Dónde todo empezó...

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Era el concierto más esperado de todo el año. Los profesores iban y venían de un lado a otro tratando de que todo estuviera en su lugar, la vida parecía un sueño para ella, al fin había encontrado su lugar en el mundo.
Luego de tantas mesas de café atendidas y Miles de tazas servidas, luego de las largas tardes estudiando en su habitación mientras su madre daba órdenes a sus hermanos para delegar tareas y que no la molestaran, luego de aquellas madrugadas frías en las estaciones de tren donde se quedaba horas para tocar, ganar unos billetes y así poder seguir ayudando en casa y al mismo tiempo pagar las clases particulares que la ayudarían a  cumplir su sueño. Luego de todo eso, por fin podría pararse frente a una gran multitud, vistiendo algo elegante, con un bello maquillaje y el peinado que le hizo la madre de su amiga, solo para demostrar de lo que estaba hecha, para decirle a todos que no era solo una chica más, amante del violín.

No, a ella el violín la había elegido apenas nació. Su padre decía que fue como una imantacion automática, apenas tenía cuatro años cuando, antes de aprender a leer letras, su mente podía leer una partitura y reconocer tiempos, contratiempos, silencios y bemoles, fue una inspiración para la familia, un prodigio que nadie pensó que llegaría a existir entre ellos.

Sin embargo, el dinero no era suficiente para pagar un conservatorio, y a los diez dejó de tomar clases en el instituto de música porque su padre enfermó gravemente y la ayuda económica que recibían no podía cubrir más que lo esencial. Luego su padre mejoró, pero ella no quiso molestarlo y exigir más de lo que se le podía dar, pues tenía cuatro hermanos que también requerían de cosas para vivir y pagar una clase era sinónimo de quitarle un plato de comida a alguien y eso no estaba en los planes de Alex. Aún así, su sueño jamás menguó, siguió buscando y aprendiendo en internet, libros sacados de la biblioteca y tutoriales, cada día que pasó se dedicó a perfeccionar su técnica y, de vez en cuando, presentarse en algún festival, concurso de talentos o la misma calle. Porque tocar era lo que amaba y al mínimo indicio de que podría ser escuchada, ella decidía aprovecharlo, pues nunca se sabe cuándo será el día en que un caza talentos te descubra.

Luego de que alguien al escuchara en un festival de la escuela y la siguiera para volver a oírla en la parada de buses y en el bar donde trabajaba, se acercó a ella y le dió su tarjeta. Organizaron un reunión con sus padres y los directivos de la academia, Alex audiocionó luego de terminar la escuela secundaria y fue así como la seleccionaron para una beca completa en uno de los mejores conservatorios de música en París.

Lo sé, es como un sueño hecho realidad, cómo si Dios dijese "Es hora de bendecir a mi favorita" y así. Pero sin embargo, eso pasó.

Llegó a París y, aunque todo era muy nuevo la recibieron con mucho amor, hizo amigos y amores. Le costó un poco adaptarse a las clases, el idioma y los horarios tan diferentes, pero, en menos de dos meses ya tocaba como si hubiese estado allí dos años. Los maestros vieron gran potencial en ella y la galardonaron con palabras y ayuda, Alex prometía ser el mejor producto de aquella academia, todos la querían y creían en ella. Veían una nueva estrella naciendo y volviéndose cada vez más y más luminosa. No solo eso, veían en ella una persona dulce, cariñosa y de gran corazón. Se volvió una mega estrella en aquel lugar principalmente por su calidez y, cuando llegó a la cima de lo que sería su salto a la fama, algo pasó...

-- ¿Segura que te sientes bien para subir al escenario?-- pregunto Tatiana.-- si quieres puedo decirle a la directora que estás indispuesta, lo arreglaremos para otro momento. Alex, no lo sé...

Alex la miro y sonrió.
Si, era cierto, había pasado la tarde entera echada sobre el retrete del baño tratando de que las náuseas y los vomitos cesaran, sin embargo no lo había logrado con total éxito. Era inusual ya que nunca tenía náuseas antes de una presentación y ya llevaba años presentándose en diferentes lugares y eventos. Aunque sí que ese era un evento sumamente importante, pues un productor iría a verla esa noche y si le encantaba, Alex podría grabar un CD, salir en la tele y ser la nueva promesa de la música clásica. Era el día más soñado de toda su vida y más esperado de toda su carrera como músico, así que eso podría explicar su malestar y lo demás. Aunque no el aumento de peso, ya que un mes antes se había probado el vestido que traía y le quedaba a la perfección, aquel día, por el contrario, lo sentía un poco ajustado. Aunque también lo atribuyó al medicamento que le había pasado Tati, quizá tuvo alguna reacción adversa en su cuerpo que le ocasionó la hinchazón en el abdomen. Cómo sea, no dejaría que nada ni nadie arruinara aquel día, su sueño se haría realidad cueste lo que cueste.

-- Tranquila Tati, todo estará bien.-- tranquilizó a su amiga. Le dijo que iría al baño nuevamente y luego la vería detrás del escenario mientras ambas esperaban su turno para salir a escena. Tatiana era pianista, y aquel día compartirían una pieza que habían estado practicando durante meses con mucho esfuerzo.

Pero luego del tercer acto, Tatiana no encontraba a Alex por ningún lado, ya habían pasado más de veinte minutos de buscarla y ella no aparecía.

La encontró un compañero, detrás de los vestidores, inconsciente. Al parecer se había caído y había golpeado su cabeza contra un escalón.   La llevaron de urgencia al hospital y allí la trataron.

Alex había tenido mareos y algunos malestares que no tomó en cuenta. Su cuerpo había comenzado a trabajar el doble y, al no alimentarse bien, ella no le proporcionó los nutrientes que este necesitaba para llevar a cabo su labor. Así que  todo el esfuerzo extra y la falta de nutrientes se hizo presente en aquel momento pues porque ya no podía seguir igual y era mucha la carga. La doctora pidió hablar a solas con Alex ya que era una reconocida artista de la academia en aquel lugar, siempre estaban dando conciertos para recaudar fondos y hacer colectas tanto para el hospital general como para el materno-neonatal. Le dijo a Alex que tenía un embarazo de doce semanas, que aún estaba a tiempo de tomar la decisión de terminar con el mismo o seguir adelante, le comento que ella entendía y que, sea cual sea su decisión, no la juzgaría. La doctora era la madre de Tatiana, su amiga, así que le brindo su apoyo y eso, a Alex que estaba sola y lejos de su familia, le pareció un salvavidas en medio del mar desolado en el que se encontraba.
Agendaron  una cita unos dos días después, a la cual Alex no asistió porque estaba muy cansada y se quedó dormida.

Y, ¿Sabes qué? Creo que las cosas pasan por algo porque, gracias a que mamá no asistió a la cita, yo pude crecer y desarrollarme de los más bien en su pancita. Fue difícil pero, lo que mamá no sabía era que aún podíamos cumplir el sueño, solo que no lo haría sola.

Así fue, como la sinfonía de la vida de mamá, cambió.
Y déjame decirte que ahora suena mucho mejor diría yo ..














La Sinfonía De La Vida...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora