Un niño de cuatro años jugaba en el patio de árboles de cerezos con su cachorro, Natsu, él era un niño con una pureza de alma y corazón que no pasaba lo impensable por su mente, un niño cuyo nombre era Hiroshi Ota. Por generaciones, esa familia era descendiente real, del emperador Takeo Ota. Un rey respetado e incluso temido por sus enemigos, y gracias a su astucia y habilidad en tanto artes marciales como espada, fue un líder legendario.
El pequeño Hiroshi jugaba en plena mañana fría minutos del incidente , en el cual haría cambiar su comportamiento y perspectiva hacia quienes debió admirar. Aquel día, causa un giro de ciento ochenta a tan forma que tanto su inocencia y pureza se pierde al grado de transformarse en algo que jamás hubiera imaginado. Al escuchar disparos que provenían de adentro, el corre al abrir la puerta de madera, seguido por el cachorro, solo se escucha sus pequeñas pisadas rozar el piso de mármol.
No obstante, al llegar al final del largo y estrecho pasillo, se puede percibir el fuerte olor a sangre, que venía de unas de las habitaciones. Al abrir la última puerta, ese olor incrementa y al estar la luz apagada y el lugar a oscuras, solo se podía distinguir un aroma, la muerte. Sin embargo, en vez de acercarse aún más, el pequeño sale disparado a toda velocidad con sus piernas pequeñas, y el miedo es lo único que mantiene la constancia de salvarse ante el anónimo que había acabado con la vida de su querida madre. Sus pies desnudos, eran intolerantes a las bajas temperaturas, pero en aquel momento su miedo era tan inmenso que no pensó en seguir para encontrar un lugar seguro y descansar.
Después de minutos, que parecían horas, para un niño, por fin se produce un silencio por un breve instante, no obstante, su llanto se oye. Un llanto puro dolor desgarrador, un llanto del alma de un pequeño. La ausencia de su padre , y el asesianto de su madre, le hace sentir vulnerable. Era un niño de tamaño promedio, con ropas sencillas y con detalles mínimos de la realeza, no eran tan notorios a pesar del estilo de vida como todo un príncipe, gracias a ser descendiente de un monarca. Su rostro era pequeño y sus mejillas blancas y rellenas, ojitos pequeños y oscuros y nariz promedio a la vez fina, y voz infantil y adorable. Pero esa calidez de esos ojos se habían perdido por la desgracia ocurrida recientemente.
-Mami, porque?- lloraba desconsoladamente el pequeño de rizos negros carbón y ojos oscuros como la noche, y piel pálida. Su inocencia y pureza había sido repartida esa mañana de invierno.
Los minutos pasan y unos pasos pesados se acercan levemente, hasta estar frente al pequeño, un hombre de traje verdoso opaco y sombrero de copa blannco se agacha y con suavidad le acaricia el cabello, pero el pequeño cuerpo de Hiroshi empezó a temblar con miedo.
El hombre le sonríe con suavidad y lo estrecha hacia sí, con cuidado.
-Tranquilo pequeño, no te haré nada, pero si así lo deseara, ¿lo hubiera hecho ya, no crees?- dice el hombre de cabellos blancos como la luna, de estatura más que el promedio y ojos claros, que reflejan una falsa amabilidad.
Lo mira con un brillo de inocencia, que para ese hombre le hace sonreír, ya que, sabía que era capaz de llevar llena de ideas y falsos sueños a esa pequeña cabecita de ese niño.
-No quiero terminar como mami- dice el pequeño con los ojos húmedos con miedo, dolor y angustia.-No pasará, estarás bien si estas conmigo- le responde con suavidad en el tono de voz, pero no había aprecio ni habilidad en esos ojos claros como la luna, solo maldad y sus palabras eran una falsa promesa venenosa y peligrosa.
El pequeño con la ropa empapada y congelada por la nieve, lo mira con duda e incluso con miedo. - Lo prometes?-
Él ríe levemente y le acaricia el cabello húmedo, esos ojos brillan con una maldad que antes los ojos del niño era incapaz de captar,y ante su inocencia en alma y corazón, las oscuras intenciones eran no visibles todavía. - Es una promesa, niño- le responde con una sonrisa de lado.
Al haber aceptado la protección de ese extraño, sin saber de donde o como había aparecido, no sabía que iba a terminar dentro unos años, justo como el hombre quería, un ser incapaz de ser lo que era, humano. No obstante, todo principio tiene su fin......
( nota de autor; perdón si este capitulo es corto, pero esta divido en 2 partes, así que lo hare en la semana y lo ubire lo mas pronto posible)
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Lobo negro
RomanceLa sociedad es capaz de utilizar la perspectiva de las personas, al punto de hacer creer que los seres no deseados, como los villanos y vigilantes, son seres incapaz de sentir, y incluso u incapaz de obtener una segunda oportunidad para empezar de n...