6. Éxito

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Yendo y viniendo a pasitos de puro cuarteto desde el baño hasta el comedor, tarareando la pegajosa melodía de Universo paralelo sin saber la letra por completo, usando la afeitadora de micrófono en la cocina, esperando al estribillo para gritarlo con fuerza porque de alguna manera le recuerda un poco a él. Su encuentro ni siquiera se había presentado formalmente como una 'cita' pero esa mañana todo tenía más color, la brisa de septiembre trae esperanza a los amores secretos, la felicidad contenida en polvo de estrellas resplandecía como nunca. Y ahí estaba preparando su mejor conjunto y buscando su botines más nuevos, esmerándose para lucir bonito aún cuando seguramente iba a terminar sudado y lleno de barro.

ㅡ¡Pa, los encontré! ㅡ Después de revolver toda la casa Valen corrió hasta él con la caja que faltaba. Su bebé por supuesto que también estaba arregladito; estrenando su camiseta nueva y el perfume que le regaló la abuela. El buen humor colmando cada rincón de la casa más la emoción del pequeño por reunirse con sus personas favoritas ¿qué más podía pedir? Usualmente los fines de semana eran sus días libres como cupidito part-time pero todo indicaba que hoy haría horas extra.

El timbre sonó anunciando la llegada de Nahuel y Lisandro, el coreano dijo que podía invitarlos también y ellos claramente no iban a negarse, cualquier oportunidad para molestar a Cristian con su repentino enamoramiento era bienvenida.

ㅡPermisoooo.ㅡ Un enérgico Nahuel se hizo presente.ㅡ ¿Qué tal? Con Licha te prendimos un sahumerio en casa para las buenas vibras.

ㅡY para que te animes un poco a encarar.

Eran expertos en acabar con su paciencia.

ㅡSon unos culia-...ㅡ No puede decir barbaridades frente a su pequeño.ㅡ Tontos.

Aunque debía admitir que existía una ínfima chispa de ilusión dentro de su alma, es decir, Heungmin había decidido invitarlo a él.

A pasar un día juntos.

Fuera.

A él.

Y no había manera de evitar sentirse especial, como aquella vez que le confesó ser su favorito o cuando en esas tardes el coreano se quedaba unos minutos sólo para charlar un rato más. Un sentimiento tan hermoso como abrumador, porque la incertidumbre no le permitía acercarse como le gustaría, dedicándose a admirar desde una esquina esa sonrisa que podría iluminar toda su eternidad.

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LLegaron a la hora acordada, Valen llevó su propia pelota para poder jugar también, muy contento se adentró al barcito y el primero en recibirlo fue Emiliano quien ya no daba tanto miedo, es más, cuando se cruzaban en los recreos el mayor solía regalarle alguna golosina.

ㅡ¡Amigazo! ㅡ Soltó la mano de su papá y fue hasta su nuevo amigote para chocar los cinco. Se acercaron al grupo de hombres compartiendo mate, facturas y sanguchitos de miga, la cosa sana, pero la atención de Cristian estaba enfocada en otra cosa, no veía a Heungmin junto a ellos.

En la mesa Emiliano los introdujo al diverso grupo con una energía desbordante, con total confianza como si se conocieran de siempre comenzó a presentarlos uno por uno empezando por Paulo quien se encontraba en la punta más alejada de la mesa en una llamada con su novia mientras sus amigos lo tachaban de pollerudo, cosa que quedó en evidencia cuando le escuchó decir "Sí amor, después del partido voy para tu casa", aún así el chico les dirigió una sonrisa en forma de saludo, siguió por Rodri, Ota y Lean quienes parecían los más ruidosos de la mesa burlándose de las palabras de Paulo y contagiando al resto con sus risas estruendosas, por último estaba Lautaro o Toro, dueño del lugar que los saludó con un gesto y dijo "Les convidaría el mate pero no sé qué le puso el tarado de Rodri que quedó intomable". La buena onda del ambiente era renovadora y le hacía sentir cómodo, Cristian no acostumbra a relacionarse con mucha gente a diferencia de los caraduras de Lisandro y Nahuel que al segundo que los descuidó ya se habían acoplado al trío ruidoso a desbaratar los sanguches de miga.

Cupido usa crayónes • CutisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora