Rubén miraba a través de la ventana, escrutando los alrededores y pensando en el moreno que le volvía loco. Ese chico de ojos y pelo moreno, con esos músculos tan bien trabajados, esos labios tan suaves y deliciosos, esa piel tan tersa, ese carácter tan tierno y a la vez protector... Ese era Samuel, su Samuel. Ese chico que le hacía volverse loco, y el mismo que le había hechizado con el primer roce de sus manos al conocerse. Sintió unos brazos rodear su cintura y sonrió.
- ¿Qué pasa mi amor?
- Nada Samu, pensando en ti - dijo suspirando tiernamente.
- ¿S-Samu? Aún sigueh amándole, ¿verdá? - se escuchó a la voz, decepcionada.
- ..... - Rubén recordó. Ese no era Samuel, era Mangel. Él creyó amarle pero pronto se dio cuenta de que sus sentimientos por Samuel eran demasiado fuertes, y varias veces había llamado Samuel a Miguel.
- Rubiuh... Vete por favoh. No quiero que sigah conmigo por... Porque sí. Sé que amah a Samuel, y sólo estáh conmigo por pena. No hace falta que finjah. Deja de torturarte y ve con él. Quiero que sepah que yo te amo, y con que seah feliz, yo lo seré también. Ahora ve, y busca a tu amor verdadero - dijo él sonriendo tristemente.
- Gracias Mangel... El mundo necesita gente como tú - dijo Rubén abrazándole.
Qué habrá pasado entre Rubius y Vegetta, os preguntaréis. Pues hace unos meses, Rubén recibió una oferta de trabajo como cosplayer en el E3 y algunos otros eventos, así que tuvo que irse. Pero Samuel no quería dejarlo marchar; no comprendía que aunque Rubén lo amaba más que a su vida, ser cosplayer había sido su sueño desde hace mucho, y no podía rechazar la oferta. Se separaron, pensando que se olvidarían del otro, pensando en que el lazo que los unía se rompería. Puede que en el caso de Vegetta sí fuese así, o puede que no. Pero lo que sí era seguro, era que el noruego seguía aún unido a él por el hilo rojo de la leyenda.
"Por mucho que el hilo rojo del destino se enrede, se cambie de rumbo o se cruce con otros hilos, nunca se romperá, uniendo a dos personas de por vida."
Por fin había llegado Rubén a España, deseoso de ver a su Vegetta y a la vez asustado por cómo reaccionaría. Salió corriendo de la terminal y cogió un taxi, dándole la dirección de su antigua casa, esperando que él siguiera viviendo allí.
Llegó y tocó a la puerta. Llamó al timbre. Miró por la ventana. No parecía haber nadie. Puede que fuese demasiado tarde para reconciliarse, puede que nunca le volviese a ver si no era en sus vídeos de YouTube...
- Disculpa... ¿Podrías moverte? Necesito entrar a mi casa - rió una voz nerviosa.
- ¡Samu! - exclamó Rubén al reconocer su voz, casi al instante. Se dio la vuelta y se abalanzó a los brazos de su amor verdadero.
- ¿Rubén...? No puede ser - murmuró él, devolviéndole el abrazo -. ¡Rubén! - gritó de la alegría - Te he echado tanto de menos...
- Y yo a ti, Vegettita - dijo Rubén sonriendo.
- Vamos, entra - dijo el otro, ofreciéndole su brazo.
Rubén lo tomó y entraron ambos a la casa sonrientes, llenándose de besos y caricias.
¿Existen los finales felices? Por supuesto que no; porque no hay final posible para el amor, sólo un nuevo y mejor comienzo.
Criaturita_de_UST_
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¿Existen los finales felices? || One-shot Rubegetta
Kort verhaal¿Existen los finales felices? Eso se preguntaba Rubén. Años buscando la respuesta, años rebuscando y conociendo su pasado... Pero sólo una persona haría que descubriese la verdad. Criaturita_de_UST_