con sus inocentes miradas? ¿Sus ilegibles expresiones?¿Sus hermosas sonrisas imprevistas? Si de verdad quería confundirlo e incluso seducirlo sutilmente, si que lo estaba logrando.

Agust no le había dicho nada por lo sucedido ayer, Jimin incluso se había imaginado que podría despedirlo, y llegó esa mañana haciéndose la idea de que eso sucedería. Pero no. Todo seguía normal para el menor. Aquello desesperaba en sobre manera a Jimin.

Dejando todo como estaba, Jimin entró a la casa, y subió las escaleras sin pensarlo tanto.

Agust le había dicho que tenía novio. Aquello jamás se le ocurrió ni por un minuto, y quizá era porque el casi no salía ni recibía visitas. Quizá era un novio a distancia. Pensar en eso le llenó de más ira.

Pero no, eso no iba a ser impedimento alguno. Él lograría estar con Agust y haría que dejara a ese otro tipo.

Al llegar a la puerta de la alcoba, lo vio.

Agust estaba sentado en el suelo, sobre una sábana y con cojines a su alrededor. Jimin abrió el ventanal, quedándose donde estaba.

Agust volteó, sin impresionarse del porque Jimin estaba allí y no en sus labores. Mordió su labio inferior, y sin quitar su vista del mayor, se acostó lentamente sobre la sábana.

Su cabeza estaba sobre un cojín, y puso sus manos a los lados de su cabeza, mientras recogía levemente sus piernas, en una posición relajada.

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