✧│shtup🔞

09; punish.

►lenguaje y descripción explícita y fuerte.
►situaciones extremas. no aptas para todo tipo de público.
►fisting/violencia física.
►ambientado en tortillaland.

spreen estaba mamado de toda la mierda que tenía que ver.

después que aquel hechicero de mierda llegó a spreenfield a vivir y hacer sus negocios de mierda, él no había podido estar tranquilo ni un segundo. tenía problemas con él, con su presencia y con su maldita forma de ser.

especialmente cuando se trataba de su novia, mayichi.

resulta que la asquerosa y extraña personalidad del mago consistía en tomar una enorme confianza de una forma demasiado rápida con cualquier persona que hablara con él como mínimo un segundo en el día. spreen sabía que juan era así, pero de haber sabido que su novia iba a terminar involucrada en la engaratuzadora forma de ser del chico ese, jamás hubiese permitido que llegase a vivir a spreenfield.

y es que, son muy buenos amigos. cuando mayichi no está con él por trabajo, estaba con juan. así era. cuando spreen buscaba a mayichi por todos lados y le preguntaba a alguien si la habían visto, todos le decían que estaba con juan el hechicero. mierda, estaba harto de todas esas pelotudeces. ¿podría categorizarse como alguien celoso? claro que no, pero las cosas tenían cierto límite y juan estaba cruzando el suyo.

spreen le iba a enseñar a estar lejos de mayichi por las malas.

por ello, ahora estaba en el mostrador de su pollería, mirando atentamente la mesa número cinco, específicamente donde se encontraban juan y mayichi comiendo felizmente algo de pollo de su restaurante. él encontraría el momento más oportuno para poder estar con juan y hacerle saber que su novia era suya y que él no tenía permitido pasar mucho tiempo con ella.

spreen sonrió.

cuando miró que juan se levantó y se dirigió hacia el baño, dejando sola a mayichi, spreen suspiró. era su oportunidad. los baños tenían seguros y si decidía finalmente una buena manera de alejar a juan de mayichi, entonces nadie podría interrumpirlos. y, aparte, era una gran ventaja ser el dueño del restaurante y único portador de las llaves que abren el baño. eso le sumaba muchos puntos a favor.

ignorando la mirada confusa de su novia, spreen se dirigió rápidamente al baño, cerrando con seguro una vez estuvo adentro. pudo asegurarse que nadie más que él y juan estaban adentro, puesto que el restaurante estaba mayormente vacío, al ser un jueves. casi nadie había, entonces todo estaba perfecto. no había nada de qué preocuparse en caso de cometer algún delito.

ㅡtsss, qué tal, hechicero de mierda. ㅡ

cuando spreen se dio la vuelta y, al hacerlo, se encontró a juan arreglando su pelo hacia abajo, mirando fijamente el espejo, él solamente pudo sonreír. a spreen le gustaba como no había una idea generar miedo en las personas. esos ojos... tan expresivos, aquellos que gritaban emociones... le encantaban. su alma se estremecía cada que se daba cuenta que él era la razón por la que eso sucedía.

ㅡhe-hey, spreen. ¿que tal, amigo? ㅡ

ㅡy, todo bien. sólo, encargándome de unos asuntos. ㅡ

spreen relamió sus labios coquetamente, antes de separarse de la puerta y acercarse al lavabo, justamente el mismo que juan estaba ocupando. él inclinó un poco su mirada, conectando esta con la confundida pero temerosa de juan. juan era bastante pequeño en comparación a él. era, meramente, más indefenso e inútil si se trataba de un combate cuerpo a cuerpo.

eso excitó demasiado a spreen.

ㅡoh, ¿sí? y... ¿qué tipo de asuntos? si se puede saber, claro. ㅡ