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—A las 5:30 de la tarde empezarán con su inspección —dice mirándome sin pestañar siquiera, atento a cualquier expresión de mi rostro.

—Dios, este día no se podía poner peor, ¿o si?— con ambas manos tomó mi cabeza, quería desaparecer en ese instante— ¿Ya no tienes más que decir?

—Creó que no, no te preocupes no hay necesidad de que me saques a patadas,  por mi cuenta me retiro. Nos vemos en la junta mi amorcito, suerte con tus problemas— lanza besos al aire.

—Si como sea, ya lárgate— digo en un tono claramente irritado. Este sujeto es insoportable en ocasiones.

—Oye no quiero ser mal amigo ¿Quieres que te ayude en algo? Se que estudias y aparte tienes que venir aquí a cargar con toda esta mierda de la empresa.

—No necesito tu compasión, ni tu lástima, puedo hacerme cargo de mis asuntos perfectamente, por lo tanto, no necesito de tu ayuda.

—Como sea, uno quiere ayudarte deberías agradecer el gesto por lo menos.

Observó cómo se levanta con intensión de retirarse, así que me levanto rápidamente y tomó su brazo impidiendo que se vaya.

—Esta bien, si necesito algo de ayuda, solo con una condición.

—Te escuchó.

—No quiero ni un maldito error, pobre de ti si encuentro alguno, te lo aseguro no saldrás de aquí con vida, conste que te lo estoy advirtiendo asi que has un buen trabajo.

—Entendido, sus deseos son ordenes para mí, señor — dice con un gesto serio.

Las horas transcurrieron lentamente, terminé de atender los pendientes de la empresa, el idiota de Yadir no fue de gran ayuda, lo poco que realizó estaba mal hecho es una cabeza hueca, me pregunto como mantendrá en un furuto la empresa de su padre a flote, el estúpido lo llevará rápidamente a la quiebra. En fin, logré culminar alrededor de 3 proyectos, lo que resta es insignificante así que lo haré más tarde.

—Lo siento Yae me tengo que retirar, debo de resolver algunos asuntos de la empresa de mi padre, me acaban de llamar para informarme que se me juntaron los pendientes— aprieta sus puños, mostrándose ligeramente tensionado.

—Esta bien, no te preocupes. Gracias por la escasa ayuda que me has brindado.

—Jajajajajaja ¿Es una broma acaso? Al menos te ayude en algo, poco, pero te ayude hermosa —me guiña el ojo.

—Claro princesa, sin tu ayuda no podria haber hecho nada, eres tan importante por aquí que sin ti nada tiene sentido- digo irónicamente— cariño, te están esperando ¿no? —lo digo en el tono más dulce que jamas haya escuchado —Lárgate de una buena vez—cambio repentinamente el tono de mi voz haciendo notar que estoy a punto de llegar a mi límite con él.

— Tienes razón ya es tiempo de retirarme,  no puedo robar más de tu valioso tiempo —toma su maletín mientras dice esto último. —
Te veo la próxima semana Yae.

—Cierra la puerta cuando te vallas —respondo sin siquiera verlo.

—Mi martirio comenzará nuevamente, requiero de verte todos los días, me moriría sin apreciar tu belleza —dice mientras cierra la puerta detrás de sí.

—Eres un hijo de puta —grito, pero éste está lo suficientemente alejado para escucharme.

Mientras observo como se va siento un alivio profundo, como si un gran peso se me hubiera quitado de encima.
Tomo el celular para ver la hora, mis ojos se posan a observar con incredulidad los números que aparecen en la pantalla 2:00 am, no se en que momento se hizo de madrugada, el tiempo había transcurrido demasiado rápido para darme cuenta.
Empiezo a guardar mis cosas y acomodar el pequeño desastre que forme en mi escritorio dejando todo en su lugar. Lo único que deseo es ir a la cama y cerrar los ojos, estoy muerto de cansancio quiero al menos dormir un par de horas.
De pronto escucho como abren la puerta de mi despacho: es mi secretaría.

Stay With MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora