氏² [ NamJin ]

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Jin

—Oh dios mío, hay prensa esperándote —dijo Jisoo mientras el auto se detenía frente a la sede de la fiesta de pre-liberación de Corrupción de Ángel Caído.

Mientras miraba los vidrios polarizados del Mercedes, pude ver la alfombra roja que conducía al edificio, y a ambos lados, un número sorprendente de fotógrafos, reporteros y fanáticos, ninguno de los cuales esperaba, porque mierda, nunca había hecho esto antes. Sabía que habría gente de la industria dentro, pero ¿tenía que parar y hablar con ellos también?

—Sólo sonríe y se encantador —dijo Jisoo, como si pudiera sentir mis repentinos nervios—. Estarás bien. Y estaré justo detrás de ti.

—Mierda, estoy.... —Me sudaban las manos y me las limpié en los pantalones. ¿Por qué no me habían avisado? ¿Y por qué la MGA pensó que sería una buena idea tenernos a todos viajando por separado?

No tuve tiempo para pensar en eso, porque el conductor estaba abriendo la puerta, y a menos que quisiera pasar la noche escondido en el asiento trasero, necesitaba hacer un movimiento. Respiré profundamente y lo dejé salir de prisa, y luego salí del coche y me abotoné la chaqueta del traje cuando los flashes de la cámara me cegaron. Era todo lo que podía hacer para no entrecerrar los ojos bajo el asalto, y de alguna manera me las arreglé para sonreír y saludar antes de volver a ayudar a Jisoo a salir del coche.

Jisoo me agarró del brazo, y nos fuimos, parando cada pocos pasos para posar para las cámaras, fingiendo saber qué demonios estábamos haciendo. Mientras uno de los reporteros se acercaba, Jisoo me dio un apretón suave para tranquilizarme, pero no hubo preguntas duras y contundentes esta noche. Querían saber qué esperar del álbum, cómo me sentía al unirme a la banda y quién era la 'encantadora dama de mi brazo'. No se me escapó que una vez que presenté a Jisoo como mi hermana, las preguntas se dirigieron a mi vida personal, si era soltero, cuál era mi tipo de persona, y si estaba enamorado de una celebridad.

Sí, estoy enamorado de una celebridad, sin duda, pensé, cuando otro Mercedes se detuvo frente a la alfombra roja. Cuando la puerta se abrió, pude ver una cabeza oscura de pelo, demasiado familiar, y el aliento se fue de mi cuerpo.

RM salió del coche, claramente sin que le importara el código de vestimenta, porque llevaba un par de vaqueros y botas oscuras junto con una camiseta blanca y una chaqueta de cuero negra, y la memoria de él palideció ante la realidad. Hacía días que no lo veía, desde que me lo había follado en el techo de mi edificio, pero parecía que eran años. Dios, verlo en persona ahora me puso de vuelta allí, de vuelta a la forma en que yo había buscado castigarlo de la misma manera en que él me había castigado a mí. Claramente había sido un adiós si alguna vez hubo uno, lo cual se hizo más evidente a medida que pasaban los días y ninguno de los dos se acercaba al otro.