5. Invitación

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ㅡY, es todo un tema viste.

Para Heungmin las horas de jornada laboral se estaban volviendo tortuosas.

ㅡNo estás ayudando.ㅡ Se supone que recurrió a él para que le aconseje. Recostado en el respaldo de su silla miraba el techo recordando los ojos morochos más lindos que existen.

Quería verlo de nuevo.

ㅡSiento que te estás haciendo mucho la cabeza.ㅡ Sonny rodó los ojos, si iba a decirle lo mismo que Guesung ni siquiera lo habría intentado ¿Era tan difícil comprenderlo?

Desde el primer instante que Cristian tomó presencia en su vida supo que debía ser cuidadoso, lo supo cuando se encontró con su sonrisa galante, cuando se presentó con esa tonada cordobesa que encantó sus oídos, cuando estrechó su mano, un tanto más grande que la suya, y escalofríos bajaron por su espalda, era cautivadoramente peligroso. Y jura que lo intentó con todas sus fuerzas, pero quedó atrapado en el bamboleo de atardeceres y señales confusas.

Qué crueles eran los orbes de Cristian cuando le vislumbraban con aquél fulgor que le hacía sentir especial, dándole falsas esperanzas a su palpitar marchito.

Es decir, ¿Por qué se fijaría en él?

ㅡLo estás sobre-pensando de nuevo.ㅡ Emiliano estaba sentado en su escritorio, de piernas cruzadas con esa mirada seria que alguna vez logró intimidarlo.ㅡ Pensalo así; tu orientación no es incumbencia de nadie, y si algún papá tiene algún conflicto hubiera pensado dos veces antes de inscribir a su hijo en una escuela donde el director lleva más de quince años casado con otro hombre.

En eso tenía razón. Él nunca ocultó sus preferencias desde que llegó al país, se prometió no volver a hacerlo, pero el problema no era ser gay, el problema era estar interesado (para no decir completamente inmerso) en el cordobés, padre de su alumno.

¿Qué tanto lo juzgarían? ¿Debería volver a alejarse de todo?

Pronto sintió como las grandes manos del Dibu tomaban sus hombros, buscando contacto visual.ㅡ Prestame atención, che.ㅡ Cualquiera que no conociese a Emiliano diría que asusta, pero realmente es jodón y un muy buen tipo.ㅡ Además, ¿en tu salón no hay una parejita de chicos también?

Heungmin suspiró.

ㅡLa diferencia está en que ellos no son figura de ninguna institución, ni están mezclando trabajo con relaciones afectivas.

Otra vez sopa pensó Emiliano.

ㅡSi ibas a estar tan negado a las posibilidades, ¿Por qué me viniste a pedir consejos? ㅡ Son quedó aturdido ante la tosquedad de la pregunta. Punto para el Dibu.

Porque quizá no estaba buscando ayuda, tal vez solo quería oír un comentario lo suficientemente desmotivante para ponerle fin al latiente calor en su pecho. Quizá sólo estaba buscando una excusa para apagarlo y arrojar las cenizas a lo más profundo del océano, pero la esperanza almacenada en pétalos perfumados no se iba a marchitar tan fácilmente.

ㅡ¿Y qué si no soy digno de ese cariño? ㅡ Hombros caídos y la mirada en el suelo, la aflicción en su voz lo delató. Su mayor problema no era el qué dirán del resto, Heung-Min no se creía merecedor de Cristian ni de Valen, se sentía sucio y egoísta al desear un amor que no le pertenece, no era más que un intruso.

ㅡEy, ey, ey. No autorizo ese bajón de autoestima.ㅡ Emiliano se levantó del escritorio y de un palmadón enderezó su espalda.ㅡ Mira, salgamos a tomar algo después y nos despejamos, ¿te va, amor? ㅡ Terminó guiñandole burlón. Agh. Era tan molesto.

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Cupido usa crayónes • CutisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora