6.

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— Supongo que la aventura termina ahora.— dijo Vegetta mientras miraba como las gotas de lluvia caían cada vez con más fuerza en el césped.

A su lado, Foolish solo se preguntaba cómo es que una tormenta de tal magnitud se formó tan rápido y sin previo aviso.

Vegetta y Foolish estaban debajo de un gran y frondoso árbol en un intento de, sin mucho éxito, resguardarse de la lluvia.

— Tengo un cartel en mi mochila que nos permitirá viajar a mi casa o a la tuya. ¿Quieres ir conmigo o quieres que nos lleve a tu casa?

Foolish se lo pensó un momento y sopesó sus opciones.

Por un lado, podría ir a su pequeña casa de madera, que seguramente tendría goteras, e intentar aguantar la tormenta hasta que caiga un rayo en su casa y se incendie.

Por otro lado, podría ir con Vegetta a su casa, pasar tiempo con él divirtiéndose o haciendo lo que quiera el ojimorado en lo que durará la tormenta y tal vez un poco más, e incluso podría mejorar un poco este San Valentín si no se acobarda y decide revelar sus muy obvios sentimientos a Vegetta.

La respuesta es obvia.

— If you don't mind, I'd rather be at your house. Mine is wooden and-

— No tienes que decir más— dijo Vegetta mientras con un dedo silenciaba a Foolish —. Se lo que son las casas de madera en las tormentas. No te preocupes.

Vegetta sacó de su mochila un cartel y lo puso en el césped. Escribió en el cartel "Hogar" y le extendió su mano a Foolish. Foolish, sin entender, tomó la mano de Vegetta.

De inmediato todo lo que veía Foolish se puso borroso y empezó a dar vueltas. Y, segundos después, todo se restableció y Foolish ahora estaba de pie en la que suponía era la habitación de Vegetta. 

— Vegetta... What just happened? — preguntó Foolish con la voz temblando ligeramente por estar repentinamente cansado.

— Lo siento Foolish. Para poder viajar dos personas con los carteles tenemos que dar un poco de nuestra energía—  la voz de Vegetta sonaba tan cansada como se sentía Foolish —. Por eso teníamos que tomarnos de las manos.

Foolish soltó la mano de Vegetta avergonzado y miró hacia otro lado para que Vegetta no viera sus mejillas sonrojadas. No funcionó, pues el ojimorado vio como las orejas y el cuello de Foolish también se teñían de un bello tono rosado.

— Foolish, que talla eres? — preguntó Vegetta mientras iba hacia un armario integrado en la pared al lado de su cama y tomaba una camisa morada y un pantalón de chandal gris.

— Size? clothing size? Why the question?

— Porque si no lo has notado, cariño, ambos estamos mojados y la temperatura solo bajará por la lluvia hasta que nos cambiemos de ropa y encienda la chimenea.

Foolish se miró avergonzado a sí mismo y al pequeño charco de agua que había causado al no haberse movido desde que apareció en la habitación.

— I really don't know my size. I only buy clothes that fit me and that's it. I'm sorry for wetting your floor and-

— Foolish, no te preocupes por mi piso — Vegetta dejó sobre su cama la ropa que había tomado anteriormente y sacó una camisa y un pantalón comparativamente más grandes —. Esto debería valer. Eres más grande que yo así que creo que esto te quedará bien. Tu cámbiate aquí arriba mientras yo me cambio abajo.

Antes de Foolish poder decir algo, Vegetta ya había saltado hacia los cofres debajo de la habitación con la ropa que había dejado en la cama entre sus brazos.

San Valentín Donde viven las historias. Descúbrelo ahora