7. Sanar

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Un bocinazo le hizo voltear. "Hasta mañana, profe Son" Valentino se despedía moviendo sus manitas tras la ventanilla del auto, sonrió con ternura devolviendo el saludo. Llegar a casa nunca antes se había sentido tan gratificante, danzando por las escaleras al compás de la dulce sonata de un amor correspondido. Luceros ensoñadores sumergidos en un momento en el tiempo, aquel donde el amor floreció bajo un dorado atardecer, Heungmin se sentía en las nubes. Cerró la puerta del departamento y dejó escapar su alma en un gran suspiro, jamás imaginó que podría sentir tanto.

Acomodó sus zapatos en la entrada y se lanzó de lleno a la cama. Esa tarde Valen eligió la playlist para el viaje, según entendió eran canciones de Floricienta, un programa que de vez en cuando miraba con su tío Nahuel y aunque al principio Cristian parecía oponerse a la idea, en el instante que comenzó a sonar 'Y la vida' olvidó por completo su disgusto para corear el estribillo, contemplandolo con destellos como si quisiera dedicarle cada verso, una escena tan graciosa como adorable que colmaba su alma de alegría.

Tomó su celular y buscó rápido entre sus contactos; uno, dos y tres tonos de espera.

¿Yeoboseyo? ㅡ Una voz somnolienta lo recibió tras la línea. Claro, había olvidado la diferencia horaria.

ㅡLo siento, te desperté.

ㅡ¡Hyung! ㅡ El tono de Guesung cambió completamente volviéndose más animado.ㅡ Más vale que despertarme a esta hora valga la pena, te recuerdo que las llamadas internacionales son demasiado costosas como para que no me traigas novedades.

Por supuesto que había novedades. Luego de aquel día fue una explosión de constelaciones que debilitó sus miedos. Lunes terminando su jornada y Cristian le ofreció llevarlo hasta casa, la timidez cosquilleó en sus cachetes sonrojados, se negó con la excusa de no querer molestar, pero el cordobés era tan terco que acabaron por acompañarlo en su espera por el colectivo. Así pasaba sus tardes, con Valentino hablando de su día y cualquier cosa que cruzara su mente, Cristian diciendo "dejalo pasar, enseguida viene otro" y él cediendo con tal de no perder ni un segundo a su lado. Fue un día donde la lluvia repentina arremetió la ciudad cuando Romero ni siquiera le dejó opción, sacándose la campera para usarla de paraguas, invitándolo a cubrirse junto a ellos. Los tres corrieron hasta el auto intentando refugiarse bajo la prenda de cuero, entre risas y un nene de ojitos constelados que atrapó sus manos.

ㅡDesde entonces vuelvo con ellos a casa.

ㅡVeo que ya me cambiaste.ㅡ Bromeó con celos fingidos.ㅡ Me alegro por ti. Pareces feliz.

Son debía admitir que al principio tuvo miedo de que Cristian se desentendiera de todo y fingiera que nunca pasó, no sería la primera vez, pero al final el cordobés disipó todas sus dudas convirtiéndolas semillas de dientes de león perdiéndose en la brisa. Del otro lado de la línea Guesung hablaba sin parar de sus días en Corea, sus ganas de dejar la universidad y conseguir una esposa rica. Realmente extrañaba su compañía.

ㅡSung...ㅡ Era cuestión de tiempo.ㅡ ¿Puedes decirme cómo están ellos?

El corazón se le estrujó con fuerza. Ambos sabían que era cuestión de tiempo para que la pregunta estallara dejando melancolía entre sus cenizas.

ㅡEllos...ㅡ No sabía cómo responder. Heungmin sentía que estaba a punto de olvidar la voz de su padre.ㅡ Están igual que siempre.

Silencio y heridas que nunca terminaron de suturar. Guesung tomó el valor y preguntó:

ㅡ¿Aún no ha llamado? ㅡ Había pasado casi un mes de la última vez que habló con su madre. Discutieron por su culpa, el desgaste emocional fue más fuerte esta vez, se dijeron cosas que no debían, que no sentían.

Cupido usa crayónes • CutisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora