Dos

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Hace tres días 

Pete mantiene la vista fija en la carretera mientras conduce a través de la oscuridad, el estribillo de Blueprint comienza a ser cantado por el rubio que va sentado en el asiento del copiloto y que observa las calles pasar a través de las ventanas.

— Suficiente — espeta Pete y apaga la radio. Tweek solo observa al mayor. — Hace que me sienta estresado. Perdón— El rubio solo asiente.— Y... ¡Mierda! Olvidamos los obsequios— dice, golpeando el tablero de mandos con su mano para después, pasar está por su cabello rojo.

— Tranquilo, estoy seguro de que tus padres no tendrán algún problema si les decimos que lo dejamos en casa— Habla Tweek.

— ¿Siquiera conoces a mis padres? — Bufó Pete. — Tendremos que improvisar y comprar algo en una tienda.—

— Está bien.— Responde Tweek y vuelve su vista hacia la ventana de nuevo. Está demasiado cansado como para comenzar una discusión con el chico a su lado.

Ambos dirigen su ruta hacia la joyería más cercana. El tiempo vuela al comprar los obsequios y más rápido de lo que se imaginan, ambos divisan la gran mansión que se alza imponente a solo unos metros.

Tweek se siente intimidado y nervioso ante la idea de ver de nuevo a los mayores, sobre todo a la mamá de Pete, pues es sabido que para nada es de su agrado.

— Llegamos— Anuncia Pete mientras se desabrocha el cinturón de seguridad, el rubio copia la acción y en un abrir y cerrar los ojos, ambos están frente a la puerta siendo abierta para permitir su ingreso. Una de las criadas los saluda con una sonrisa e indica que la sigan hasta el salón.

La pareja arregla un poco su ropa y siguen a la chica tomados de la mano. Las risas y conversaciones son más claras a medida que se acercan, Tweek da un apretón a Pete para animarle y hacerle saber que todo va a estar bien.

Al doblar el pasillo, la pareja tiene una vista de las personas que están ya en el lugar.

En el sillón de la derecha están sentados el señor y la señora Thelman. La dama está ataviada con joyas de todo tipo, tan brillantes y pulcras que podrían dejar ciego a uno; su vestido de cóctel es de un tono ciruela y se ciñe perfectamente a su cuerpo. A pesar de que ya es mayor, Victoria se conserva en buena forma, lo cual le ayuda a aparentar menos años de lo que en verdad tiene. Por otra parte, el señor August está vestido con un traje negro y de moño. La cabellera negra a penas y presenta una que otra cana.

En el sillón de la izquierda está Henrietta, la hermana mayor de Pete junto a su querida esposa, Bárbara. Ambas irradian felicidad y amor, haciendo a los padres de Pete hincharse de orgullo.

— Niños, hola. — Vocifera el señor Thelman, levantándose para abrazar a Pete y besar la mejilla de Tweek.

— Señor Thelman— Dice Tweek. — Señora Thelman— Victoria no se levanta, solo asiente con la cabeza y examina el conjunto del rubio.

— ¡Hermano! — Los ojos de Henrietta se iluminan al ver a Pete y rápidamente se acerca para estrecharle entre sus brazos.

Tweek y Bebe intercambian saludos y una sonrisa discreta ante la escena tan linda de sus parejas.

— Me alegra que hayan podido venir — Dice Henrietta — Espero que el tráfico no haya sido demasiado horrible.—

— Estuvo bien — Responde Pete mientras se acomoda en uno de los sillones restantes junto a Tweek. — Hemos traído regalos. Espero sean de su agrado—

La pareja entrega las cajas a los presentes, quienes los reciben com entusiasmo y dan las gracias, a excepción de la pareja más grande.

— Ajá — Remarca August, observando el reloj que contenía la caja.— Las incrustaciones de rubí son una interesante característica.— Observa, su tono condescendiente y crítico.

afterglow. 𓉸ྀིDonde viven las historias. Descúbrelo ahora