CAPITULO IV

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— HURÓN —

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HURÓN

Los primeros días habían sido clases, clases y más clases, así que definitivamente no habían tenido tiempo para hacer más cosas. Les recordaban una y otra vez que los TIMOS se acercaban, sin duda, ponían de los nervios a todos los alumnos.

- No lo sé, Tassia - decía Harry mientras dejaba suaves caricias en la mano de la pelirroja. - Siento que no debí hacer venir a canuto hasta acá, por nada...

- ¿Por nada?, Harry... - la chica miro hacia ambos lados del pasillo, para comprobar que estaban solos - te duele la cicatriz, definitivamente es una buena razón para que el venga y confía un poco en el, duro casi todo el curso pasado en los terrenos del castillo y nadie lo descubrió, no lo subestimes.

Harry hizo una mueca y después asintió. - Tienes razón, no quiero tomarlo como un tonto pero, solo me preocupo por el. Es la única familia que tengo.

Tassia sonrió.

- Lo se, entiendo tu preocupación y solo, no le reproches cuando el tome decisiones - Tassia le dio un toquesito rápido en la punta de la nariz. - Lo hace porque te quiere.

La chica recargo su cabeza en el hombre de su novio, mientras el tenía en sus manos la corbata de ella.

- Te verías mejor con la corbata de Gryffindor - le dijo el y ella levantó su cabeza.

- Cuando sea puedo ponerme la tuya - ella sonrió y el asintió.

- Te verías mejor...

- Aunque sería mucho rojo...

- Te vez bonita con el rojo...

- Tu igual te vez muy bien con el rojo...

Ambos se dieron una sonrisa y estaban acercando sus rostros, sus respiraciones se mezclaban y sus narices se tocaron, pero un grito al otro lado del pasillo los hizo separarse.

- ¡TORTOLITOS! - se escuchó la voz de Ronald Weasley y la pareja se separó sobresaltada, el chico se acercaba junto a Hermione.

Tassia sonrió hacia su gemelo y se puso de pie mientras tomaba su mochila y su túnica, Harry no tardó en imitarla.

— Es hora de la cena y no pienso retrasarme — Ron les dijo y volvió de sus pasos, Hermione alzó y bajo los hombros. Así que, Harry tomo la mano de Tassia y comenzaron a seguir a el pelirrojo y la hija de muggles.

Llegaron al vestíbulo que estaba lleno de gente, las puertas del gran comedor se encontraban cerradas.

— ¡TASSIA! — se escuchó el grito de alguien y cuando la chica miro a sus espaldas se encontró con Draco y Daphne tratando de acercarse a ella.

La chica Weasley se comenzó a acercar a ellos y Draco le tendio un ejemplar del profeta.

— Habla de tu padre — le dijo Daphne.

— Más errores en el ministerio — leyó Tassia y frunció el entrecejo mientras más leía, no habían colocado el nombre de su padre correctamente.

— De un don nadie, ¿cómo podrían acertar su nombre? — decía Marcus Flint con una sonrisa.

— ¡Cállate, Flint! — Draco exclamó hacia el Slytherin de séptimo.

Noto que al final había una fotografía de sus padres fuera de su casa.

— Nuestro padre debe estar estresado — Murmuro Ron hacia Tassia y la chica asintió.

Le regreso el ejemplar del profeta a Draco.

— Una familia de traidores como los Weasley lograron salir en el profeta y por segunda vez...

— Cállate, Flint — Draco volvió a decirle y el chico no quería desistir.

— Nos deja en claro que cualquier fracasado puede lograrlo.

— Espero con ansias cuando esté tu estúpida cara en uno de estos — Daphne dijo. — Aunque, lo único que se podría apreciar son tus horribles dientes.

Flint comenzó a acercarse a la rubia con intenciones de golpearla, pero Draco se interpuso y luego se unió Nott.

Tassia tomo del brazo a Daphne y comenzó a caminar al gran comedor, pero, el grito de Alastor Moody las hizo detenerse.

Cuando dieron la vuelta se encontraron a Marcus Flint muertos de risa y un hurón albino en el suelo, no tardaron en deducir que era Draco.

El trío de oro veía estupefacto la escena, Daphne se acercó y logro tomar al huron entre sus manos antes de que el ex auror le hiciera daño.

Minerva Mcgonagall logro llegar y Draco volvió a la normalidad, había sido humillado y lastimado.

El platinado no espero ni un momento más, se fue en dirección a las mazmorras y ambas chicas fueron detrás de el, sabían que el Malfoy se sentía fatal.

Daphne, Draco y Tassia habían terminado el día en las cocinas, el Malfoy se sentía fatal y todo era por la humillación que lo hizo pasar Ojo loco.

— Estoy segura que mañana todo este tema quedará olvidado — decía Daphne mientras engullia un muffin.

— No te agobies, Draco — ahora dijo Tassia. — Lo malo de que tú padre ya no esté en el consejo es que no puede ser más fácil dimitir a Moody o colocar algún otro profesor.

— Si, bueno... — comenzo a decir el chico. — Jamás había sido humillado de tal forma y... se que mi padre estará furioso conmigo por haber permitido que pisotearan el apellido Malfoy de esta manera.

Draco había agachado su mirada, Daphne había resoplado y Tassia solo había hecho una mueca.

— ¿Y que? — Daphne dijo. — Tu padre quiere que seas alguien perfecto y sin error alguno, pero, ¿no se da cuenta que eso no es posible?, Draco eres un humano y es normal equivocarse, caerás una y otra vez, pero siempre aprenderás algo nuevo. No vivirás en una nube de perfección, vivirás de la correctamente y aprenderás de ello.

Draco sonrió, pero seguía sin alzar su mirada.

— Olvida a tu padre, deja de querer complacerlo y solo disfruta — Tassia comenzó a decir. — Tenemos catorce años, la edad correcta para equivocarnos y después, reír de ello...

— Si, bueno... es un buen consejo viniendo de ti — Draco por fin hablo. — Andas con Potter, eso ya es un error garrafal.

— Oh, cállate — Tassia le lanzó una servilleta. — Me gustaba más cuando no decías nada.

Entre risas pasaron esa noche, y no necesitaban a nadie más.

I did It for love | Theodore NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora